sábado, 14 de abril de 2018

Los sordos no escuchan el peligro - DiarioMedico.com

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CIENCIA INÚTIL

Los sordos no escuchan el peligro

Un estudio del Hospital Brigham and Women, de Boston, que se publica en JAMA Otolaryngology, analiza el riesgo de lesión con la merma de la capacidad auditiva.
por José R. Zárate. Subdirector   |  01/04/2018 10:00
 
 

sordera
Los accidentes involuntarios representan alrededor del 5 por ciento de las muertes en los países desarrollados y millones de visitas a urgencias. Uno de los factores que contribuye a ellos es la pérdida de audición, según ha detectado un estudio realizado por investigadores del Hospital Brigham and Women, de Boston, que se publica este mes en JAMA Otolaryngology. A diferencia de los buenos oyentes, cuyas lesiones son sobre todo laborales, los deficientes auditivos tropezarían más en actividades asociadas con el ocio.
Para comprobar si la falta de oído tiene algo que ver con los accidentes, el equipo de Neil Bhattacharyya utilizó el conjunto de datos de la National Health Interview Survey, una muestra representativa de la población estadounidense. El estado auditivo se autoclasificó como "excelente", "bueno", "un poco problemático", "audición moderada", "muy problemático" y "sordo". La principal variable de resultado fue la aparición de lesiones accidentales en los últimos tres meses. El tipo de lesión se clasificó como relacionada con la conducción, con el trabajo o con el tiempo libre/deporte. La prevalencia de lesiones accidentales se calculó y analizó en función de la edad, sexo, estado civil, nivel educativo, etnia, raza y oído de los participantes. Los encuestados registraron 6,6 millones de lesiones. Uno de cada seis confesó una capacidad auditiva mermada. Los que padecían serios problemas tuvieron 1,9 veces más probabilidades (el doble) de sufrir algún tipo de lesión que aquellos con audición excelente. El estudio concluye que hay una mayor tasa de lesiones accidentales, sobre todo durante el tiempo libre, entre los que no perciben con claridad un bocinazo, un aviso de atención, los ladridos de un perro o los pitidos de la olla exprés. Además, recuerdan los autores por si hubiera dudas,"la tasa de lesiones aumentó constantemente a medida que empeoraba la sordera. Y vimos también que las personas duras de oído no consideran que las actividades de ocio sean una ocasión de alto riesgo para sufrir accidentes. En última instancia, la pérdida de audición puede ser más importante de lo que uno podría pensar".
Algún sentido tendrían que tener las orejas, además de sujetar las gafas.

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