domingo, 27 de mayo de 2018

En 2045 casi una cuarta parte del mundo estará obesa - DiarioMedico.com

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CONGRESO EUROPEO DE OBESIDAD

En 2045 casi una cuarta parte del mundo estará obesa

La obesidad y la diabetes tipo 2 se presentan como las grandes epidemias con las que habrá que luchar en el futuro. Y las perspectivas no son nada halagüeñas. De continuar con las tendencias actuales, en 2045 el 22 por ciento de la población estará obesa y el 12 por ciento padecerá diabetes tipo 2.
Miguel Ramudo. Viena   |  24/05/2018 09:00
 
 
Obesidad, factor de riesgo
La obesidad es uno de los principales factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, que es la primera causa de muerte en los países desarrollados, por delante del cáncer. (UGR)
Uno de los grandes problemas de salud a los que nos enfrentamos en un futuro a medio plazo es el de la obesidad. Viena está acogiendo estos días el Congreso Europeo de Obesidad, en donde se están presentando las últimas novedades e investigaciones en este campo. Y lo cierto es que las perspectivas de futuro son inquietantes ante un problema que no deja de crecer.
Así se desprende de un estudio presentado por Alan Moses, director médico de Novo Nordisk, de Søborg, en Dinamarca, en el cual se destaca que en caso de continuarse con las tendencias actuales, en el año 2045 la tasa de obesidad global mundial alcanzará el 22 por ciento, un 8 por ciento más que en 2017. Este estudio también predice que para el mismo año la diabetes tipo 2 afectará al 12 por ciento de la población mundial, un 3 por ciento más que ahora.
Los datos de población de todos los países del mundo se obtuvieron de la Colaboración de factores de riesgo de enfermedades no transmisibles (una base de datos de la OMS). Para cada país, la población se dividió en grupos de edad. Desde 2000-2014 la población en cada grupo de edad se dividió en categorías de índice de masa corporal (IMC). Para cada país y grupo de edad, se proyectó la proporción de personas en cada clase de IMC. Luego se aplicó el riesgo de diabetes para cada edad y el grupo de IMC, lo que permitió estimar la prevalencia de la diabetes en cada país cada año. La prevalencia para cada país se calibró para coincidir con las estimaciones regionales de la Federación Internacional de Diabetes, tomando en cuenta las diferencias en el modo de vida, la nutrición y la disposición genética para la diabetes.
"Los números que hemos obtenido subrayan el asombroso desafío que enfrentará el mundo en el futuro en términos de la cantidad de personas que son obesas, o tienen diabetes tipo 2, o ambas cosas a la vez. Además de los desafíos médicos que estas personas deberán enfrentar, los costos para los sistemas de salud de los países serán enormes", dice Alan Moses. "Se prevé que la prevalencia mundial de la obesidad y la diabetes aumente dramáticamente a menos que la prevención de la obesidad se intensifique significativamente". El desarrollo de programas globales eficaces para reducir la obesidad ofrece la mejor oportunidad para desacelerar o estabilizar la prevalencia insostenible de la diabetes.
Y es que aunque los investigadores del estudio reconocen que llevar a cabo acciones inmediatas no revertirá rápidamente los porcentajes de obesidad y diabetes tipo 2, es necesario empezar a trabajar ahora para lograr invertir estas tendencias. Así, consideran necesario que para conseguir que la diabetes tipo 2 no supere el 10 por ciento en el 2045, será necesario que el porcentaje de obesidad se reduzca desde el 14 por ciento actual al 10 por ciento.
Es evidente que estos porcentajes son generales y que deben adaptarse a la realidad de cada país. Estos muestran tendencias individuales y deben tener sus propios objetivos. Por ejemplo,si continúan las tendencias actuales en Estados Unidos, la obesidad aumentará del 39 por ciento en 2017 al 55 por ciento en 2045, y las tasas de diabetes del 14 al 18. Para mantener las tasas de diabetes en los Estados Unidos estables entre 2017 y 2045, la obesidad debe caer del 38 por ciento actual al 28. "Cada país es diferente en función de las condiciones genéticas, sociales y ambientales únicas, por lo que no existe un enfoque de 'talla única' que funcione. Los países deben trabajar en la mejor estrategia para ellos".

¿Dieta vegetariana como solución?

Sin embargo no todo son mensajes catastrofistas y en Viena también hay espacio para las soluciones. Y una de ellas parece ser la dieta vegetariana, aunque no se siga de una forma estricta. Hasta ahora las evidencias sugerían que las dietas veganas o vegetarianas con alto contenido de vegetales y que eliminan la totalidad o la gran mayoría de los productos de origen animal pueden reducir el riesgo de desarrollar obesidad. Sin embargo, se sabía poco acerca de cómo los diversos grados de adherencia a una dieta basada en vegetales más allá de una estricta dieta vegetariana o vegana influía sobre el sobrepeso.
Para investigar esto, Zhangling Chen y otros investigadores de Erasmuc MC Rotterdam, en los Países Bajos, examinaron la asociación entre diferentes niveles de dieta basada en vegetales e índice de masa corporal (IMC), circunferencia de la cintura, índice de masa grasa (peso de la grasa en relación con la altura) índice de masa libre de grasa y porcentaje de grasa corporal a largo plazo en 9.641 adultos de mediana edad y ancianos un estudio en curso en la población de los Países Bajos.
Los datos dietéticos se recogieron utilizando un cuestionario detallado de frecuencia de alimentos al comienzo de cada una de las tres subcohortes (1989-1993, 2000-2001 y 2006-2008). A partir de eso, los investigadores crearon un índice de dieta basada en vegetales para puntuar el grado de alimentos de origen vegetal frente a los alimentos de origen animal para cada participante. Los participantes obtuvieron puntuaciones positivas por consumir alimentos a base de vegetales, como nueces, frutas y verduras, y obtuvieron puntuaciones negativas al comer alimentos de origen animal como carne, productos lácteos y pescado. Un puntaje más alto indicaba una mejor adherencia a una dieta alta en alimentos de origen vegetal y baja en productos de origen animal.
El resultado del estudio sugiere que una dieta más basada en plantas y menos basada en animales, más allá de la estricta adhesión a las dietas veganas o vegetarianas, puede ser beneficiosa para prevenir el sobrepeso o la obesidad en las poblaciones de mediana edad y ancianos. "En otras palabras, consumir una dieta basada en vegetales para proteger contra la obesidad no requiere un cambio radical en la dieta o una eliminación total de la carne o los productos de origen animal. En cambio, se puede lograr de varias maneras, como la reducción moderada del consumo de carne roja o comer algunas verduras más. Esto respalda las recomendaciones actuales para cambiar a dietas ricas en alimentos vegetales, con bajo consumo de alimentos de origen animal" explica Zhangling Chen.

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