El cerebro de los adolescentes funciona distinto al de los adultos

El cerebro se dividiría en dos grandes momentos durante su etapa de maduración: la maduración tardía de los lóbulos frontales y el aumento de la conectividad del cerebro.

Redacción. Madrid | 05/10/2016 18:00

Ser adolescente es irritante y a la vez increíble: atrapado en cuerpo de adulto y mente de niño. Esto es lo que la neurociencia está aprendiendo acerca del funcionamiento de los cerebros de los adolescentes, con repsecto a los adultos. Según un estudio realizado por el Instituto Zuckerman de la Universidad de Columbia, la dinámica del desarrollo del cerebro juega un papel crucial a la hora de desarrollar y llegar a a la plena madurez.

El cerebro se dividiría en dos grandes momentos durante su etapa de maduración

Según comenta la directora del estudio Daphna Shoamy, "el cerebro adolescente exhibe un conjunto de tendencias constantemente identificables que se relacionan con la madurez: aumento de la búsqueda de la novedad, aumento de la asunción de riesgo y aumento del deseo de afiliarse e interactuar con sus compañeros".

Por ese motivo han llegado a la conclusión de que el cerebro se divide en dos grandes momentos durante su etapa de maduración: la maduración tardía de los lóbulos frontales y el aumento de la conectividad del cerebro. Ambos procesos hacen que los adolescentes mejoren en la ejecución de las funciones que caracterizamos con la madurez, cosas como el control de los impulsos, la atención y la motivación.

"Los niños pequeños pueden demostrar las habilidades de controlar los impulsos con la edad y la neuro-maduración", matiza la doctora Shoamy. "Los adolescentes son más conscientes que los adultos cuando se encuentran en una situación motivados por la evaluación social".

Sorprendentemente, el estudio ha revelado que la principal diferencia entre los cerebros de adultos y adolescentes se centra en una zona: el hipocampo, cuya función es ser la sede de la memoria y que determina a su vez nuestra madurez cerebral.

El estudio ha analizado a 935 personas de entre 10 y 30 años, con el fin de establecer las diferencias que existen en diversas capacidades cognitivas y psicosociales, en función de la edad. Así, se constató que dichas capacidades alcanzan la madurez en momentos distintos de la vida.

Los participantes realizaron diversos test para medir su madurez psicosocial y sus capacidades cognitivas, y para establecer patrones de edad en numerosos factores que afectan al juicio y a la toma de decisiones.

En resumen, los adolescentes son capaces de tomar decisiones como lo haría cualquier adulto si pueden pensar antes de elegir, si no se ven sometidos a la presión social o a otras influencias, y si son asesorados por personas que les proporcionan información objetiva sobre los costes y beneficios de una alternativa concreta.