Redacción. Madrid | 03/08/2017 17:00
Investigadores del
Instituto Karolinska han revelado un estudio que determina que las personas que toman los
inhibidores de la bomba de protones (IBP) para el reflujo ácido del estómago corren un
mayor riesgo de enfermedad crónica renal que aquellos que toman antagonistas de los receptores H2 para la misma patología.
Proyectos previos los que sugirieron que los IBP podrían estar asociados con un mayor riesgo de enfermedad renal. En el caso de este último, los científicos del Instituto Karolinska compararon el riesgo de daño renal en la toma de IBP con los menos potentes antagonistas de los receptores H2. El estudio de observación se llevó a cabo sobre 100.000 usuarios a largo plazo de los IBP de Estocolmo y, poco menos de 10.000, a largo plazo de los antagonistas de los receptores H2.
Los resultados reflejaron que los usuarios de IBP tenían un riesgo mayor al 26 por ciento de desarrollar una enfermedad renal crónica, en comparación con los antagonistas de los receptores H2, además de que también había una correlación entre el IBP y la enfermedad renal aguda. El riesgo de daño renal también aumentó con la dosis más alta tomada. El equipo subraya que el estudio sólo indica correlación y no implica causalidad. Sin embargo, dado que millones de personas toman estos medicamentos todos los días, una reacción adversa relativamente rara puede afectar a un gran número de personas.
"Los médicos necesitan sopesar los pros y contras mucho más al prescribir los IBP, revisando periódicamente la necesidad de continuar con el tratamiento", ha dicho Juan Jesús Carrero, autor principal de la investigación y docente del Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística de Instituto Karolinska. "Muchas personas toman IBP durante años y sin una indicación clara, estos fármacos no deben ser tomados si no son necesarios. Debe ser contemplada la posibilidad de utilizar, en su lugar, un antagonista de los receptores H2", ha concluido Carrero.
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