lunes, 6 de octubre de 2014

Más de un millón de proteínas esperando a ser estudiadas - DiarioMedico.com

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CONGRESO DEL PROTEOMA HUMANO EN MADRID

Más de un millón de proteínas esperando a ser estudiadas

Los paneles de biomarcadores ampliarán las posibilidades de diagnóstico y tratamiento. El congreso internacional de la Organización del Proteoma Humano se celebra en Madrid.
María Sánchez-Monge. Madrid | Maria.Sanchez@diariomedico.com   |  06/10/2014 00:00
  

Concha Gil
Concha Gil, coorganizadora del congreso, es catedrática de Microbiología de la Universidad Complutense. (Mauricio Skrycky)
  • Un gen puede dar lugar a muchas proteínas, a diferentes especies proteicas. Además, se ha visto que en unas células se expresan unas y, en otros tejidos, otras"
La proteómica empieza a mostrar su verdadera utilidad. Esta disciplina inició su andadura a finales de los años 90 generando muchas expectativas, demasiadas en opinión de Concha Gil, coorganizadora del Los paneles de biomarcadores ampliarán las posibilidades de diagnóstico y tratamiento. El congreso internacional de la Organización del Proteoma Humano se celebra en Madrid. (HUPO), que se celebra en Madrid del 5 al 8 de octubre. Ahora se han calmado los ánimos y se vislumbra su potencial clínico, que no es escaso, en el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de enfermedades.
Hay que tener en cuenta que se trata de un área de estudio mucho más compleja que la genómica. Hace ya años que se abandonó el axioma 'un gen, una proteína'. Pero la cosa se complica aún más, ya que se calcula que puede haber más de un millón de proteínas cuya información está en los aproximadamente 20.300 genes que componen el genoma humano. "Un gen puede dar lugar a muchas proteínas, a lo que se llaman diferentes especies proteicas", expone Gil. Por otra parte, se ha observado que "en unas células se expresan unas y, en otros tejidos, otras".
  • Hay una serie de proteínas que hemos visto perfectamente, pero otras no. En el cromosoma 16 hay unas 140 de las conocidas como missing proteins"
Para organizar el análisis de todas estas proteínas, expertos en proteómica de todo el mundo se han repartido la tarea, de forma que el denominado Proyecto Proteoma Humano (HPP) está formado por 25 consorcios, que estudian los 23 cromosomas -teniendo en cuenta que el último lo conforman el X y el Y- y el ADN mitocondrial. 
El consorcio español participa, a través de la plataforma ProteoRed del Instituto de Salud Carlos III, en el estudio de las proteínas del cromosoma 16. "Queremos identificar todas las proteínas de este cromosoma y catalogarlas", señala Gil, que es catedrática de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid. "Hay una serie de proteínas que hemos visto perfectamente, pero hay otras que no, las conocidas como missing proteins o proteínas desconocidas. En el cromosoma 16 son unas 140".
Sorpresas
En el congreso habrá una sesión dedicada al borrador del proteoma humano publicado en mayo en Nature por dos equipos de investigación que no forman parte del HPP. Estos y otros estudios recientes han revelado que buena parte del ADN no codificante que, según Gil, "no iba a dar lugar a ningún producto, se ha visto que sí lo da, con lo cual esas proteínas van a tener una función. Otra cosa interesante es que se ha visto que un porcentaje muy alto de las proteínas se expresan en la mayoría de las células, es decir, forman parte de la maquinaria general de las células".
Pero, sin duda, el principal reto clínico de la proteómica es la obtención de biomarcadores diagnósticos, algo que se está logrando, pero no del modo que en un principio estaba previsto. "Muchas proteínas se ven en diferentes enfermedades. Por ejemplo, multitud de patologías cursan con inflamación, por lo que en todas ellas las proteínas inflamatorias se van a expresar más. ¿Cómo se está solucionando eso? En lugar de tener un biomarcador, se recurre a un panel de biomarcadores que indican si una persona tiene, por ejemplo, cáncer", explica la organizadora del congreso.

Espectrometría de masas, una herramienta clave

El estudio proteómico se apoya en la espectrometría de masas que, como explica Concha Gil, "no se utiliza para proteínas, sino para péptidos". Los espectrómetros "ionizan las moléculas, que van a ir por un tubo de vacío hasta dar con un detector y, al final, las moléculas que son muy pequeñas van a llegar antes, las que son más grandes después y al final tenemos un espectro". Cada proteína se identifica recurriendo a las bases de datos del genoma, con "todos los genes traducidos a proteínas in silico, en el ordenador. Así comparamos los datos experimentales con los teóricos". Esta forma de identificar proteínas puede tener múltiples utilidades clínicas, pero se trata de una tecnología cara. Por esta razón, todavía tiene un uso hospitalario muy restringido.

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