lunes, 26 de enero de 2015

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Las neuronas productoras de estrógeno influyen en la conducta agresiva

24-26/01/2015 - E.P.

La investigación ha sido realizada en un modelo experimental animal pero podría ser extrapolable a humanos

Un grupo de células nerviosas productoras de estrógeno a nivel cerebral ejerce efectos muy específicos sobre la conducta agresiva, tanto en machos como en hembras de los modelos experimentales, según una nueva investigación realizada por científicos de la Universidad de California-San Francisco (UCSF), en Estados Unidos.
Estas células, conocidas como células que expresan aromatasa (aromatasa +), representan menos del 0,05 por ciento de las neuronas del cerebro del modelo experimental pero juegan un papel crucial en la diferenciación sexual durante el desarrollo temprano y en regulan el comportamiento sexual y social en la edad adulta.
Aunque el estrógeno es generalmente considerado como una hormona sexual femenina, durante la década de 1970 se descubrió que la hormona sexual masculina testosterona se puede convertir en estrógeno en el cerebro a través de la aromatasa, una enzima que también se encuentra en muchos otros tejidos.
En el modelo experimental macho, el estrógeno, probablemente sintetizado por las neuronas de aromatasa + en el cerebro, se sabe está involucrado en diversos comportamientos sociales, incluido el "canto" de ultrasonidos que los machos producen para cortejar a las hembras, y en el apareamiento, la agresión y marcar el territorio.
Las neuronas de aromatasa + también están presentes, en menor número, en las hembras, pero como las hembras producen altos niveles de estrógeno circulante y muy poca testosterona, no ha estado claro si las células de la aromatasa + en el cerebro femenino son puramente vestigiales o tienen alguna otra función.
Para investigar con mayor precisión el funcionamiento de las células de la aromatasa +, un equipo en el laboratorio en UCSF del autor principal, Nirao Shah, utilizó métodos genéticos para agotar selectivamente estas neuronas en una región del cerebro conocida como amígdala medial posterodorsal o MeApd, en ratones adultos. Esta estructura, en la que las células de la aromatasa + representan el 40 por ciento de las neuronas, forma parte de un circuito que es de vital importancia para el comportamiento social y reproductivo normal.
"La parte del bulbo olfatorio que recibe información de feromonas, que es lo que utilizan los modelos animales para identificar a otros y responder adecuadamente, se dirige directamente a la amígdala, así que sabemos que es importante para el comportamiento social", afirma la autora Elizabeth K. Unger, estudiante graduada en el laboratorio Shah.
Después de que el grupo de investigación eliminara las neuronas de aromatasa + del MeApd en modelos machos, los individuos mostraron comportamientos sociales en su mayoría normales: continuaron marcando su territorio y reconocieron, cortejaron y se aparearon con éxito con las hembras, mientras que si se encontraban con un macho desconocido, actuaban de manera muy diferente de sus contrapartes normales.
Cuando los individuos machos se topan con un macho extraño en su territorio, por lo general, mueven su cola amenazadoramente y atacan al intruso poco después. Pero los machos que carecían de las neuronas de la aromatasa + eran más lentos y menos agresivos en su respuesta a otros machos: su movimiento de la cola disminuyó significativamente y tardaron mucho más tiempo en montar un ataque.
Este retraso en la organización de los ataques contra los intrusos se correlacionó con el número de células de la aromatasa + que habían sido eliminadas por la manipulación genética por parte de los investigadores. Sin embargo, una vez que estos individuos lanzaron un ataque, la agresividad de su comportamiento de lucha se parecía a la de los machos normales.
En las hembras, las consecuencias del agotamiento de las células de la aromatasa + también fueron fuertemente restringidas. Estas hembras mostraron respuestas normales a los machos, incluso en sus comportamientos de apareamiento, pero si habían parido crías, las que carecían de la células de la aromatasa + no mostraron niveles normales de agresión materna.
Las hembras con crías lactantes generalmente atacan a los ratones machos no familiares, porque los machos, a veces, matan a las crías de machos rivales. Sin embargo, en un patrón sorprendentemente similar al observado en los machos que carecen de células de la aromatasa +, las hembras en las que se agotaron estas células eran mucho más lentas que sus homólogas normales a la hora de iniciar un ataque. Una vez más, cuando se iniciaron los ataques eran indistinguibles de los lanzados por las hembras normales con crías lactantes.
"En teoría, estas neuronas productoras de estrógenos podrían haber controlado cualquier parte del comportamiento social o todos los comportamientos sociales, pero nos pareció que controlan sólo un pequeño componente de agresión", subraya Unger. "Y teniendo en cuenta que las hembras no necesitan estas células para producir estrógeno, fue bastante sorprendente ver que estas células juegan un papel similar en hombres y mujeres", añade.

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