lunes, 9 de noviembre de 2015

Por qué las metástasis óseas acaban afectando a los músculos - DiarioMedico.com

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JORNADAS DE CÁNCER Y ENVEJECIMIENTO

Por qué las metástasis óseas acaban afectando a los músculos

La inmunoterapia sigue cosechando éxitos en el tratamiento del cáncer, pero se exploran muchas otras vías, como los tratamientos para evitar el desarrollo de caquexia y las terapias dirigidas.
María Sánchez-Monge. Madrid | Maria.Sanchez@diariomedico.com   |  09/11/2015 00:00
 
 

Theresa Guise
Theresa Guise ha presentado los resultados de su última investigación en Madrid. (José Luis Pindado)
El cáncer siente una atracción fatal hacia el hueso y, una vez allí, no se conforma con la destrucción ósea; también afecta al músculo. El resultado final es lo que se conoce como caquexia, pero mucho antes de que se produzca la pérdida de masa muscular ya se observa un debilitamiento de los músculos. Un equipo de investigadores dirigido por Theresa Guise, de la Universidad de Indiana (Estados Unidos), ha descrito cómo se produce esta cascada de acontecimientos y está trabajando en una terapia.
Un estudio que publican este mes en Nature Medicine revela un mediador fundamental de la asociación entre metástasis ósea y disfunción muscular: la liberación del factor de crecimiento transformador beta (TGF-beta) de la superficie ósea afectada por metástasis. Así lo han visto en modelos murinos de cáncer de mama, pulmón, próstata y mieloma múltiple.
  • "Vamos a iniciar ensayos clínicos con fármacos que no afectan al cáncer en sí, pero mejoran la función muscular del paciente, dándole fuerzas para seguir con su terapia"
Theresa Guise ha presentado estos resultados en una conferencia pronunciada en la jornada El cáncer como consecuencia del envejecimiento: posibles soluciones, organizada en Madrid por la Fundación Ramón Areces. En declaraciones a Diario Médico, ha señalado que todavía no se conocen todas las razones, pero se sabe que "el hueso tiene muchos nutrientes que ayudan a las células tumorales a crecer. Por eso, algunos tipos de cáncer son fatalmente atraídos hacia el hueso".
Su investigación se centra en entender lo que pasa después. "Sabemos que cuando el cáncer llega al hueso causa su destrucción. Por eso, postulamos que esa descomposición podría llegar a la circulación sanguínea y actuar en todo el organismo", ha precisado.
Microentorno 
Los experimentos en ratones han confirmado esa hipótesis del papel crucial del microentorno tumoral óseo en el debilitamiento muscular. "Hemos visto que hay factores de crecimiento en el hueso que son liberados cuando éste es destruido por las células tumorales. Uno de ellos es TGF-beta, que actúa sobre el músculo e induce una cascada molecular de eventos que hace que el músculo se debilite y no se contraiga bien".
La firma molecular de este proceso también la han podido apreciar en muestras de músculos de pacientes con metástasis óseas. "En ellas hemos detectado, al igual que en los modelos murinos, oxidación del receptor de rianodina, incremento de Nox4 y elevación de TGF-beta".
Su meta es actuar en esa etapa anterior a la caquexia. Parte del camino ya está recorrido, puesto que hay inhibidores de TGF-beta y estabilizadores del receptor de rianodina en ensayos clínicos para otras patologías relacionadas con la función muscular. En estos momentos, Guise está reuniendo la financiación para iniciar ensayos clínicos en pacientes. "Son tratamientos que no afectarán al cáncer en sí, pero mejorarán la función muscular del paciente y, por lo tanto, su estatus funcional. De este modo, podrá tomar su tratamiento y tendrá más posibilidades de recuperarse".

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