lunes, 23 de marzo de 2015

Anatomía y función empatan al detectar ECV - DiarioMedico.com

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CONGRESO ACC

Anatomía y función empatan al detectar ECV

El congreso de la ACC analizó diferentes técnicas no invasivas para detectar enfermedad cardiovascular (ECV).
Redacción. Madrid | dmredaccion@diariomedico.com   |  23/03/2015 00:00
 
 
El congreso de la Asociación Americana de Cardiología (ACC), cita clave de la especialidad, desveló la semana pasada en San Diego los resultados de grandes estudios que aportan nuevas pistas pero sin llegar a despejar por completo algunos interrogantes que rodean a las decisiones clínicas.
Así, el estudio Promise buscaba definir la mejor estrategia diagnóstica en los individuos con síntomas de enfermedad cardiaca, y comparó las técnicas de imagen convencionales (electrocardiograma de esfuerzo, ecocardiografía de estrés) con la angiografía coronaria por TC.
Es el mayor ensayo randomizado sobre esta cuestión, en 10.003 individuos con dolor torácico de 193 centros estadounidenses y canadienses. El trabajo no señala un claro ganador entre ambos sistemas de detección. Los dos métodos obtienen similares resultados en cuanto a mortalidad, infarto, complicaciones por intervención y hospitalizaciones. No obstante, en algunos de los objetivos secundarios del estudio la balanza se inclina a favor de la TC: se asocia con menos exposición a radiación a los tres meses de la prueba y con menos casos de procedimientos intervencionistas innecesarios (3,4 por ciento frente al 4,3 por ciento en el grupo de las pruebas convencionales que fue sometido a nuevas pruebas).
Subgrupos
Este estudio abre una vía de investigación, donde la autora principal Pamela S. Douglas (Universidad de Duke) confía en hallar subgrupos de pacientes que se beneficien más de uno u otro sistema. Douglas también destaca un dato positivo, y es que el 3 por ciento de mortalidad y morbilidad en ambos grupos es menor de lo que se esperaba, especialmente si se considera que la mayoría de los sujetos en el estudio presentaron dos o más factores de riesgo cardiovascular importantes, estaban en la mediana edad y tenían síntomas.
También habrá que interpretar con cautela los datos del Pegasus-TIMI 54, avanzados por DM en enero, y que Marc Sabatine (Hospital Brigham and Women, de Boston) ha ampliado ante la audiencia de la ACC. El estudio revela que la doble antiagregación (ticagrelor y aspirina) más allá de un año logra una clara reducción de los eventos aterotrombóticos en pacientes que han tenido un infarto de miocardio. Y como era de esperar también muestra un claro riesgo de sangrado, si bien las tasas de hemorragia intracraneal y de sangrado mortal fueron bajas y similares entre los grupos que recibieron la doble terapia y el placebo.
Este estudio multicéntrico, con participación española, analizó a 21.162 pacientes con un infarto de miocardio de uno a tres años antes del reclutamiento en el ensayo a los que se asignó 90 mg, 60 mg de ticagrelor dos veces al día o bien placebo. Todos recibieron ácido acetil salicílico en bajas dosis de 75 a 150 mg. Las dos dosis de ticagrelor redujeron los eventos isquémicos y la muerte cardiovascular comparadas con placebo, si bien Sabatine afirmó que la dosis de 60 mg es probablemente la mejor opción, pues se tolera bien y la tasa de sangrado es más baja.
Todo apunta a que en esta opción de doble terapia antitrombótica habrá que buscar el equilibrio entre el beneficio isquémico y el riesgo de sangrado con la individualización. Así lo plantea John F. Keaney (Universidad de Massachusetts, en Worcester) en un editorial sobre el trabajo que se publica en The New England Journal of Medicine, .
Por otra parte, la espectacular reducción de colesterol que consiguen los inhibidores de PCSK9 redunda también en una disminución del riesgo cardiovascular. Así lo muestran los ensayos Osler 1 y 2 con 4.465 pacientes que recibieron la terapia estándar con o sin evolocumab.
Marc Sabatine, también autor principal de esos estudios, presentó una reducción de más del 60 por ciento en el colesterol LDL (caída de 120 a 48 mg por decilitro, de mediana) con evolocumab. El descenso se reflejó al año en una tasa de eventos cardiovasculares del 0,95 en el grupo del anticuerpo monoclonal y del 2,18 en el grupo control.
Los datos coinciden con los de otros inhibidores de PCSK9, como alirocumab (1,7 por ciento de eventos cardiovasculares frente a 3,3 por ciento a las 78 semanas, en el estudio Odyssey), e invitan a seguir investigando en esta nueva familia farmacológica.

El estilo de vida influye en la fibrilación auricular

El estudio australiano Legacy viene a apoyar un concepto defendido desde hace tiempo: el de que la obesidad, al igual que ocurre en la enfermedad coronaria, influye en la fibrilación auricular (FA). En este estudio a cinco años sobre 355 enfermos obesos o con sobrepeso, coordinado por Rajeev K. Pathak (Hospital Real Adelaide), la pérdida de peso redujo las arritmias. Aquellos que perdieron el 10 por ciento de su índice de masa corporal tuvieron seis veces más probabilidad de estar sin arritmias y sin la medicación, comparados con los que perdieron menos del 3 por ciento.

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