martes, 3 de enero de 2017

El ejercicio físico en pacientes pediátricos con tumores sólidos mejora su fuerza muscular - DiarioMedico.com

TAMBIÉN SU ENERGÍA Y LA TOLERANCIA A LA QT

El ejercicio físico en pacientes pediátricos con tumores sólidos mejora su fuerza muscular

Una investigación del Hospital Niño Jesús, la Universidad Europea de Madrid, el Instituto de Investigación Doce de Octubre y el Hospital La Paz declara que el entrenamiento intrahospitalario con pacientes pediátricos con tumores sólidos que están recibiendo quimioterapia mejora su salud general.
Covadonga Díaz. Oviedo | dmredaccion@diariomedico.com   |  03/01/2017 00:00
 
 
gimnasio intrahospitalario
De izquierda a derecha: Elena Santana Sosa, entrenadora del programa, Julio Rubén Padilla, segundo autor, y Carmen Fiuza Luces, primera autora, en el gimnasio intrahospitalario con una de las pacientes participantes en el estudio. (DM)
El ejercicio físico a través de un programa de entrenamiento intrahospitalario en pacientes pediátricos con tumores sólidos en tratamiento con quimioterapia consigue mejorar su estado de salud general, incrementando su fuerza y masa muscular.
Esta es una de las principales conclusiones de una investigación llevada a cabo por el Hospital Niño Jesús, la Universidad Europea de Madrid, el Instituto de Investigación Doce de Octubre y el Hospital La Paz, y que se puso en marcha con el objetivo de ver los efectos del ejercicio físico en pacientes pediátricos. El trabajo ha sido galardonado con el Premio Nacional de Investigación en Medicina del Deporte que convoca la Universidad de Oviedo, con el patrocinio de Liberbank.
El reclutamiento de los pacientes duró tres años debido a que la incidencia de tumores sólidos en la infancia no es alta. El programa de entrenamiento intenso comenzaba al inicio del tratamiento con quimioterapia con el objetivo de ver su efecto en la capacidad funcional y respuesta inmune de los pacientes, según señala Alejandro Lucía, profesor de la Universidad Europea de Madrid, y autor sénior del trabajo.
Para la realización del mismo se seleccionaron 25 niños incluidos en el programa de intervención y otros tantos en el brazo control, todos con ellos con una edad entre 4 y 18 años. El entrenamiento, con una duración de 19 semanas en promedio, consistió en la realización de tres sesiones semanales de una hora y media de duración cada una de ellas de ejercicio aeróbico y ejercicio de fuerza.
El entrenamiento se mantuvo incluso en los casos en los que los pacientes debían estar aislados por encontrarse neutropénicos y no podían acceder al gimnasio, con un programa de entrenamiento alternativo que sí podían desarrollar en su habitación, "utilizando para ello bicicletas estáticas y mancuernas con todo el material esterilizado en vez de las máquinas convencionales", explica Alejandro Lucía.
El programa de entrenamiento al finalizar el ensayo se reveló seguro al no haberse registrado ningún efecto adverso, con un aumento de la fuerza estadísticamente significativo. "Vimos que en el brazo control la condición física general de los niños empeoraba como consecuencia de la quimioterapia y en cambio en los pacientes sometidos a entrenamiento mejoraba, aumentando su fuerza y masa muscular en torno a un 25%, y también su energía, sin que la función inmune se viera alterada".
"Este último aspecto era importante porque el ejercicio físico consume energía y el sistema inmune necesita mucha energía para funcionar adecuadamente. No vimos que la energía que se necesita para ambas tareas entrara en competición y tampoco encontramos una sobreinflamación adicional".
Los efectos de aumentar la masa muscular sobre el estado físico y de salud general son muy importantes dado que "se consigue una reserva mayor de proteínas para el sistema inmune; sabemos que es un fenotipo indicador de salud en la población en general y en personas enfermas en particular".
Otro aspecto destacado a tener en cuenta es que "encontramos que los niños que seguían el programa de entrenamiento aumentaban su autoestima porque detectaban la mejoría, lo que potenciaba su confianza". Como efecto positivo también importante encontraron "una mejor tolerancia al tratamiento de quimioterapia".
La conclusión que Alejandro Lucía extrae de la investigación es que contemplar la introducción de programas de entrenamiento intrahospitalario como coadyuvante en la pauta de tratamiento de los pacientes pediátricos con tumores sólidos debe ser un aspecto a tener en cuenta por su impacto en la condición general de salud y su buena relación coste-beneficio.

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