viernes, 23 de enero de 2015

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Los ácidos grasos del pescado pueden proteger el cerebro contra el daño del mercurio



23/01/2015 - E.P.

La investigación demuestra  que no hay ninguna asociación entre la exposición prenatal al mercurio a través del consumo de pescado y el desarrollo neurológico

Nuevos hallazgos de una investigación realizada en las islas Seychelles proporcionan una prueba más de que los beneficios del consumo de pescado en el desarrollo prenatal pueden compensar los riesgos asociados con la exposición al mercurio presentes en estos alimentos.
El nuevo estudio, que se publica en 'American Journal of Clinical Nutrition', sugiere que los nutrientes que se encuentran en el pescado tienen propiedades que protegen al cerebro de los posibles efectos tóxicos de la sustancia química.
Tres décadas de investigación en las Seychelles han demostrado que los altos niveles de consumo de pescado por mujeres embarazadas, en un promedio de 12 comidas por semana, no producen problemas de desarrollo en sus hijos. Su trabajo indica que los compuestos presentes en el pescado, específicamente los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), pueden contrarrestar activamente el daño que causa el mercurio en el cerebro.
"Estos hallazgos muestran que no hay ninguna asociación global entre la exposición prenatal al mercurio a través del consumo de pescado y resultados en el desarrollo neurológico", afirma Edwin van Wijngaarden, profesor asociado en el Departamento de Ciencias de Salud Pública de la Universidad de Rochester, en Nueva York, Estados Unidos, y coautor de la estudio. "También está cada vez más claro que los beneficios del consumo de pescado pueden ser mayores o, incluso, enmascarar los posibles efectos adversos del mercurio", agrega.
"Esta investigación nos proporcionó la oportunidad de estudiar el papel de los ácidos grasos poliinsaturados en el desarrollo y su potencial para aumentar o contrarrestar las propiedades tóxicas de mercurio", detallla Sean Strain, profesor de Nutrición Humana de la Universidad de Ulster, en Irlanda del Norte, y autor principal del estudio. "Los resultados indican que el tipo de ácidos grasos que una madre consume durante el embarazo puede marcar una diferencia en términos de futuro desarrollo neurológico del niño", subraya.
El nuevo estudio se presenta cuando la agencia norteamericana del medicamento y la alimentación (FDA) y las agencias internacionales están trabajando para revisar las recomendaciones sobre el consumo de pescado con el fin de reflejar mejor los beneficios para la salud de los nutrientes que se encuentran en el pescado. La pauta actual de la FDA, que recomienda que las mujeres embarazadas limiten su consumo de ciertos pescados a dos veces por semana, se estableció debido al conocido riesgo de la exposición a altos niveles de mercurio sobre el desarrollo infantil.
El mercurio se encuentra en el medio ambiente como resultado de la actividad natural y humana y gran parte termina depositado en los océanos del mundo y, como resultado, los peces contienen el producto químico en cantidades muy pequeñas. Esto ha dado lugar a la preocupación de que el impacto acumulativo de la exposición prenatal al mercurio a través del consumo de pescado puede tener resultados negativos para la salud, a pesar de que nunca se ha establecido definitivamente una relación entre la exposición a bajos niveles y consecuencias en el desarrollo en los niños.
Al mismo tiempo, el pescado es rico en una gran cantidad de nutrientes beneficiosos, incluyendo los ácidos grasos, que son esenciales para el desarrollo del cerebro, dando lugar a un debate durante mucho tiempo entre científicos, ambientalistas y legisladores sobre el riesgo frente a los beneficios del consumo de pescado. Este debate tiene importantes consecuencias para la salud mundial porque miles de millones de personas en todo el mundo dependen del pescado como su principal fuente de proteínas.
Este 'Estudio de Desarrollo Infantil en Seychelles', una colaboración entre la Universidad de Rochester, la Universidad de Ulster y el Ministerio de Salud y Educación de la República de Seychelles, es uno de los estudios de población más largos y más grandes de su tipo. Las Seychelles, un grupo de islas en el Océano Índico, ha demostrado ser el lugar ideal para examinar el impacto potencial para la salud de la exposición persistente a bajos niveles de mercurio, puesto que 89.000 residentes de la nación consumen pescado a un ritmo diez veces mayor que la población de Estados Unidos y Europa.
Los autores del estudio publicado este miércoles siguieron a más de 1.500 madres y sus hijos. A los 20 meses después del nacimiento, se sometió a los niños a una batería de pruebas diseñadas para medir sus habilidades de comunicación, el comportamiento y las habilidades motoras. Los investigadores también recolectaron muestras de cabello de las madres en el momento de su embarazo para medir los niveles de exposición prenatal al mercurio.
Los investigadores encontraron que la exposición al mercurio no se correlacionó con puntuaciones más bajas. Este hallazgo rastreado con los resultados de estudios anteriores del equipo, algunos de los cuales han seguido a los niños en las Seychelles hasta sus 20 años, tampoco mostraron ninguna asociación entre el consumo de pescado y el desarrollo neurológico posterior.
Los investigadores también midieron los niveles de PUFA presentes en las mujeres embarazadas y encontraron que los hijos de madres con niveles más altos de ácidos grasos conocidos como n3, el tipo que se encuentra en el pescado, realizaron mejor ciertas pruebas. Otra forma común de PUFA, llamada n6, proviene de otras carnes y aceites para cocinar y se encuentra en mayor abundancia en la dieta de los habitantes de los países desarrollados.
Se sabe que los ácidos grasos del pescado (n3) tienen propiedades antinflamatorias, en comparación con n6, que puede promover la inflamación. Uno de los mecanismos por los que el mercurio provoca daño es a través de la oxidación y la inflamación y esto ha llevado a los investigadores a especular que n3 no sólo proporciona más beneficios en términos de desarrollo del cerebro sino que estos compuestos también pueden contrarrestar los efectos negativos del mercurio.
Esto se reflejó en los resultados del estudio, que mostró que los hijos de madres con niveles relativamente altos de n6 tuvieron resultados más pobres en las pruebas diseñadas para medir las habilidades motoras. "Parece que la relación entre los nutrientes y el mercurio de los peces puede ser mucho más compleja de lo que se pensaba anteriormente --resume Philip Davidson, investigador principal del estudio y profesor emérito de la Universidad de Rochester--. Estos resultados indican que puede haber un equilibrio óptimo entre las diferentes propiedades inflamatorias de los ácidos grasos que promueven el desarrollo fetal y que estos mecanismos merecen un estudio ulterior".

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