miércoles, 22 de octubre de 2014

Nueve supervivientes de Ébola | MSF - Médicos Sin Fronteras

Nueve supervivientes de Ébola | MSF - Médicos Sin Fronteras

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NUEVE SUPERVIVIENTES DE ÉBOLA

Es cierto que el Ébola es un virus con alta letalidad, que mata de promedio a seis de cada diez pacientes infectados. Es verdad que este brote se ha
cobrado más de 4.000 vidas y que sigue siendo un enorme problema. Y sin embargo, hay personas que sobreviven al virus. Y son esas personas
las que alientan la recuperación de los pacientes. Y son esos supervivientes los que inspiran la lucha diaria de los profesionales sanitarios de
Médicos Sin Fronteras en su batalla contra esta enfermedad mortal.
Aquí puedes ver nueve historias de personas que han vencido al Ébola:

Mamadee, superviviente del Ébola

Mamadee, de 11 años, fue ingresado en el centro de tratamiento de Ébola Foya, Liberia, el 15 de agosto. Dio positivo
por Ébola, pero se recuperó y fue dado de alta el 4 de septiembre. El niño alegró a todos con su baile incansable.
Nadie diría que Mamadee estaba infectado con el virus mortal. © Martin Ziggl / MSF


Hawa, superviviente del Ébola
© P. K. Lee / MSF
Hawa,de 19 años, es de Shegbwema, Sierra Leona. Se infectó con el virus del Ébola cuando la salpicó una muestra de
sangre de su suegro, que tenía la enfermedad. Una semana más tarde, comenzó a tener fiebre y dolores de cabeza.
“Estaba muy débil, así que mi cuñada me llevó hasta el centro de MSF”. Permaneció en el centro de Kailahun durante
más de tres semanas, sanó y volvió a su casa. En la foto, Hawa se reúne con su hija que, por suerte, no se había
infectado. Su marido aún seguía ingresado en el centro. © P. K. Lee / MSF


Idrissa, superviviente del Ébola
© P. K. Lee / MSF
Idrissa, de 23 años, es el marido de Hawa y está en el centro de Ébola de MSF en Kailahun, Sierra Leona, desde hace
un mes. "He estado muy enfermo, estaba inconsciente. Pero ahora me siento mejor. No tiene miedo de volver a mi
pueblo porque MSF me dará un certificado para demostrar a la gente que no tengo Ébola. Quiero salir tan pronto como
sea posible para poder ver a mi esposa y mi hija ", dice. Es profesor de matemáticas, y cuenta que explicará en clase
en la necesidad de que las personas con síntomas vayan a los centros de tratamiento. "Algunos todavía tienen miedo
de venir al centro. Piensan que aquí morirán. Pero si yo no hubiera venido, no me recuperaría", explica.
© P. K. Lee / MSF


Jattu y Rosaline, supervivientes del Ébola

Jattu, su marido y su hija de dos años, Rosaline, se infectaron de Ébola en la región de Daru, una de las más afectadas
del distrito de Kailahun. Su esposo comenzó a sentirse mal después de asistir a un funeral, y días más tarde, Rosaline y
Jattu también enfermaron. Cuando llegaron al centro de tratamiento de MSF, Jattu estaba muy enferma y sus posibilidades
de sobrevivir parecían escasas. Pero, ante la sorpresa del personal médico, ambas sobrevivieron. Después de dos semanas
en el centro, Jattu y su hija salieron el mismo día, y su marido también se recuperó. En medio de una epidemia que ha
dejado tantos huérfanos, es una inmensa alegría ver que toda una familia se ha recuperado de la enfermedad.
© P. K. Lee / MSF


Sandi, superviviente del Ébola

Sandi, de 9 años, es de Pendembo, en Kailahun, un distrito gravemente afectado por la epidemia de Ébola. Dos ambulancias
de MSF fueron a recogerlo, a él y a otros pacientes, para llevarlos al centro de tratamiento de Ébola de la organización. Él fue
el único que fue dado de alta después de tres semanas de cuidados. La promotora de salud de MSF Ella Watson-Stryker,
muestra el certificado de alta al hermano de Sandi y le explica: "Él es un chico muy fuerte, y no tiene Ébola. Siempre ayudado
a cuidar a los niños más pequeños y le cae muy bien a todo el equipo." © P. K. Lee / MSF


Ezekial, superviviente del Ébola

Ezekial, superviviente del Ébola, salta de alegría al ser dado de alta del centro de tratamiento ELWA 3, administrado
por MSF en Liberia. "Hoy mismo me voy a jugar al fútbol", dice. © Morgana Wingard


Zayzay Mulba, superviviente del Ébola

"Yo no creía que el Ébola fuese real. Antes de enfermar, mis amigos y yo nos reunimos para beber cerveza negra y fingíamos
que era un medicamento para el Ébola. No mucho tiempo después empecé a mostrar síntomas de malaria. Entonces empecé
a vomitar y tener diarrea. Aunque mi familia no estaba segura de que fuese Ébola, tomamos precauciones: cada vez que vomitaba,
mi esposa desinfectaba el lugar, y ella y mi hija dejaron de dormir en la misma habitación que yo. Debido a estas medidas,
hasta hoy, soy el único miembro de mi familia que se infectó de Ébola. Mi estado de salud empeoraba cada día, así que me
decidí a ir al centro de tratamiento. Después de la confirmación de la infección, me trataron durante nueve días y luego me dieron
el alta. Cuento mi historia para inspirar a otras personas con la enfermedad. El Ébola no es una sentencia de muerte",
explica Zayzay Mulba, que ahora trabaja en el centro de tratamiento de MSF en Monrovia, Liberia. © Malin Lager / MSF


Salomé, superviviente del Ébola

La familia entera Salomé Karwah estaba infectada de Ébola: sus padres, su novio y su hermana. "Pensé que sería el final,
porque he oído a la gente decir que si contraes el Ébola, te mueres." Después de unos días en aislamiento, la salud de
Salomé empeoró, y los enfermeros tenían que bañarla, cambiarla de ropa y darle de comer. "Sentía dolores dentro de mi cuerpo.
El Ébola causa tanto dolor que nota en los huesos. Nunca había sentido un dolor así", explica. Los padres de Salomé murieron.
"Después de 18 días de tratamiento, me curé, y mi vida se reanudó. Hoy, ayudo en la recuperación de las personas infectadas 
con el virus. Les animo a comer, aunque no tengan apetito, y a bañarlos si no tienen fuerzas. También cuento mi historia para
inspirarles, para hacerles saber que pueden sobrevivir", cuenta Salomé. © Adolphus Mawolo / MSF


Kollie James, superviviente del Ébola

Este chico de 16 años es Kollie Jamesel paciente número 1.000 en sobrevivir al Ébola. Su batalla
contra la enfermedad fue una gran superación para él y también para su padre, que había perdido a su
esposa, a su hermano y a dos hijas por el virus. Kollie recibió atención en el centro de tratamiento de
Ébola en Foya, Liberia. Hoy, ya curado, planea estudiar biología, para convertirse en médico en un futuro.
© Katy Athersuch / MSF

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