martes, 1 de noviembre de 2016

OMS | Peste

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Peste

Nota descriptiva
Septiembre de 2016

Cifras y datos

  • La peste puede ser una enfermedad muy grave para el ser humano, con una tasa de letalidad que oscila entre 30% y el 60%, si no se trata.
  • En el siglo XIV era conocida como “la peste negra” y se estima que se cobró la vida de unos 50 millones de personas.
  • La peste es una zoonosis bacteriana provocada por la bacteria Yersinia pestis, que suele encontrarse en animales pequeños y en las pulgas que los parasitan.
  • Las personas infectadas suelen presentar síntomas similares a los de la gripe, tras un periodo de incubación de tres a siete días.
  • Hay tres tipos de peste, dependiendo de la vía de infección: bubónica, septicémica y neumónica. La peste bubónica, caracterizada por la tumefacción dolorosa de los ganglios linfáticos, denominados “bubones”, es la forma más común.
  • Ha habido epidemias de peste en África, Asia y América del Sur, pero desde el decenio de 1990 la mayoría de los casos humanos se han concentrado en África.
  • En 2013 se declararon 783 casos en todo el mundo, incluidas 126 defunciones.
  • Los tres países más endémicos son Madagascar, la República Democrática del Congo y el Perú.

La peste es una zoonosis bacteriana provocada por la bacteria Yersinia pestis, que normalmente se encuentra en animales pequeños y en las pulgas que los parasitan. Se transmite del animal al ser humano por la picadura de las pulgas infectadas, por contacto directo, por inhalación y, más raramente, por ingestión de materiales infecciosos.
La peste puede ser una enfermedad muy grave para el ser humano, con una tasa de letalidad que oscila entre el 30% y el 60%, si no se trata. En 2013 se declararon 783 casos en todo el mundo, incluidas 126 defunciones. A lo largo de la historia, la peste ha provocado grandes pandemias con una elevada mortalidad. En el siglo XIV se la conoció como “peste negra” y provocó la muerte de unos 50 millones de personas, aproximadamente la mitad de ellas en Asia y África, y la otra mitad en Europa, donde pereció la cuarta parte de la población.

Signos y síntomas

Las personas infectadas suelen presentar síntomas similares a los de la gripe, tras un periodo de incubación de tres a siete días. Los síntomas típicos son la aparición súbita de fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y malestar general, debilidad, vómitos y náuseas.
Hay tres tipos de peste, dependiendo de la vía de infección: bubónica, septicémica y neumónica.
  • La peste bubónica (conocida en la Europa medieval como “peste negra“) es la forma más común y está provocada por la picadura de una pulga infectada. El bacilo de la peste, Y. pestis, entra en el organismo por medio de una picadura y se desplaza por el sistema linfático hasta el ganglio linfático más cercano, donde se multiplica. El ganglio linfático se inflama, y da lugar a una tensión dolorosa del tejido, denominada "bubón". En las fases avanzadas de la enfermedad, los ganglios linfáticos inflamados pueden convertirse en llagas abiertas supurantes.
  • La peste septicémica se produce cuando la infección se propaga directamente por medio del torrente sanguíneo sin formar bubones. La peste septicémica puede sobrevenir como consecuencia de la picadura de una pulga o por contacto directo con materiales infecciosos que infectan al ser humano a través de grietas en la piel. En las fases avanzadas de la peste bubónica también se produce la propagación directa de Y. pestis por el torrente sanguíneo.
  • La peste neumónica o pulmonar es la forma más virulenta y menos común. Por lo general, la peste neumónica se produce cuando la peste bubónica llega a los pulmones en una fase avanzada de la enfermedad. No obstante, una persona que padezca peste neumónica secundaria puede producir gotículas aerosolizadas infecciosas y transmitir la enfermedad a través de estas a otros seres humanos. En ausencia de tratamiento, la peste neumónica tiene una tasa de letalidad muy elevada.

¿Dónde se encuentra la peste?

La peste es endémica en muchos países de África, la antigua Unión Soviética, América y Asia. La distribución de la peste coincide con la distribución geográfica de los roedores a los que infecta, que se encuentran en todos los continentes excepto Australia, en un ancho cinturón que abarca climas tropicales, subtropicales y templados. Ha habido epidemias de peste en África, Asia y América del Sur, pero desde el decenio de 1990, la mayoría de los casos en seres humanos se han concentrado en África. Los tres países más endémicos son Madagascar, la República Democrática del Congo y el Perú.

Diagnóstico de la peste

El diagnóstico y la confirmación de la peste requieren pruebas de laboratorio. La mejor forma de confirmar que un paciente tiene peste es identificar el bacilo Y. pestis en una muestra del líquido de un bubón, de sangre o de esputo. Se ha validado el uso de tiras reactivas para la realización de pruebas rápidas de diagnóstico sobre el terreno a fin de detectar de forma rápida el antígenos de Y. pestis en los pacientes. Las muestras deben recogerse y enviarse a los laboratorios para la realización de pruebas de detección de la peste.

Tratamiento

En ausencia de tratamiento, la peste puede provocar la muerte en poco tiempo, por lo que el diagnóstico precoz y el tratamiento inmediato son esenciales para la supervivencia y para reducir las complicaciones. Los antibióticos y el tratamiento de los síntomas son eficaces, si la peste se diagnostica a tiempo.

Prevención

Las medidas preventivas consisten en informar a la población en el momento en que la peste zoonótica esté activa en su zona y en recomendarles que tomen precauciones contra las picaduras de pulgas y no manipulen cadáveres de animales en zonas donde la peste es endémica. También debe evitarse todo contacto directo con tejidos infectados, como los bubones supurantes, y el contacto con pacientes de peste neumónica.

Vacunación

Hubo un momento en que las vacunas contra la peste se utilizaban de forma generalizada, pero no resultaron ser muy eficaces. Actualmente no se recomienda la vacunación durante un brote, si bien sigue administrándose a grupos de alto riesgo (por ejemplo, al personal de laboratorio que está constantemente expuesto al riesgo de contaminación).

Gestión de los brotes de peste

  • Localizar y eliminar la fuente de infección:detectar la fuente más probable de infección en la zona donde han estado expuestas las personas afectadas; por lo general, hay que buscar zonas donde se haya registrado la muerte de un gran número de animales pequeños. Aplicar medidas de saneamiento y control adecuadas para eliminar la fuente de exposición.
  • Informar al personal sanitario: sobre las zonas donde la transmisión de la peste está activa, las características clínicas de la enfermedad a las que hay que prestar atención y la definición de casos.
  • Asegurar un tratamiento correcto: verificar que se administra a los pacientes un tratamiento antibiótico adecuado y que las existencias locales de antibióticos son suficientes.
  • Aislar a los pacientes con peste neumónica.
  • Tomar muestras para confirmar el diagnóstico en laboratorio.

Vigilancia y control

La vigilancia y el control de la peste requieren llevar a cabo una investigación sobre las especies animales y las pulgas que intervienen en el ciclo de la enfermedad en la región y elaborar programas de gestión ambiental para limitar la propagación. La vigilancia activa a largo plazo de los focos zoonóticos, junto con la intervención rápida ante un brote de peste animal han permitido reducir el número de brotes de peste humana.

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