domingo, 23 de agosto de 2015

¿Cómo las células cancerígenas pierden la capacidad de ver el daño y frenar? - Investigación y Desarrollo

¿Cómo las células cancerígenas pierden la capacidad de ver el daño y frenar? - Investigación y Desarrollo






¿CÓMO LAS CÉLULAS CANCERÍGENAS PIERDEN LA CAPACIDAD DE VER EL DAÑO Y FRENAR?

EL .


El funcionamiento de nuestro organismo es el producto de la acción conjunta de las millones de células que forman el cuerpo. Una propiedad fundamental es la capacidad de regenerar y sanar heridas. En la piel hay células que mueren todo el tiempo para ser reemplazadas por nuevas. De este modo, a pesar de que día a día nuestra piel pareciera no cambiar, por el contrario, está en constante renovación.
Toda nueva célula resulta de la división de una preexistente. La división celular es importante para mantener la integridad de nuestros tejidos, pero también debe ser estrictamente regulada para asegurar el funcionamiento del cuerpo. Las células integran información sobre su ambiente, su estado interno y su identidad antes de decidir si deben dividirse, dejar de dividirse indefinidamente o morir. Cuando una célula tiene defectos en la capacidad de obtener e integrar estas fuentes de información puede comenzar a dividirse de forma descontrolada, resultando en el desarrollo del cáncer.
La incapacidad de responder a ciertas fuentes de información se vuelve una debilidad fundamental en las células cancerígenas. Las terapias clásicas de tratamiento de cáncer están basadas en el daño al ADN, la molécula que carga la información genética del organismo y la célula.
La respuesta normal de una célula que ha recibido daño es detener el proceso de división e intentar reparar. Cuando el deterioro es irreparable las células pueden decidir no volver a dividirse o morir. Muchas unidades con cáncer han perdido la capacidad de “ver” la destrucción misma o de pasar la señal a pesar de que éste haya sido visto. De este modo, continúan dividiéndose lo cual puede generar más daño aún.
En mi investigación, busco entender los mecanismos por los cuales las células normales de nuestro cuerpo perciben la presencia y la reparación del daño al ADN, y las diferentes formas en la cuáles las células cancerígenas aprenden a ignorar el deterioro para seguir creciendo y dividiéndose.
La identificación de la maquinaria molecular responsable de reconocer el daño, transmitir la señal y detener el proceso de división ha sido objeto de intensa investigación en las últimas décadas, pero aún existen preguntas fundamentales sobre la forma en la que dicha señal fluye dentro de la célula.
¿Con qué resolución puede percibir el daño una célula?, es decir, ¿puede reconocer diferentes niveles de daño o sólo mide la presencia o ausencia del mismo?, ¿conservan las células memoria de que han recibido daño en el pasado, a pesar de que haya sido reparado, o basan la decisión de dividirse o no en la percepción del mismo a corto plazo?, ¿qué tan frecuentemente falla este sistema en una célula normal?, ¿es común que una célula se divida aún en presencia del daño?
La respuesta al daño al ADN es un proceso intrínsecamente dinámico. La cantidad de daño que una célula percibe cambia a través del tiempo debido al proceso de reparación. En el laboratorio de Galit Lahav en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard utilizamos microscopía para generar películas de células a lo largo de varios días después de recibir daño al ADN.
Esto nos permite obtener información con alta resolución temporal sobre la forma en la que la cantidad inicial y persistencia de daño afectan la capacidad de cada célula individual para dividirse. Las terapias tradicionales de cáncer, basadas en el daño al ADN, tienen severos efectos secundarios debido a que afectan no sólo a las células cancerígenas, sino también a las normales del cuerpo. Esperamos que tener un mejor entendimiento sobre la forma en la que la información sobre la presencia y persistencia de daño al ADN en células normales y cancerígenas permitirá encontrar formas de intervenir en la forma en la que dicha información fluye dentro de las células, por ejemplo, haciendo “creer” a las de cáncer que tienen más daño del que en realidad están expuestas.
José Reyes, estudió la Licenciatura en Ciencias Genómicas en la UNAM y actualmente realiza el doctorado, en la Universidad de Harvard.

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