lunes, 4 de abril de 2016

Las estatinas reducen infartos e ictus en personas con riesgo moderado - DiarioMedico.com

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REUNIÓN DE LA ACC

Las estatinas reducen infartos e ictus en personas con riesgo moderado

Combinar una estatina y dos antihipertensivos disminuye infartos e ictus en personas sanas con riesgo moderado, revela el estudio HOPE-3.
Redacción. Madrid   |  04/04/2016 15:24
 
 

En personas con riesgo cardiovascular moderado que no han sufrido enfermedad cardiovascular, un tratamiento que combine estatinas en dosis bajas con un antagonista de los receptores de angiotensina II y un diurético reduce significativamente el riesgo de eventos cardiovasculares en comparación con el placebo. Es la principal conclusión del estudio Evaluación de los Resultados de la Prevención Cardiaca (HOPE) 3, un amplio ensayo realizado en 21 países que ha incluido a 12.705 individuos sin patología cardiovascular.
Los últimos datos del HOPE-3 han sido el plato fuerte en la sesión inaugural del congreso del Colegio Americano de Cardiología 2016 (ACC), que se está celebrando en Chicago y también se han desgranado en tres estudios en The New England Journal of Medicine. El trabajo confirma la utilidad de esta farmacoterapia en la reducción de la enfermedad cardiovascular, pero un análisis detallado de los resultados apunta que el verdadero beneficio procede de las estatinas, no tanto de la disminución de los niveles de presión arterial.
Salim Yusuf, del Instituto de Investigación en Salud de la Población (PHRI), en Hamilton (Canadá), y director del estudio clínico, expuso en la presentación de estos resultados queHOPE-3 evalúa de forma científica el concepto de "polipíldora" en la prevención primaria y sus posibles efectos sobre los eventos cardiovasculares más graves. Si bien los resultados obtenidos no invitan a emplear esta polimedicación en todas las personas con riesgo moderado, sí que podría ser útil en determinados individuos, en concreto en aquellos con los niveles más elevados de presión arterial sistólica.
En el estudio HOPE-3, se asignó a las personas estudiadas -hombres de entre 55 años y mayores, y mujeres de 65 años y más, con al menos un factor de riesgo cardiovascular- de forma aleatoria, la administración diaria de 10 mg de rosuvastatina, 16 mg de candesartán y 12,5 mg de hidroclorotiazida, o bien placebo. Los sujetos que recibieron el tratamiento farmacológico durante una media de 5,6 años registraron una reducción absoluta del 1,4 por ciento en el riesgo de mortalidad cardiovascular, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular no fatales.
Otro de los objetivos primarios del estudio se centraba en la reducción del número de muertes por causas cardiovasculares, así como el número de infartos de miocardio e ictus no fatales, de las paradas cardiacas con resucitación, insuficiencias cardiacas y revascularizaciones coronarias. En estas variables, el ensayo obtuvo una reducción absoluta del 1,6 por ciento entre los pacientes tratados con respecto a los que recibieron el placebo.
El beneficio del tratamiento procede en gran parte de la reducción de los niveles de colesterol LDL. Al analizarse por separado la acción del tratamiento con rosuvastatina, se vio que disminuía el riesgo de las dos variables anteriores en un 25 por ciento comparado con los pacientes tratados con placebo, mientras que la terapia solo con candesartán e hidroclorotiazida no tenía impacto significativo en los resultados clínicos.
En presión arterial
No obstante, la administración de los dos antihipertensivos parece ejercer un beneficio específico en las personas con hipertensión elevada. En general, la presión arterial media de los participantes al inicio del estudio fue de 138/82 mm Hg y después del tratamiento, los pacientes en el brazo de tratamiento activo tuvieron un máximo de 6 mm Hg de reducción en la presión arterial sistólica y 3 mm Hg en la diastólica, en comparación con los tratados con placebo.
Al igual que en los resultados generales, el beneficio de bajar la presión arterial fue más claro entre los individuos con los niveles de presión arterial sistólica mayores, que superaban los 143,5 mm de Hg. En esos pacientes, el tratamiento con candesartán e hidroclorotiazida redujo el riesgo de mortalidad cardiovascular, los infartos de miocardio y los ictus no fatales en un 27 por ciento, frente a placebo. Sin embargo, en aquellos que partían con una presión arterial sistólica menor de 131,5 mm Hg, se registró un mayor riesgo de eventos cardiovasculares al recibir candesartán e hidroclorotiazida.
La autora principal que seguía esta rama específica del estudio sobre presión arterial es Eva Lonn, también del PHRI. Los autores sugieren que es preciso individualizar el tratamiento en la hipertensión. La idea que subyace a estos resultados es tratar la presión arterial cuando es elevada, y no si no hay aumento.
En un editorial sobre el estudio HOPE-3 que se publica en The New England, William Cushman, del Centro de Veteranos en Memphis, y David Goff, de la Universidad de Colorado (Aurora), destacan que estos resultados refuerzan a los que apuestan por la prevención primaria con estatinas: "Apoyan un enfoque del uso de estatinas basado en el riesgo, que ha sido recomendado en las guías recientes, en lugar de en un enfoque basado en los niveles de colesterol LDL, y se suman a la evidencia que apoya el uso de estos fármacos para la prevención primaria".

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