viernes, 5 de diciembre de 2014

Relacionan el fútbol americano de secundaria con cambios cerebrales, incluso aunque no se produzca una conmoción: MedlinePlus

Relacionan el fútbol americano de secundaria con cambios cerebrales, incluso aunque no se produzca una conmoción: MedlinePlus

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Relacionan el fútbol americano de secundaria con cambios cerebrales, incluso aunque no se produzca una conmoción

Un pequeño estudio sugiere que los golpes recibidos en la cabeza en una temporada típica podrían alterar el cerebro
Traducido del inglés: martes, 2 de diciembre, 2014
LUNES, 1 de diciembre de 2014 (HealthDay News) -- Se ha discutido mucho recientemente sobre las conmociones y los deportes de contacto, pero una nueva investigación sugiere que incluso las lesiones en la cabeza menos graves podrían llevar a cambios cerebrales en los jugadores de fútbol americano de secundaria.
El estudio halló que recibir golpes repetidos en la cabeza después de solamente una temporada podría provocar cambios medibles en los cerebros de los deportistas jóvenes que nunca habían sufrido una conmoción cerebral.
Cuanto más a menudo recibían un golpe los deportistas, más evidencias mostraban de cambios cerebrales que parecían anómalos, según el autor del estudio, el Dr. Christopher Whitlow, profesor asociado del Instituto de Radiología y Ciencia Traslacional del Centro Médico Bautista Wake Forest en Winston Salem, Carolina del Norte.
"No es porque se golpee más fuerte, sino por la exposición acumulativa al impacto", explicó Whitlow.
El estudio contó con 24 jugadores de fútbol americano de secundaria de entre 16 y 18 años de edad. Ninguno de estos deportistas había sufrido nunca una conmoción cerebral. Durante cada entrenamiento y cada partido, los participantes llevaron puestos acelerómetros en el casco, que registraron con qué frecuencia y fuerza recibían golpes.
Basándose en estos datos, los jugadores fueron divididos en dos grupos. Se consideró que 9 de estos deportistas eran los que recibían golpes fuertes y 15, golpes ligeros.
Mediante el uso de una técnica de imágenes cerebrales avanzada llamada imágenes con tensor de difusión (ITD), los investigadores buscaron entonces cambios en la materia blanca de los cerebros de los jugadores.
La materia blanca está compuesta por millones de fibras nerviosas que trabajan como cables de comunicación que conectan varias partes del cerebro. La ITD proporciona una medida del movimiento del agua junto con estas fibras nerviosas, lo que se conoce como anisotropía fraccional (AF).
En un cerebro sano, el movimiento del agua es uniforme y tiene una AF alta. Pero un movimiento del agua más aleatorio y una reducción de la AF sugieren que hay anomalías cerebrales.
Aunque ninguno de los jugadores sufrió una conmoción, al final de la temporada los jugadores del grupo de los que recibían golpes fuertes experimentaron un descenso más significativo de la AF en ciertas partes del cerebro que los del grupo de los que recibían golpes ligeros, indicaron los investigadores.
Hay cada vez más evidencias que sufrir golpes de manera repetida en la cabeza (incluyendo los que no resultan en una conmoción) podría ser motivo de preocupación, según el Dr. Robert Stevens, profesor asociado de la división de atención crítica de neurociencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.
"Aunque este tipo de impacto no califica para un diagnóstico de conmoción porque no hubo pérdida de consciencia ni unas quejas específicas, es muy probable que recibir múltiples golpes no sea benigno", señaló. "Podemos especular que ninguna cantidad de daño cerebral es buena, pero lo arriesgado es que no es probable que los cambios sean dramáticos".
A diferencia de los efectos obvios e inmediatos de un accidente cerebrovascular, como la parálisis o la incapacidad de hablar, los efectos acumulativos de las lesiones cerebrales leves podrían ser mucho más sutiles y afectar a cosas como la concentración, la atención o la memoria, y probablemente no se podrían detectar mediante las pruebas de cabecera convencionales, explicó Stevens.
Aunque sus hallazgos plantean más dudas sobre la seguridad de los deportes de contacto, los autores del estudio enfatizaron que se necesitan estudios a largo plazo para determinar si estos cambios cerebrales, que anteriormente se han asociado con lesiones cerebrales traumáticas leves, podrían conducir a que se sufran consecuencias a largo plazo.
"¿Los cambios que hemos observado desaparecen o son efectos permanentes a largo plazo? Ahora mismo no podemos responder estas preguntas", dijo Whitlow. "No es raro que las personas se hagan moretones al jugar, pero nadie se alarma por un moretón en el brazo porque se da por sentado que se curará sin que haya daños a largo plazo. Es demasiado pronto para decir si estos cambios cerebrales se parecen más a las lesiones que se curan".
Mientras tanto, los padres no deberían impedir que los niños que gocen de buena salud practiquen deportes de contacto o prueben a jugar con un equipo de fútbol americano, dijo Whitlow. "El objetivo de este estudio es hacer preguntas difíciles, no demonizar el fútbol americano. Actuar a partir de estos hallazgos sería muy atrevido", dijo.
Stevens añadió que "si se tienen en cuenta los beneficios generales de los deportes, éstos superan en gran medida a los riesgos potenciales que pueden haber. Tenemos que ser precavidos. Hay literalmente millones de niños que practican deportes de contacto, incluyendo el fútbol americano. La impresión que tenemos es que la gran mayoría de estos deportistas no sufren ningún deterioro cognitivo [mental] o psiquiátrico significativo".
Lo que los padres deberían hacer es ser conscientes de las lesiones que pueden producirse y buscar atención médica si tienen alguna duda, aconsejó Whitlow.
También se debería educar a los deportistas jóvenes sobre las posibles lesiones que podrían sufrir, añadió Stevens. "Los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes que practican deportes deberían ser conscientes de que quizá no sean completamente benignos y que implican ciertos riesgos", dijo.
Tener un preparador físico en el campo que esté cualificado para diagnosticar una conmoción también puede ayudar a proteger a los jugadores, según Whitlow. "Se trata de alguien que va a todos los partidos, que llega a conocer a los jugadores y que está atento a cualquier cosa que parezca una lesión", indicó.
El estudio se presentó el lunes en la reunión anual de la Asociación de Radiología de América del Norte (Radiological Society of North America) en Chicago. Los hallazgos del estudio aparecen en una edición reciente de la revista Journal of Neurotrauma.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Christopher T. Whitlow, M.D., Ph.D., associate professor, Radiology Translational Science Institute, Wake Forest Baptist Medical Center, Winston-Salem, N.C.; Robert Stevens, M.D., associate professor, Johns Hopkins University School of Medicine division of neuroscience critical care, Baltimore, Md.; Dec. 1, 2014, Radiological Society of North America annual meeting, Chicago; October 2014, Journal of Neurotrauma
HealthDay
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