viernes, 12 de junio de 2015

Principales avances en el cáncer de próstata e intestino

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La inmunoterapia en el cáncer de próstata y el desarrollo de nuevos inhibidores de la tirosina- quinasa en el cáncer gastrointestinal estromal se perfilan como enfoques terapéuticos prometedores para mejorar el control de la enfermedad.
El cáncer de próstata es el cáncer que más veces se diagnostica en los hombres y es a nivel mundial la sexta causa de muerte en personas del sexo masculino. Diagnosticado en fase temprana, puede ser tratado de manera eficaz con cirugía o radioterapia. El tratamiento habitual del cáncer de próstata metastásico y resistente a la castración (CRPC) sigue siendo la deprivación de andrógenos, usualmente en combinación con quimioterapia, terapia dirigida al receptor de los andrógenos o radioterapia alfa con radio-223. Sin embargo, en hasta un tercio de los pacientes con enfermedad localizada ésta acaba progresando a un estadio avanzado o metastásico a pesar de la aplicación de estos tratamientos. Las investigaciones llevadas a cabo en la última década ponen de manifiesto que el de próstata es un cáncer inherentemente inmunológico, lo que ha llevado al desarrollo de diferentes productos inmunoterapéuticos, entre los que se incluyen Sipuleucel-T, ipilimumab, Prostvac-VF y GVAX.
Por otro lado, los tumores gastrointestinales estromales (GIST) son los neoplasmas mesenquimales más comunes del tracto digestivo, con una incidencia de diez nuevos casos por millón. Se caracterizan en su mayoría por la presencia de una mutación en el proto-oncogen c-kit, a la cual va dirigida la terapia primaria con imatinib. Sin embargo, los avances en la biología tumoral y en la oncogenética han revolucionado las opciones de tratamiento para estos pacientes. La evidencia actualmente disponible indica que el estatus mutacional tiene un importante impacto en la prognosis, recurrencia, respuesta a la terapia y resistencia a los inhibidores de tirosina-quinasa, lo que ha llevado, por un lado, a re-examinar la terapia dirigida con imatinib en subgrupos de pacientes cuyos tumores presentan características moleculares específicas y, por otro, a desarrollar fármacos que puedan vencer la resistencia a imatinib.
Las células dendríticas (DCs) autólogas ofrecen un gran potencial en el tratamiento de diversos tipos de cáncer, incluido el de próstata, por su capacidad de activar a linfocitos T citotóxicos específicos de antígenos tumorales. Sipuleucel-T es una vacuna basada en DCs generadas a partir de células mononucleares de sangre periférica del propio paciente. Éstas son incubadas con una proteína de fusión formada por la fosfatasa ácida prostática (PAP) y la citoquina GM-CSF. En un plazo no superior a 2 días, el cultivo produce un amplio espectro de citoquinas relacionadas con la activación de las células presentadoras del antígeno (APC) y de los linfocitos T. El cultivo activado, que típicamente contiene 50 millones de DCs activadas, es reinfundido al paciente y actúa sobre las células que expresan PAP, una glucoproteína  expresada mayoritariamente en células prostáticas y cuyo grado de expresión se correlaciona con el estadio del tumor.
En el suero, los niveles elevados de PAP se asocian a peor supervivencia y menor respuesta a la radioterapia. El componente GM-CSF actúa como un inmunoestimulador, promoviendo el desarrollo y la maduración de las APC, en particular de las DCs de tipo 1 responsables de la iniciación de las respuestas inmunitarias citotóxicas. En estudios secuenciales de fase I/II en pacientes con enfermedad progresiva, Sipuleucel-T fue bien tolerado y dio lugar a respuestas linfoproliferativas y humorales frente a PAP en una proporción de pacientes, eventos que se asociaron a mayor tiempo hasta la progresión. Aunque este beneficio no se confirmó en los siguientes 3 estudios de fase III, éstos sí demostraron un aumento significativo de la mediana de supervivencia global (alrededor de 4 meses) con Sipuleucel-T. La supervivencia se correlacionó positivamente con el número y grado de activación de las APC a la finalización del cultivo y antes de ser inyectadas al paciente. A pesar de la demostrada utilidad clínica de Sipuleucel-T, todavía no existe una explicación acerca de por qué el tratamiento no tienen efecto sobre la supervivencia libre de progresión en el cáncer de próstata avanzado.
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