viernes, 18 de diciembre de 2015

La orangutana Sandra y otras “personas no humanas” | Ciencia | EL PAÍS

La orangutana Sandra y otras “personas no humanas” | Ciencia | EL PAÍS

La orangutana Sandra y otras “personas no humanas”

Causas judiciales en varios países abren una nueva vía en el reconocimiento de los derechos de los animales



La orangutana Sandra, en el zoo de Buenos Aires, en mayo.

La orangutana Sandra, en el zoo de Buenos Aires, en mayo. / JUAN MABROMATA (AFP)


Durante la Edad Media, la presencia de animales en los juzgados era frecuente. El historiador Michel Postoureau ha documentado unos 60 casos, entre ellos el proceso en Francia en 1386 contra una cerda que se había comido el brazo de un niño. Fue ajusticiada, pero el detalle impresionante es que compareció vestida de hombre y fue tratada como tal. Ahora los animales están volviendo a los tribunales en circunstancias muy diferentes, aunque con un objetivo similar: ser tratados como personas. Varias asociaciones están abriendo causas en Estados Unidos y América Latina en las que reclaman que los grandes simios reciban el título de "personas no humanas". Una juez de Buenos Aires acaba de reconocer ese estatuto a una orangutana llamada Sandra, recluida en un zoo. La semana pasada se presentó en Nueva York un caso de habeas corpus a favor del chimpancé Tommy. Son procesos que buscan abrir una nueva era en losderechos de los animales.
"Persona no humana" puede parecer un concepto extraño, o incluso disparatado, pero la clave es que busca considerar a algunos animales como sujetos, no sólo como objetos de derechos. La sentencia argentina mantiene que Sandra es "un sujeto no humano titular de derechos fundamentales" y que "como un sujeto, su cautiverio y exhibición viola los derechos que ella titulariza, aunque se le alimente y no sea tratada con crueldad". El abogado estadounidense Steven M. Wise, presidente del Nonhuman Rights Project, la organización pionera en este tipo de procesos, explica: "Ser una persona no humana representa que tienes derechos. Existe una división jurídica fundamental entre cosas y personas: nuestro objetivo es derribar el muro que deja a los animales del lado de las cosas, tienen que conseguir ser considerados personas y estar protegidos". Wise ha llevado el caso de Tommy y de otros tres chimpancés en EE UU.
"En cada caso legal nos acercamos más a que un juez conceda un habeas corpus (una figura jurídica adoptada en la Inglaterra medieval que reconoce el derecho a no ser privado de la libertad sin acusación)", prosigue Wise. El español Pedro Pozas, del proyecto Gran Simio, señala que actualmente hay causas abiertas en Argentina, en nombre de una chimpancé llamada Cecilia, un recurso pendiente en México para que un orangután llamado Totó sea llevado a un centro de primates y otro en Chile. "Aquí estamos buscando a gente para hacerlo, pero no hay un centro de primates en condiciones al que trasladar a los animales si fuesen liberados", prosigue Pozas. España fue un país pionero en este sentido ya que la comisión de Medio Ambiente del Congreso aprobó en 2008 una iniciativa para conceder derechos a la vida y la libertad a los primates, aunque nunca alcanzó el pleno. Proyecto Gran Simio quiere revitalizarla en la próxima legislatura.
Los defensores de estas causas no buscan establecer una equiparación entre seres humanos y otras especies; sino que los animales sean titulares de derechos, al igual que pueda serlo una empresa. "Me parece interesante que una sociedad se ponga a debatir eso", señala Federico Bogdanowicz, director Ejecutivo del Instituto Jane Goodall en España. "Ni siquiera la organización más radical sostiene que sean la misma especie que nosotros. Está claro que no lo somos, pero también está claro que no son cosas". Su entrada en el derecho representaría ir mucho más allá de las actuales leyes que protegen a los animales del maltrato.
Pero es un concepto al que todavía le queda mucho recorrido jurídico. Por ahora, sólo tiene la sentencia de Buenos Aires a su favor y ninguna ley nacional. Incluso algunos defensores de los animales consideran que es una figura jurídica discutible. "Simpatizo con la idea, pero no estoy totalmente de acuerdo con ella", explica el naturalista Carl Safina, autor de uno de los libros más importantes publicados en los últimos años sobre el comportamiento de los animales, Beyond words. What animals think and feel ("Más allá de las palabras. Qué piensan y sienten los animales", en español). "Hablar de personas no humanas los compara con nosotros y nunca serán nosotros, tienen que ser ellos. Deben tener derecho a existir como poblaciones en libertad, con suficiente espacio, viables y conectadas y en cautividad deben ser tratados correctamente".
Wolfgang Kiessling, dueño de Loro Parque, en Tenerife, uno de los zoos más grandes y visitados de España, que ofrece también un espectáculo con orcas, asegura: "Estoy convencido de que un orangután tiene inteligencia, pero está a años luz de la humanidad. Llevo 43 años trabajando con animales, les quiero de verdad, forman parte de mi vida, pero ellos son animales y nosotros, humanos. Los zoos tienen una enorme importancia para el futuro de los animales. Somos 7,3 millones de habitantes en el mundo, necesitamos comida, espacio y se lo estamos quitando a ellos. Mantener a vacas en establos pequeños, transportarlas en condiciones horribles, sí es intolerable". Como ejemplos de la atención que reciben en su zoo, Kiessling explica que hace poco llevaron a un gorila a hacerse un TAC en un hospital de Tenerife y que una reciente inspección del Seprona —el servicio forestal y de animales de la Guardia Civil— concluyó que las instalaciones estaban en perfectas condiciones para garantizar el bienestar animal.
En el próximo festival de Sundance se estrenará una película sobre el caso del chimpancé Tommy titulada Unlocking the cage (Abriendo la jaula), que ha sido definida como "el próximo Blackfish", el documental sobre las orcas en cautividad que ha desatado un movimiento global que ha obligado a replantear los espectáculos con estos majestuosos mamíferos marinos. El ataque de risa de la orangutana Jingga en el zoo de Barcelona después de que un visitante le hiciese un truco de magia ha sido visto por millones de personas en todo el mundo. La sensibilidad hacia los animales aumenta a la misma velocidad que se multiplican nuestros conocimientos sobre ellos. Y sus defensores aseguran que no dejarán de luchar por sus derechos.

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Capacidades sociales

El caso de Sandra es el que ha llegado más lejos hasta el momento. Nacida en cautividad en el zoológico de Rostock en 1986, fue trasladada a Buenos Aires a los nueve años. La asociación derecho animal presentó una demanda para que le fuese reconocido su estatuto como "persona no humana". Una primera sentencia en diciembre de 2014 se lo reconoció y fue confirmada el 21 de octubre por otro juzgado.
Hasta ahora ningún juez de Estados Unidos se ha pronunciado en el mismo sentido: el caso de Tommy fue rechazado una vez, pero la semana pasada Wise presentó una nueva petición basada en lo que considera pruebas científicas de que los chimpancés son animales sociales y autónomos.
El concepto de persona no humana no se aplica sólo a los grandes simios, los animales más cercanos de los seres humanos con los que compartimos la inmensa mayoría de los genes, sino a otras criaturas que también destacan por sus capacidades cognitivas, sociales, de comunicación, de aprendizaje y que pueden ser definidos como autónomos.
La idea de Wise es comenzar a poner demandas similares en los próximos meses en nombre de otros animales como orcas, delfines, elefantes o ciertos tipos de loros. "Es una reflexión interesante", explica el filósofo Jesús Mosterín, experto en animales y autor de libros como El reino de los animales o El triunfo de la compasión. "Lo que propone es que tengan derecho a la vida, a la libertad. Las vacas tienen derechos reconocidos legalmente en Suecia, sacarlas a pasear al menos una vez al día aunque haga frío y si no pierde el propietario pierde sus derechos".

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