domingo, 7 de junio de 2015

Comer la placenta tras el parto, una moda sin beneficios probados - JANO.es - ELSEVIER

Comer la placenta tras el parto, una moda sin beneficios probados - JANO.es - ELSEVIER



PUBLICADO EN 'ARCHIVES OF WOMEN'S MENTAL HEALTH'

Comer la placenta tras el parto, una moda sin beneficios probados

JANO.es · 05 junio 2015 08:40
Expertos advierten de que no hay evidencia alguna del supuesto efecto benéfico de esta práctica, y sí bastantes sospechas de sus muchos riesgos potenciales, tanto para las madres como para los lactantes.
Celebridades como Kourtney Kardashian han alabado los beneficios de las 'vitaminas' de sus propias placentas, despertando así el interés por la práctica de comer la placenta después del parto. Ahora, una revisión de la Universidad de Northwestern, en Evanston, Illinois, Estados Unidos, de 10 estudios de investigación publicados sobre placentofagia no encontró ningún dato humano o animal que sustente la idea de que comer la placenta, ya sea cruda, cocinada o encapsulada, ofrece protección contra la depresión postparto, reduce el dolor tras el alumbramiento, aumenta la energía, ayuda con la lactancia, promueve la elasticidad de la piel, mejora la vinculación materna o repone el hierro en el cuerpo.

Más preocupante todavía es que no hay estudios que examinaran el riesgo de ingerir la placenta, una práctica llamada placentofagia, que actúa como un filtro para absorber y proteger al feto en desarrollo de las toxinas y los contaminantes, alertan los científicos, cuyo trabajo se publica este jueves en Archives of Women's Mental Health.

"Hay una gran cantidad de informes subjetivos de mujeres que perciben beneficios, pero no ha habido ninguna investigación sistemática que analice los beneficios o el riesgo de la ingestión de la placenta", destaca el autor del estudio, Crystal Clark, profesora asistente de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Northwestern.

"Los estudios en ratones no son traducibles en beneficios humanos", subraya esta psiquiatra especializada en trastornos del estado de ánimo relacionados con la reproducción en el Center Asher para el Estudio y Tratamiento de los Trastornos Depresivos de la Universidad de Northwestern. Se desconoce el riesgo de la placentofagia para las mujeres que la comen y para sus hijos, si les están dando pecho.

"Nuestra sensación es que las mujeres que eligen la placentofagia, que deberían ser muy cuidadosas con lo que meten en sus cuerpos durante el embarazo y la lactancia, están dispuestas a ingerir algo sin evidencia de sus beneficios y, lo más importante, de sus riesgos potenciales para ellas mismos y sus lactantes", señala la psicóloga Cynthia Coyle, también autora del trabajo y miembro de la Facultad Feinberg de Medicina de Northwestern.

"No hay regulaciones sobre cómo se almacena la placenta y se prepara, y la dosificación es inconsistente -apunta Coyle-. Las mujeres realmente no saben qué están ingiriendo". Según esta experta, se necesita investigación para proporcionar respuestas.

Coyle espera que el estudio incentive conversaciones entre las mujeres y sus médicos acerca de sus planes para después del nacimiento, por lo que los médicos pueden informar a sus pacientes sobre la ciencia o la falta de ella y apoyar a las pacientes en su proceso de toma de decisiones.
Placentofagia
Clark se interesó en la placentofagia después de algunas de sus pacientes embarazadas le preguntaran si comer sus placentas podría interferir con sus medicamentos antidepresivos. Esta doctora no estaba familiarizada con la práctica y comenzó a preguntar a otras de sus pacientes al respecto. "Me sorprendió que era más generalizado de lo que esperaba", afirma Clark.

Aunque casi todos los mamíferos placentarios no humanos ingieren su placenta después del parto, los primeros relatos documentados de mujeres que después del alumbramiento practicaron la placentofagia son de América del Norte en la década de 1970, según el estudio. En los últimos años, los defensores y los medios de comunicación han popularizado beneficios para la salud de esta práctica, y más mujeres la están considerando como una opción para la recuperación postparto.

"La popularidad se ha disparado en los últimos años -subraya Clark-. Nuestra sensación es que las personas no están tomando esta decisión sobre la base de la ciencia o de hablar con los médicos. Algunas mujeres están haciendo esto basándose en noticias de prensa, blogs y páginas web".

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