lunes, 8 de diciembre de 2014

Tecnología joven en patología de la vejez - DiarioMedico.com

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TRIBUNA

Tecnología joven en patología de la vejez

La artrosis, una enfermedad propia del envejecimiento, empieza a contar con jóvenes esperanzas que están basadas en diversas innovaciones tecnológicas y terapéuticas muy prometedoras.
Isabel Guillén. Jefe de la Unidad de Pie y Tobillo de la Clínica Cemtro, de Madrid.   |  08/12/2014 00:00
  

El término artrosis acarrea connotaciones de vejez o decrepitud que parecen oponerlo a esa otra palabra, tecnología, de sonido tan vigoroso e innovador. En este caso, el par no se opone en absoluto. La artrosis es una enfermedad tan prevalente e incapacitante que su diagnóstico, tratamiento y prevención han obligado a realizar grandes avances tecnológicos, desde las prótesis articulares a la terapia celular.
La artrosis es una enfermedad del cartílago articular que, aunque se desarrolla y agrava con el envejecimiento, comienza en personas de edad media, o incluso en jóvenes cuando hay deformidades anatómicas o traumatismos de repetición, como ocurre en los deportistas de élite. El cartílago es un tejido que no se regenera. Una vez comenzado el daño articular, la evolución natural de la enfermedad es hacia la progresión, que puede abocar hacia la artrodesis o la prótesis articular.
Uno de los retos del tratamiento actual de la artrosis es detectar esas fases iniciales del desgaste articular para así poder estudiar y tratar las causas que coadyuvan, frenando su progresión, o incluso reparar el daño al cartílago antes de que avance. Para el diagnóstico precoz se han desarrollado secuencias de difusión en resonancias de alto campo que facilitan la identificación de las lesiones de cartílago, cuyo diagnóstico final se realiza por artroscopia. Para el tratamiento precoz se han ideado múltiples técnicas quirúrgicas que realinean las articulaciones, evitan la sobrecarga articular o corrigen las malformaciones causantes del daño. 
Sin embargo, a la hora de tratar las lesiones del cartílago, una vez establecidas, nuestros recursos son más limitados. En lesiones de pequeño tamaño las técnicas de estimulación (microfracturas, abrasión, perforaciones) pueden solucionar el problema, pero a medida que la lesión aumenta de tamaño, estas técnicas pierden eficacia. El desarrollo del implante de condrocitos, que permite cultivar los propios condrocitos del paciente y reproducir una membrana celular de cartílago con que cubrir el defecto, ha demostrado resultados excelentes, si bien sigue siendo una solución a lesiones circunscritas, localizadas.
Actualmente, cuando el daño del cartílago se ha extendido o afecta de salida a toda la articulación, no disponemos de armas para recuperar ese tejido. Muchas de las innovaciones que se han sugerido y empleado para tratar el daño evolucionado del cartílago se basan más en una esperanza inocente en la naturaleza humana que en un análisis fisiopatológico del proceso de daño y reparación del cartílago. Así ocurre con terapias no consolidadas como la inyección de plasma rico en plaquetas o la terapia con células madre.
Con todo, el camino comenzado por la terapia celular nos hace aspirar a regenerar amplias extensiones de cartílago, aunque las dificultades técnicas y las características funcionales de las articulaciones lo hagan inviable hoy en día. Los avances en ingeniería celular, el conocimiento más profundo de la matriz extracelular y su importancia para el proceso de diferenciación, el descubrimiento de señales que inducen y guían a las células, y los pasos de gigante de la reprogramación celular pueden abrirnos las puertas a un futuro en el que el tejido dañado pueda regenerarse en toda su extensión.
Con esto queda visto cómo también para la artrosis, una enfermedad propia del envejecimiento, hay jóvenes esperanzas basadas en innovaciones tecnológicas y terapéuticas. En palabras del profesor Pedro Guillén, "no hay que tener miedo a la tecnología, sino a la falta de ideas y de iniciativa". Y es cierto que en este terreno, como en todos, los avances tecnológicos y las terapias innovadoras han de acogerse con cuidado, porque no todo lo nuevo es bueno. Pero también es cierto que todo lo bueno alguna vez fue nuevo.

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