La incidencia de suicidio se ha duplicado en dos décadas

El desarrollo de un plan nacional de prevención y la mejora de la formación de los profesionales han sido las claves de la reducción significativa de los comportamientos autolíticos que han logrado varios países europeos.

12/09/2016 00:00

Julio Bobes, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo. (Covadonga Díaz)

La incidencia de la conducta suicida ha pasado en España de no llegar a seis casos por 100.000 habitantes a finales del siglo pasado a superar el 11 por 100.000 en la actualidad, mientras que en otras áreas, como los países nórdicos, se ha conseguido reducir los comportamientos autolíticos. Los planes nacionales de prevención se han revelado eficaces y los expertos destacan la necesidad urgente de que en España se elabore y apruebe un programa de este tipo.

Así se ha puesto de manifiesto en Oviedo, con motivo del XVI Simposio Europeo sobre Suicidio y Prevención del Comportamiento Suicida, que por primera vez se ha celebrado en España.

El catedrático de la Universidad de Oviedo y uno de los promotores de este simposio, Julio Bobes, ha destacado que España ha pasado de tener un riesgo bajo de comportamiento autolítico hace dos décadas a situarse actualmente en tasas de riesgo medio y a punto de superar la barrera que marca un riesgo alto.
Para frenar esta evolución, los expertos "coincidimos en que es fundamental tomar conciencia del problema; es lo que señalan quienes tienen más experiencia en investigación y estudio de la conducta suicida por las implicaciones no sólo para la persona con un comportamiento de este tipo sino por las secuelas de daño, inseguridad, culpa y reacción patológica que desencadena en su entorno", ha indicado Bobes.

PlanificaciónLos países que han conseguido reducir la tasa de comportamientos autolíticos han situado la prevención y abordaje de la conducta suicida como una prioridad. "Es fundamental planificar y programar para disponer de procedimientos de actuación que se ha visto que funcionan, facilitando el acceso a los sistemas de diagnóstico de la población de riesgo y que sea a través de un acceso preferente y con protocolos que dejen claro qué deben hacer los primeros intervinientes para contener al individuo y cómo deben actuar los intervinientes sanitarios".

En este sentido, los expertos destacan que una formación adecuada de los médicos de familia es fundamental, como también la articulación de protocolos que eviten que los individuos con tentativas suicidas que son atendidos en los servicios de urgencia hospitalarios "se pierdan y no lleguen a mantener el contacto con el sistema sanitario".

El trastorno mental grave es el factor de más peso en la aparición de conductas suicidas; de hecho, un 95 por ciento de quienes llevan a cabo una tentativa de este tipo son enfermos mentales, "pero queda un 5 por ciento que no lo son".

Bobes subraya la importancia de que todos los agentes estén atentos a cualquier indicio o manifestación de riesgo "porque sabemos que estos síntomas con demasiada frecuencia pasan desapercibidos".