martes, 15 de septiembre de 2015

Los ingresados por infarto o angina tienen malos hábitos de desayuno

Los ingresados por infarto o angina tienen malos hábitos de desayuno



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La omisión del desayuno provoca que el cuerpo recurra a otras reservas de energía de las conseguidas a través de la ingesta de alimentos y libere ácidos grasos almacenados.
Diversos estudios han demostrado que las personas que no desayunan tienen una incidencia de infarto de hasta un 27% superior con respecto a aquellas que sí lo hacen. Hasta ahora se desconocían los hábitos del desayuno en los pacientes con enfermedad cardiovascular. Pero un estudio publicado en el último número de Revista Española de Cardiología (REC) afirma que casi la mitad de los pacientes ingresados por síndrome coronario agudo (SCA), es decir, infarto o angina inestable, desayuna incorrectamente. Según el doctor Alberto Cordero,miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y cardiólogo de la Unidad de Hemodinámica del Hospital de San Juan (Alicante), los estudios realizados hasta el momento“evidencian malos hábitos alimentarios en la población española y a través de estudios poblacionales se sabe que entre un 10% y un 18% de la población no desayuna. Sin embargo, esta investigación ha estudiado cómo es el desayuno de los pacientes que ingresan por infarto en los hospitales y la incidencia directa que el desayuno tiene en el sistema cardiovascular”.
La investigación, llevada a cabo entre el Hospital de San Juan (Alicante) y el Hospital General de Valencia, analizó los hábitos alimentarios en el desayuno de 181 pacientes con SCA. Los expertos observaron que 44 pacientes admitieron no desayunar habitualmente y 60 tomaban solo líquido. En este sentido, los resultados del estudio han llevado a la SEC a resaltar la necesidad de desayunar correctamente cada día. “Tras ese periodo de descanso, el cuerpo está más preparado para absorber mayor cantidad de nutrientes. Por ello, y viendo los malos hábitos de los pacientes analizados en este estudio, es muy importante incidir en la educación de la población, tanto en los que presentan problemas cardiovasculares como los que no, para que adquieran el hábito de sentarse diez minutos cada día para desayunar”, explica el doctor.


El desayuno forma parte de los ciclos circadianos del organismo, es decir, un ciclo biológico que abarca las 24h del día, dentro del cual se segmentan las horas de sueño (8h) y las de vigilia (16h). “Cuando nos levantamos, el cuerpo se pone en marcha, se activan los ciclos de cortisol y es el momento en el que hay que subministrarle al cuerpo sus necesidades. Cuando no desayunamos retardamos el periodo de saciedad y no proporcionamos la ingesta calórica que el cuerpo necesita para su correcto funcionamiento”, matiza el doctor. Tanto es así que la omisión del desayuno provoca que el cuerpo active otras vías metabólicas y recurra a otras reservas de energía no adecuadas, liberando ácidos grasos depositados en el hígado y en los músculos. Y como destaca el experto, “no desayunar hace que el cuerpo no segregue suficiente insulina. Además, los ácidos grasos circulan libremente por la sangre y, aunque suplen de manera temporal la falta de energía proporcionada por la ingesta de nutrientes, son altamente tóxicos para la pared vascular y están relacionados con la aparición de diabetes”.

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