domingo, 1 de marzo de 2015

Un estudio muestra que los niños obesos no ingieren más calorías, sino que son más sedentarios - JANO.es - ELSEVIER

Un estudio muestra que los niños obesos no ingieren más calorías, sino que son más sedentarios - JANO.es - ELSEVIER



INVESTIGACIÓN DEL CENTRO DE ESTUDIOS SOCIOSANITARIOS DE LA UNIVERSIDAD DE CASTILLA-LA MANCHA

Un estudio muestra que los niños obesos no ingieren más calorías, sino que son más sedentarios

JANO.es · 26 febrero 2015 11:29
El porcentaje de niños con bajo peso ha pasado del 9,7% de los nacidos en 2000 al 20% de los nacidos en 2007.
La ingesta de alimentos tiene menos importancia como causa de la obesidad infantil en niños españoles que el exceso de sedentarismo, según se desprende de un estudio llevado a cabo por el Centro de Estudios Sociosanitarios de la Universidad de Castilla-La Mancha, que ha monitorizado la evolución de los factores de riesgo cardiovascular en escolares durante más de dos décadas.

El trabajo, que ha sido dirigido por el doctor Vicente Martínez Vizcaíno, muestra además que ha bajado el porcentaje de obesidad, pero ha aumentado el número de escolares con bajo peso y han aparecido diferencias de estatura según el nivel socioeconómico familiar.

"En España hemos visto que la frecuencia de sobrepeso y obesidad ha caído del 35 por ciento a un 21 o 22 por ciento dependiendo del género, pero esto que es una buena noticia se descompensa con una mala que es que el bajo peso ha crecido del 9,7 por ciento en niños nacidos en el 2000 al 20 por ciento niños nacidos en 2007", explica a Europa Press.

En cualquier caso, considera que la epidemia de obesidad infantil debe valorarse más allá de la ingesta calórica. Así, este estudio ha demostrado que los que más comen, son precisamente los niños más delgados, hasta 200 calorías más diarias de media que los niños con sobrepeso; y que los niños con bajo peso ingieren, por kilogramos de peso, más hidratos de carbono, que los de sobrepeso.

A la pregunta del cuál es el motivo, la respuesta enfrenta a la genética con los factores ambientales y otros motivos como pueden ser el gasto energético. "La expresión de los genes relacionados con la obesidad se puede modificar a través de la actividad física. Además la actividad física en edades precoces puede diferenciar células madre pluripotenciales a masa magra y así aumentar el metabolismo basal, es decir el consumo de energía del organismo, de por vida", ha señalado.

Pero, más allá de esta respuesta, destaca que "a los 6 años hay una parte de sobrepeso o bajo peso definida que viene probablemente determinado por la conducta física que se hace hasta esa edad". Este es uno de los motivos que llevan a pensar en una necesaria intervención temprana que fomente el desarrollo de actividades físicas de manera rutinaria.

El estudio también muestra que la situación económica de las familias parece haber afectado a la estatura de los niños, de tal manera que mientras que en los niños nacidos en 1999-2000 no hay diferencias significativas en su estatura según el nivel socioeconómico de sus padres, entre los niños de 4 a 6 años en el año 2013, y que por tanto habían nacido en 2007-2008, hay hasta casi 5 centímetro de diferencia en su estatura dependiendo de que el estatus socioeconómico de sus familias sea alto o bajo.
'Sedentarismo activo'

En su opinión, uno de los factores principales responsables del aumento de la obesidad en la infancia no un mayor aporte de comida, es decir que "la ingesta calórica no es el motivo de la epidemia de obesidad infantil en España", sino un desequilibrio energético por un exceso de conductas sedentarias.

Así, la conclusión principal es que se debe reducir el sedentarismo entre los niños para mejorar su condición física y su rendimiento académico. Ya que los niños españoles no se mueven lo suficiente, aunque practican una hora de actividad física de intensidad moderada al día (deportes o juegos) el resto del tiempo permanecen inactivos.

"Los niños españoles son 'sedentariamente activos', lo que quiere decir que, aún cuando cumplen con las recomendaciones de una hora diaria de actividad física que recomiendan las organizaciones internacionales, sin embargo el resto del tiempo lo pasan con conductas sedentarias, probablemente sentados en una silla", añade.

"Es fundamental tener en cuenta que hay que mantener esa hora de actividad pero también hay que imprimir periodos cortos y eficaces que reduzcan esa conducta sedentaria", de modo que consiga reducir la adiposidad en los niños y mejorar el riesgo cardiometabólico.
Juegos callejeros populares

Para combatir ese 'sedentarismo activo', con motivo del Estudio de Cuenca -cuya actualización se presentó ayer miercoles-, se puso en marcha un programa de intervención en escolares para aumentar el tiempo de actividad física semanal mediante actividades lúdicas no competitivas extraescolares denominado programa de juegos MOVI.

Este programa, que ya va por su tercera edición, ha conseguido disminuir la obesidad entre los escolares, reducir el sedentarismo y mejorar la salud y la condición física de los niños que han participado, y, además, se ha visto que de manera colateral su rendimiento académico es mejor.

"Se puede decir que jugar no es perder el tiempo, es un derecho y se tiene que convertir en una obligación", ha señalado es Martínez Vizcaíno, quien destaca la fácil adaptación de esta intervención basada en actividades de juego no competitivos y populares --pilla pilla, la rayuela, la comba, etc-- que permiten participar a todos los niños y niñas, independientemente de su peso.

Existen varias formas de ser más activo: a través de actividades cotidianas (pasear, subir y bajar escaleras, desplazarse en bicicleta o monopatín, ayudar en las tareas de casa, etc.), o a través de actividades organizadas o dirigidas. Se recomiendan especialmente las actividades recreativas y no competitivas aptas para cualquier niño, independientemente de su condición física, sexo o habilidad.

El estudio de Cuenca monitoriza la evolución de los factores de riesgo cardiovascular en escolares desde el año 1992. En este estudio se enmarcan las intervenciones MOVI para la prevención de la obesidad y el riesgo cardio-metabólico en escolares a través de la promoción de la actividad física lúdico-recreativa, basada en el juego, en horario extra-escolar

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