jueves, 10 de marzo de 2016

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El Carcinoma Basocelular es el tumor cutáneo más frecuente y que pasa más despercibido que otros

Madrid (10/03/2016) - El Médico Interactivo

Así lo resaltan los expertos en Oncología cutánea en una jornada formativa, en la que inciden en la importancia de concienciar a la población para que se haga revisiones de la piel

A diferencia del melanoma, más conocido y menos común, el carcinoma basocelular (CBC) es el tumor cutáneo más frecuente en su fase precoz (representa aproximadamente el 80 por ciento de los tumores de piel no-melanoma). Conocerlo es la mejor manera de evitar que se disemine hasta hacerse inoperable, provocando lesiones -la mayoría de las veces en el rostro- que impactan muy gravemente en la calidad de vida. Crece lentamente y sólo en un número muy reducido de casos (en torno al uno por ciento) la enfermedad desarrollará un estado más avanzado que no se resuelve con cirugía. Una vez que deja de estar localizado, supone un gran impacto en la vida de las pacientes, que pierden autonomía y tienden a aislarse. Así lo demuestra una encuesta realizada a 80 dermatólogos españoles especializados en Oncología cutánea sobre el impacto de este tumor en la vida y funcionalidad del paciente, un trabajo que ha permitido identificar las consecuencias más habituales asociadas a estas lesiones en fase avanzada.
Para el doctor Pedro Redondo, coordinador del Grupo Español de Dermatología Quirúrgica, Láser y Oncología Cutánea (GECIDOC) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), "el CBC quizás sea un tumor que pasa más desapercibido que otros porque su comportamiento no es tan agresivo, pero lo cierto es que si no se trata puede llegar a ser mortal. Es importante que se conciencie a la población para que se hagan revisiones de la piel. El chequeo de la piel es uno de los controles más rentables: es sencillo de realizar y se pueden detectar muchas cosas".
En esta misma línea se manifiesta el doctor Javier Medina, del Servicio de Oncología del Hospital Virgen de la Salud de Toledo, que considera que en nuestro país hay una falta de formación y concienciación en general sobre la prevención del daño en la piel. "Peor que el desconocimiento por falta de formación es el desconocimiento voluntario por relativización del riesgo", subraya el doctor Medina.
Los carcinomas basocelulares tienen un crecimiento lento, por lo que si se detectan a tiempo existen diferentes opciones terapéuticas para evitar que la enfermedad siga avanzando. Cuando las lesiones son superficiales se suele recurrir a la electrocoagulación, la crioterapia con nitrógeno líquido o a tratamientos tópicos. "El tratamiento de elección de este tumor es la cirugía, aunque si se localizan en áreas de riesgo como algunas zonas de la región facial", señala el doctor Redondo, "se opta por un tipo de intervención, la cirugía de Mohs, que es menos lesiva para la piel, y que nos garantiza, al poder extirpar el tumor por capas, que se elimina completamente".
Hasta hace poco tiempo el objetivo en los pacientes en los que no era posible la cirugía las opciones se reducían, en la mayoría de los casos, a una terapia paliativa. Solo en algunos casos seleccionados la radioterapia podía ser una opción. "En el momento actual y paralelamente al conocimiento de la biología molecular de los tumores cutáneos", afirma el doctor Medina, "podemos ofrecer un tratamiento eficaz a esos pacientes, que antes irremediablemente perdían su calidad de vida. Algunos se curan, bien por los propios fármacos de forma directa, bien mediante el rescate quirúrgico de lesiones que han reducido su tamaño y que antes no eran operables. Aquí es fundamental insistir en lo importante que es vivir mucho, pero sobre todo, vivir con buena calidad".

Fases avanzadas

En la mayoría de los pacientes, la enfermedad se considera curable. Sin embargo, en una proporción reducida de casos, si el problema no se trata, evoluciona de una manera agresiva o reaparece tras varias cirugías o radioterapia, el tumor progresa a  una forma avanzada difícilmente abordable con cirugía. Se habla entonces de carcinoma basocelular localmente avanzado que afecta por ejemplo a órganos sensoriales (oído, nariz u ojos) o carcinoma metastásico que se extiende a huesos u otros órganos.
"Esto sucede", comenta el doctor Redondo, "bien porque se diagnostican tarde o bien porque se tratan mal. Es un tumor que aunque normalmente tiene un buen pronóstico, es importante prestarle atención tanto por su incidencia como porque es frecuente que se manifieste en zonas visibles del cuerpo, lo que conlleva un impacto emocional muy fuerte en los pacientes. Además de las secuelas de la propia enfermedad, la intervención quirúrgica puede también dejar cicatrices".
Precisamente son los pacientes en fases avanzadas los que llegan a la consulta de Oncología. "Nos encontramos con tres tipos de pacientes: los que llegan con una enfermedad rápidamente progresiva, las personas con cancerofobia y los enfermos que ignoran que esa lesión cutánea es un cáncer", manifiesta el doctor Medina. "En el primer caso es la propia biología de la enfermedad la que nos marca los tiempos de diagnóstico y de tratamiento, mientras que en los otros dos escenarios, bien por ignorancia del paciente y de su entorno, por relativización de las manifestaciones en la piel o bien por miedo a que esa lesión visualmente tan desagradable sea realmente un cáncer, se produce una demora en el diagnóstico que condiciona el tratamiento, reduciendo drásticamente las posibilidades de curación", añade.
En los últimos años, el papel del oncólogo especializado en tumores cutáneos ha ido evolucionando hasta ser una pieza clave en la atención a estos enfermos. "Hemos pasado de ser unos meros observadores en la mayoría de los casos o administradores de tratamientos puramente paliativos a convertirnos en  una de las piezas fundamentales dentro de un engranaje multidisciplinar para que estos pacientes no solo vivan más, también vivan mejor", comenta el doctor Medina.

Impacto emocional del CBC avanzado

El CBC tiene un notable impacto en la calidad de vida de los pacientes que evolucionan a los estadios más avanzados, ya que los tumores pueden llegar a causar destrucción del tejido circundante debido a su carácter invasivo, produciendo, sobre todo en la cara, desfiguración. Precisamente para conocer elimpacto de este tumor en la vida y funcionalidad del paciente se realizó una encuesta a 80 dermatólogos españoles especializados en Oncología cutánea.
De este documento se desprende que los problemas de mayor gravedad y frecuencia que tiene en el paciente son: el perjuicio ocasionado por la propia enfermedad (dolor, sangrado, exudado o mal olor), las deformidades físicas, el incremento de las necesidades de atención sanitaria, la percepción de rechazo externo (social y familia) y síntomas depresivos o ansiedad. La pérdida de funcionalidad, la dificultad para el ocio y para continuar con su trabajo, así como para realizar necesidades fisiológicas como comer, dormir o lavarse y peinarse son otros aspectos asociados a esta enfermedad que provocan su aislamiento.
Aunque la mitad de los pacientes con cáncer presentan problemas psicológicos o psiquiátricos, son los afectados por tumores de cabeza y cuello los que mayor riesgo sufren de depresión y ansiedad.
Para la doctora María Die Trill, directora de ATRIUM, Instituto de formación Psicooncológica, "el CBC en sus fases más avanzadas es uno de los tumores con mayor impacto psicológico para el que lo padece. No sólo por la deformidad facial y lo que esto conlleva (vergüenza, aislamiento, alteración de la personalidad, falta de autoestima...) sino también por otras secuelas emocionales que incluyen enfrentamiento al rechazo social, ansiedad y depresión,  así como sentimientos de impotencia, inutilidad, frustración, y culpabilidad por 'ser una carga'...".
Por todas estas razones, el apoyo psico-oncológico debería formar parte integral del tratamiento multidisciplinar de estos enfermos. "En primer lugar", explica la doctora Die Trill, "sería preciso hacer una valoración completa del paciente, con el fin de determinar cuáles son las secuelas de la enfermedad y tratamientos que más le afectan y lo que cada una significa para el paciente. Hay veces que no solo se aísla por estar deformado sino también por estar deprimido, o porque los encuentros sociales le generan ansiedad. En estos casos hay que tratar la ansiedad y la depresión, promoviendo la reintegración social de forma gradual, favoreciendo el contacto físico con el paciente, e impidiendo la evitación del contacto y las relaciones sociales excesivamente prolongadas".
La vergüenza también es un síntoma que describen frecuentemente. Todos estos sentimientos alteran los patrones de comunicación y relación, provocando el su aislamiento social y familiar. "La familia", comenta la psico-oncóloga, "también juega un papel fundamental. De hecho, en nuestro país, en la mayoría de los casos, es la que cuida del paciente y su fuente principal de apoyo".
A todo este impacto psicológico y emocional se une que desde el punto de vista terapéutico, en los casos avanzados, la radioterapia y la cirugía pueden no estar indicadas por las consecuencias asociadas o porque no aportarían beneficios significativos. En este sentido, son pacientes que carecen de un tratamiento estándar y las alternativas terapéuticas disponibles son limitadas.

La vía hedgehog

La vía de señalización hedgehog desempeña una importante función reguladora del crecimiento en los primeros años de vida, pero pierde actividad en los adultos. Sin embargo su anómala activación puede ocasionar tumores como ocurre en el carcinoma basocelular, constituyéndose así en una diana para tratamientos contra estos tumores, como son los inhibidores de la vía hedgehog. Más del 90 por ciento de los CBC tienen una activación anómala de esta vía.

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