viernes, 6 de abril de 2018

Una sala confort reduce medidas coercitivas en pacientes psiquiátricos agudos - DiarioMedico.com

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ESTUDIO ESPAÑOL

Una sala confort reduce medidas coercitivas en pacientes psiquiátricos agudos

Una investigación llevada a cabo por profesionales del Hospital Santa Lucía de Cartagena, en Murcia, concluye que instalar una sala confort en los servicios hospitalarios de Psiquiatría podría reducir el uso de métodos coercitivos como el aislamiento y la contención física.
Estudio del Hospital Santa Lucía   |  06/04/2018 11:39
 
 

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Ana Marín Martínez, Aitziber García Martínez de Estarrona, Sara Diez Galerón, María del Carmen Hernández García, Manuel José Sánchez Ruiz y Laura Belinchon
Equipo de Psiquiatría en el Hospital Santa Lucía de Cartagena, en Murcia. Abajo: Manuel José Sánchez Ruiz y Laura Belinchon. Arriba: Ana Marín Martínez, Aitziber García Martínez de Estarrona, Sara Diez Galerón y María del Carmen Hernández García. (Hospital Santa Lucía)
  • Ana Marín Martínez, Aitziber García Martínez de Estarrona, Sara Diez Galerón, María del Carmen Hernández García, Manuel José Sánchez Ruiz y Laura Belinchon
  • Encarna Guillén, Francisco Agullón. Sala confort psiquiátrica
Instalar una sala confort en los servicios hospitalarios de Psiquiatría podría ayudar a reducir el uso de métodos coercitivos como el aislamiento y la contención física, hoy día protocolizados en este tipo de unidades asistenciales para controlar cuadros de agitación o de comportamientos violentos en pacientes psiquiátricos agudos.
Así lo determina un estudio llevado a cabo en el Hospital Universitario Santa Lucía (HUSL) de Cartagena tras diseñar y planificar en su Servicio de Psiquiatría una sala pionera, en consonancia con las nuevas recomendaciones de la OMS o de la Sociedad Española de Neuropsiquiatría.
  • La inversión para la sala ha ascendido sólo a 1.800 euros
El diseño de esta sala confort, cuyo equipamiento ha supuesto una humilde inversión (en torno a los 1.800 euros), permite reducir el estrés, la agitación y/o la agresividad de los pacientes a través de los sentidos mediante estímulos visuales, auditivos, olfativos y táctiles.
Su principal objetivo es "enseñar a los pacientes a explorar estrategias para afrontar de manera saludable el estrés y disminuir sus conductas agresivas sin necesidad de utilizar la contención física o el aislamiento", según Laura Belinchón, responsable del Servicio de Psiquiatría en el HUSL.
Para ello se ha equipado una habitación que anteriormente sólo disponía de dos camas con elementos y materiales físicamente cómodos que favorezcan una atmósfera adecuada para que los profesionales utilicen técnicas de contención verbal antes de llegar a las de contención física.
Aunque de uso común hospitalario para casos agudos, las medidas coercitivas están siendo cada vez más desestimadas por las asociaciones profesionales y de usuarios de salud mental, que reivindican un trato más humano y que se utilicen alternativas a la contención mecánica.

No es aislamiento

En 2017 la OMS recomendó dos estrategias terapéuticas para estos pacientes: el desescalado verbal y las "salas confort", considerando estas salas confortables "como santuarios de control del estrés que permiten a las personas experimentar sentimientos con límites aceptables".
Y advierten que estas habitaciones deberían utilizarse siempre con el consentimiento de la persona, incluso los profesionales pueden sugerir y enseñar a sus pacientes que las utilicen ellos solos como un lugar donde poder calmarse y reducir su propio estrés. Pero nada que ver con una habitación de aislamiento, incluso el personal sanitario puede utilizarla para descanso o relax.
Así se desprende de la experiencia del hospital cartagenero presentada recientemente en la Conferencia de la Restraint Reduction Net Work, un foro internacional para la reducción de medidas de contención que tuvo lugar en Birminghan (Reino Unido). A punto de cumplir un año desde su puesta en marcha el equipo de salud mental ya ha hecho la evaluación de los primeros siete meses con resultados preliminares que beneficiarían tanto a pacientes como a los profesionales.
  • En los siete meses evaluados se han registrado 111 intervenciones en 93 usuarios
En la unidad de agudos del Servicio de Psiquiatría del HUSL la sala se ha utilizado de forma individual y en grupos de 3 a 4 personas. En los siete meses evaluados se han registrado 111 intervenciones en 93 usuarios, de los que 51 eran mujeres, la mayoría de ellos en franjas de edad entre 36 y 55 años.
Aunque los diagnósticos clínicos son variados los motivos más frecuentes para utilizar la sala confort fueron la ansiedad/inquietud (75 casos), la demanda del paciente (41), síntomas depresivos (16) o la pre agitación (15). Las terapias o estrategias que se utilizaron principalmente fueron musicoterapia (80) y relajación (79), seguidas de aromaterapia (41), contención verbal (34), la propia elección del paciente (12) y terapia lumínica (8).
En la valoración de los usuarios destaca que 40 dieron un 10 a su experiencia en la sala, 12 un 9, y sólo 3 pacientes puntuaron por debajo de 5. Y en la de los profesionales el 69 por ciento valoró con un 10, y ninguno lo hizo por debajo de 7. La ansiedad reportada por 60 pacientes después de la intervención se situaba por debajo del nivel 2, mientras que antes de ir a la sala 66 usuarios se situaban en niveles 4 y 5.

Mejor relación personal

"La primera y principal mejora en la calidad es el trato más humano y éticamente profesional al paciente psiquiátrico que se va construyendo alrededor de este proyecto", subraya Aitziber García, supervisora de la unidad y copromotora de la sala, inspirada en algunas experiencias norteamericanas. "También los profesionales que hemos incorporado esta práctica a los cuidados diarios hemos experimentado un cambio de mentalidad y un aumento de autoestima al comprobar los efectos de la propia habitación y de nuestra intervención en ella", señala esta enfermera especialista en salud mental.
Al evaluar los resultados con los indicadores previstos el equipo también ha observado algo más difícil de medir: que la relación del profesional con el paciente tras el uso de la sala cambia, que la bata blanca ya no representa una amenaza, sino un profesional en quien confiar, lo que facilitaría las intervenciones en futuras crisis. Sin embargo reconocen que hacen falta más evaluaciones para saber si se reducen considerablemente las contenciones físicas. Según estos profesionales el modelo no sería solo aplicable a unidades psiquiátricas de agudos, sino también a urgencias psiquiátricas.

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