martes, 1 de diciembre de 2015

Investigadores del CSIC-UAM y CIBERNED desarrollan un péptido con potencial para tratar el ictus - JANO.es - ELSEVIER

Investigadores del CSIC-UAM y CIBERNED desarrollan un péptido con potencial para tratar el ictus - JANO.es - ELSEVIER



PUBLICADO EN 'CELL DEATH AND DISEASE'

Investigadores del CSIC-UAM y CIBERNED desarrollan un péptido con potencial para tratar el ictus

JANO.es · 01 diciembre 2015 00:55
El estudio describe cascadas de señalización intracelular pro-supervivencia, es decir, grupos de moléculas que cooperan entre sí para promover que las células se mantengan vivas y cuya actividad resulta profundamente alterada en el ictus.
Un equipo liderado por investigadoras del Instituto de Investigaciones Biomédicas (CSIC-UAM) y CIBERNED ha desarrollado un péptido neuroprotector derivado de la proteína 'Kidins220/ARMS' capaz de reducir la muerte neuronal por excitotoxicidad, mecanismo patológico implicado en el ictus y enfermedades neurodegenerativas

Actualmente, las únicas terapias "eficaces" para el tratamiento del ictus isquémico son de tipo trombolítico y están enfocadas a la disolución del trombo o coágulo de sangre causante de la obstrucción arterial.

Sin embargo, tal y como han informado los expertos, sólo pueden administrarse en las primeras 4,5 horas tras el inicio de los síntomas y están contraindicadas para el ictus de tipo hemorrágico y otras situaciones médicas muy frecuentes, limitando su alcance a menos del 10 por ciento de los pacientes.

En este sentido, investigaciones realizadas principalmente por Andrea Gamir-Morralla y Celia López-Menéndez, lideradas por Teresa Iglesias y Margarita Díaz-Guerra del Instituto de Investigaciones Biomédicas (CSIC-UAM) y con participación del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, han sentado las bases para desarrollar una nueva terapia frente al infarto cerebral.

Asimismo, y con el objetivo de identificar nuevas dianas de protección neuronal o neuroprotección, el grupo de investigadores, cuyo trabajo ha sido publicado en Cell Death and Disease, ha caracterizado cascadas de señalización intracelular pro-supervivencia, es decir, grupos de moléculas que cooperan entre sí para promover que las células se mantengan vivas y cuya actividad resulta profundamente alterada en el ictus.

La idea es aprovechar este conocimiento para desarrollar herramientas terapéuticas que interfieran en el proceso de muerte neuronal secundaria que ocurre tras el daño primario y que es responsable de la expansión del núcleo del infarto y el agravamiento del daño neurológico.

"No podemos predecir cuándo va a ocurrir un infarto ni evitar el daño isquémico primario consecuencia de la disminución transitoria o permanente del riego sanguíneo a la zona afectada. Sin embargo, sí sería posible incidir sobre la muerte neuronal secundaria, o lo que es lo mismo, proteger a las neuronas circundantes al infarto para que soporten mejor la cascada de eventos que terminan con la función de sus vías de supervivencia. Se trata de una lucha contra el tiempo y estas nuevas estrategias terapéuticas podrían ejercer un efecto neuroprotector temprano y reducir la afectación neurológica de los pacientes mientras se restablece el flujo sanguíneo", han comentado las autoras del trabajo.

En concreto, el mecanismo fundamental de la muerte neuronal secundaria es la excitotoxicidad, producida por el aumento de los niveles del neurotransmisor excitatorio glutamato por encima de sus valores fisiológicos y la consecuente sobre-activación de sus receptores. La excitotoxicidad también aparece asociada como mecanismo patológico en enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer o Parkinson.
Reduciendo la excitotoxicidad
Dentro de las cascadas de señalización pro-supervivencia estudiadas, la proteína 'kidins220/ARMS' tiene un papel central en la disyuntiva entre la supervivencia y la muerte neuronal. De hecho, los resultados de la investigación han mostrado que el funcionamiento de esta proteína se altera por diversos mecanismos durante los procesos de excitotoxicidad, inducidos tanto 'in vitro', en cultivos primarios de neuronas, como in vivo, en modelos animales de isquemia.

El mecanismo de regulación/inactivación más importante de 'kidins220/ARMS' es su procesamiento o fragmentación por calpaína, proteasa que resulta activada en el ictus y en enfermedades neurodegenerativas. Así, el equipo ha explorado el potencial de 'kidins220/ARMS' como diana terapéutica y ha desarrollado un péptido con capacidad neuroprotectora porque evita en gran medida que 'kidins220/ARMS' sea procesada por la calpaína.
Desarrollando el péptido 

Para llevarlo a cabo, primero caracterizaron en detalle de qué manera la calpaína reconoce y procesa tanto 'in vitro' como 'in vivo' a 'kidins220/ARMS'. De esta manera se identificó una secuencia de 'kidins220/ARMS', altamente conservada en vertebrados, como la mayoritariamente cortada por calpaína.

Para facilitar su utilización como terapia (traslación clínica), los autores diseñaron y sintetizaron un péptido que contiene 11 aminoácidos de la proteína 'Tat' del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH-1). Estos 11 aminoácidos son el caballo de Troya que facilita al resto de la molécula su paso a través de la barrera hematoencefálica y la membrana plasmática.

Por otro, y fusionados con los 11 anteriores, contiene 14 aminoácidos de 'kidins220/ARMS' correspondientes a esta secuencia de procesamiento por calpaína identificada inicialmente. Este nuevo péptido, al que han denominado 'Tat-K', penetra "eficientemente" en las neuronas en cultivo y reduce específicamente el procesamiento de 'kidins220/ARMS' en condiciones de excitotoxicidad 'in vitro'.

Además, tal y como han puntualizado los expertos, esta estabilización de 'kidins220/ARMS' en presencia de 'Tat-K' se correlaciona con el mantenimiento de la actividad de moléculas implicadas en la supervivencia neuronal, como ERK1/2 y CREB, fuertemente inactivadas en excitotoxicidad, así como con un aumento significativo de la viabilidad neuronal.

Las propiedades neuroprotectoras del péptido 'Tat-K', patentado conjuntamente por el CSIC y la UAM, podrían ser de gran utilidad para el tratamiento no solo del ictus sino de otras patologías igualmente relevantes y asociadas con el proceso de excitotoxicidad, tanto de tipo agudo (hipoxia, traumatismos agudos, epilepsia) como crónico (enfermedades neurodegenerativas).

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