martes, 29 de agosto de 2017

Los cardiólogos piden que se pierda el miedo a usar los DEA

Los cardiólogos piden que se pierda el miedo a usar los DEA



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Los cardiólogos piden que se pierda el miedo a usar los DEA

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El desfibrilador externo automatizado (DEA) es la única posibilidad de salvar a una persona que ha tenido una muerte súbita o para cardiorrespiratorio.
Aunque una gran parte de la población cree que un desfibrilador externo automatizado (DEA) puede ser peligroso, la realidad es que justamente lo que nunca va a hacer es matar a nadie. Cuando se produce una muerte súbita, las posibilidades de sobrevivir son prácticamente nulas si no hay un DEA cerca. Por ello cuantos más desfibriladores haya instalados mejor, incluso en poblaciones muy pequeñas, como fue el caso de Sant Jaume de Frontanyà, el pueblo más pequeño de Catalunya con tan solo 30 habitantes, pero con una zona de paso de excursionistas. "Su alcalde se empeñó en poner un desfibrilador en el pueblo y tres meses más tarde salvó la vida de un excursionista", explica el Dr. Ramón Brugada, del Hospital Universitario de Girona Dr. Trueta y uno de los autores de un estudio presentado en el Congreso Europeo de Cardiología.
La mayoría de estos dispositivos de cardioprotección están en poblaciones urbanas. Los hemos visto en hoteles, centros comerciales, aeropuertos, centros deportivos, farmacias, mercados, estaciones de transporte e incluso en salas de fiestas. Pero en el año 2011, la Diputación de Girona, a través de su organismo de Salud DIPSALUT, quiso instalar estos dispositivos fijos en todos los 221 municipios de la provincia, por pequeño que fuera el municipio. Después de hacer una valoración, en la que participó la Facultad de Medicina de la Universidad de Girona, se calculó que se tenían que colocar unos 600 DEA fijos, además de los desfribriladores móviles, lo que equivalía a 1 por cada 1.500 habitantes, lo que ascendió a un total de 747 desfibriladores.
"Estos desfibriladores están conectados a los servicios de emergencias médicas y recogen todos los datos, y por lo que hemos podido comprobar han salvado la vida a personas que habían tenido arritmias y que la descarga eléctrica les ayudó a recuperar el ritmo normal, el pulso y la respiración y pudieron ser trasladados al hospital para acabarles de tratar. Sin el desfibrilador hubiesen muerto sin ninguna duda", indica el especialista.
Desde el año 2011 cualquier persona, incluso sin formación, puede usar un desfibrilador en caso de una emergencia médica. "Conseguimos cambiar la ley porque hasta entonces no se podía utilizar un desfibrilador si no tenía una formación específica. Esto ha permitido que la gente le haya perdido el miedo al desfibrilador", añade el especialista.

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