viernes, 14 de noviembre de 2014

Los mosquitos vectores de infecciones evolucionaron genéticamente para sentirse atraídos por el olor humano :: El Médico Interactivo ::

:: El Médico Interactivo :: Los mosquitos vectores de infecciones evolucionaron genéticamente para sentirse atraídos por el olor humano



E.P. | 14/11/2014


14/11/2014 - E.P.

Este cambio evolutivo se realizó hace miles de años y es debido a que ofrecemos el estilo de vida ideal para los mosquitos, siempre tenemos agua alrededor para que ellos se reproduzcan, no tenemos pelo y vivimos en grupos grandes

Las hembras de los mosquitos que propagan el dengue y la fiebre amarilla no siempre han dependido de la sangre humana. Sus antepasados se alimentaban de animales peleteros en el bosque, pero hace miles de años, algunos de estos "chupasangres" hicieron un cambio inteligente: comenzaron a picar a los seres humanos al sentirse atraídos por su olor y se movilizaron por todo el mundo, difundiendo la enfermedad a su paso.
"Fue un muy buen movimiento evolutivo --señala Leslie B. Vosshall, jefa del Laboratorio de Neurogenética y Comportamiento en la Universidad Rockefeller e investigadora del Instituto Médico Howard Hughes, en Estados Unidos--. Ofrecemos el estilo de vida ideal para los mosquitos. Siempre tenemos agua alrededor para que ellos se reproduzcan, no tenemos pelo y vivimos en grupos grandes".
Para comprender la base evolutiva de esta atracción, Vosshall y sus colegas examinaron los genes que impulsan a algunos mosquitos a preferir a los seres humanos y sus hallazgos, publicados en la edición de este jueves de 'Nature', sugieren que los mosquitos que tienen predilección por los humanos se sienten atraídos por su olor. "Han adquirido un amor por el olor del cuerpo humano y eso es un paso clave en su especialización en nosotros", desgrana esta experta.
La búsqueda para entender qué hace que algunos mosquitos prefieran a los humanos comenzó en Rabai, Kenia. En los años 1960 y 1970, los científicos que analizaron la región observaron dos poblaciones distintas que viven a sólo cientos de metros de distancia: los mosquitos negros, una subespecie llamada 'Aedes aegypti formosus', que tiende a poner sus huevos al aire libre y prefiere picar animales del bosque, y sus primos de marrón claro, 'Aedes aegypti aegypti', que tienden a reproducirse en el interior de jarras de agua y en su mayoría pican a los seres humanos.
"Creemos que podemos tener una visión de lo que sucedió hace miles de años estudiando este pequeño pueblo en Kenia porque los actores todavía están allí", dice Vosshall. En 2009, Carolyn McBride, que trabajaba en el laboratorio de Vosshall en ese momento, y otros coinvestigadores viajaron a Rabai para ver si estos dos grupos todavía existían.
El equipo recopiló larvas de agujeros de los árboles en el bosque y otros de ollas de barro y latas de metal dentro de las casas de la gente. De vuelta en el laboratorio en Nueva York, criaron los insectos y descubrieron que las observaciones que los científicos habían hecho años antes parecían ser ciertas: los insectos recogidos de interiores tienden a ser de color marrón claro y cuando se les da la opción de picar a los seres humanos o conejillos de indias, principalmente optan por los primeros, mientras que los recogidos en el bosque eran negros y preferían a las cobayas de laboratorio.
Para concentrarse en los genes responsables de la preferencia de los mosquitos por los humanos, los investigadores cruzaron los mosquitos, creando miles de nietos genéticamente diversos y luego clasificaron los mosquitos en función de su olor preferido y compararon ambos grupos.
"Sabíamos que estos mosquitos habían desarrollado un amor por la forma en la que olemos", afirma Vosshall, quien junto a sus colegas observó específicamente los genes que tenían niveles más altos de expresión en las antenas de los insectos que prefieren a los humanos. Estas estructuras contienen proteínas llamadas receptores de olor que recogen diferentes aromas.
Vosshall y sus colegas hallaron 14 genes fuertemente vinculados al gusto por los seres humanos, destacando especialmente un gen receptor de olor, OR4. "Está muy altamente expresado en los mosquitos que prefieren picar a los humanos", destaca Vosshall.
Los investigadores supusieron que OR4 debe estar detectando algún aroma en el olor del cuerpo humano y, para averiguar cuál, pidieron a voluntarios que llevaran medias durante 24 horas. Posteriormente, pusieron esas medias con olor en una máquina diseñada para separar su olor en los cientos de sustancias químicas individuales que componen el olor corporal, de forma que detectaron que una sustancia química llamada sulcatone no estaba presente en las prendas puestas a los conejillos de indias.
Sulcatone da a los humanos su distintivo olor, pero hay probablemente otros olores y otros genes que ayudan a explicar la atracción de los mosquitos por los humanos. De hecho, la adición de sulcatone al olor del conejillo de indias no volvió a este animal más atractivo para los mosquitos que se decantan por los humanos. McBride, ahora en la Universidad de Princeton, planea buscar otros factores que ayuden a explicar cómo los mosquitos hicieron la transición de picar a los animales a convertirse en vectores de mortales enfermedades humanas.
El cambio de preferir los animales a los seres humanos implica una variedad de ajustes de comportamiento: los mosquitos tuvieron que pasar a una vida cómoda alrededor de los seres humanos, entrando en sus casas, reproduciéndose en agua limpia en jarras de agua en lugar de agua fangosa en los huecos de los árboles.
"Hay toda una serie de cosas que los mosquitos tienen que cambiar en su estilo de vida para vivir alrededor de los humanos", señala Vosshall. "Este trabajo proporciona la primera visión genética en lo que sucedió hace miles de años, cuando algunos mosquitos realizaron este cambio", concluye.

No hay comentarios:

Publicar un comentario