EL IMPULSOR DE LA NEUROBIOLOGÍA MODERNA ESPAÑOLA SUBRAYA LA NECESIDAD DE ATRAER NUEVOS TALENTOS
La córnea, modelo idóneo para explicar a nivel molecular los mecanismos del dolor
JANO.es · 20 octubre 2014 00:09
El profesor Carlos Belmonte pronuncia, con el título 'La exploración del cerebro y la neurobiología española. Aupados a hombros de gigantes', la III Lección Magistral Andrés Laguna en la Universidad de Alcalá.
La córnea es idónea para conocer cómo funcionan las proteínas implicadas en la excitación de las terminaciones sensoriales cuando hay una lesión. El conocimiento de los mecanismos de transducción sensorial y del dolor constituyen el objetivo de la investigación del profesor Carlos Belmonte Martínez, fundador del Instituto de Neurociencias de Alicante UMH-CSIC, quien pronunció el pasado viernes la III Lección Magistral Andrés Laguna, una iniciativa de la Fundación Lilly y de la Universidad de Alcalá. Con el título 'La exploración del cerebro y la neurobiología española. Aupados a hombros de gigantes', el profesor subrayó el progreso exponencial en el conocimiento del cerebro en las últimas décadas y la posición destacada que ocupan los investigadores españoles en esta disciplina.
“La córnea del ojo es el modelo de la primera estación del dolor, ya que es un tejido que no tiene vasos sanguíneos y es sencillo estudiarlo incluso en personas”, explicó el profesor Belmonte, cuyo trabajo se ha centrado en el diseño de estrategias científicas para atacar el dolor periférico con mayor efectividad. No en vano, señaló, "el dolor hay que quitarlo como sea; es devastador para el que lo sufre”.
El neurocientífico apuntó, asimismo, que “las técnicas de imagen están permitiendo recoger mucha información sobre las partes del cerebro que se activan frente a determinados tipos de dolores en seres humanos despiertos. Conociendo esos mecanismos, podemos identificar qué transmisores intervienen para determinar cuáles se pueden silenciar en esas zonas y, finalmente, ir detrás de la terapéutica adecuada”.
“La córnea del ojo es el modelo de la primera estación del dolor, ya que es un tejido que no tiene vasos sanguíneos y es sencillo estudiarlo incluso en personas”, explicó el profesor Belmonte, cuyo trabajo se ha centrado en el diseño de estrategias científicas para atacar el dolor periférico con mayor efectividad. No en vano, señaló, "el dolor hay que quitarlo como sea; es devastador para el que lo sufre”.
El neurocientífico apuntó, asimismo, que “las técnicas de imagen están permitiendo recoger mucha información sobre las partes del cerebro que se activan frente a determinados tipos de dolores en seres humanos despiertos. Conociendo esos mecanismos, podemos identificar qué transmisores intervienen para determinar cuáles se pueden silenciar en esas zonas y, finalmente, ir detrás de la terapéutica adecuada”.
Una ciencia internacionalista
En lo que respecta a la ciencia en general, el profesor Belmonte alabó que los investigadores jóvenes hayan asumido una visión más internacionalista. “Los científicos se van a los lugares donde pueden desarrollar sus trabajos con naturalidad. En España el problema es el flujo neto, es decir, nuestra dificultad para atraer el talento”, lamentó, para hacer hincapié en la necesidad de que los políticos se den cuenta de que el futuro del país está en la ciencia y la tecnología “y, en general en la educación, que debería ser una cuestión de Estado”.
El laureado se reconoció como un científico de la posquerra y destacó el hecho de que, “a pesar de que la política oficial era antagónica a la ciencia, trabajamos con ilusión y con entusiasmo y entre todos hicimos de España un país mejor que el que encontramos”. A este respecto, recalcó que el mérito de su generación había sido “facilitar el camino a los que han venido detrás”.
En lo que respecta a la ciencia en general, el profesor Belmonte alabó que los investigadores jóvenes hayan asumido una visión más internacionalista. “Los científicos se van a los lugares donde pueden desarrollar sus trabajos con naturalidad. En España el problema es el flujo neto, es decir, nuestra dificultad para atraer el talento”, lamentó, para hacer hincapié en la necesidad de que los políticos se den cuenta de que el futuro del país está en la ciencia y la tecnología “y, en general en la educación, que debería ser una cuestión de Estado”.
El laureado se reconoció como un científico de la posquerra y destacó el hecho de que, “a pesar de que la política oficial era antagónica a la ciencia, trabajamos con ilusión y con entusiasmo y entre todos hicimos de España un país mejor que el que encontramos”. A este respecto, recalcó que el mérito de su generación había sido “facilitar el camino a los que han venido detrás”.
Investigador humanista
Del nombramiento del profesor Belmonte como Maestro, el doctor José Antonio Sacristán, director de la Fundación Lilly, resaltó que “además de sus contribuciones científicas en el campo de la neurociencia, el Consejo de la Lección Magistral ha valorado su visión humanista de la investigación”. Así, recordó que “el espíritu humanista, al igual que la ciencia, no tiene fronteras geográficas”, y destacó su contribución a la ciencia con la fundación del Instituto de Neurociencias, “primer instituto universitario español que integró a investigadores de distintas disciplinas con un interés común en el estudio del sistema nervioso”.
Del nombramiento del profesor Belmonte como Maestro, el doctor José Antonio Sacristán, director de la Fundación Lilly, resaltó que “además de sus contribuciones científicas en el campo de la neurociencia, el Consejo de la Lección Magistral ha valorado su visión humanista de la investigación”. Así, recordó que “el espíritu humanista, al igual que la ciencia, no tiene fronteras geográficas”, y destacó su contribución a la ciencia con la fundación del Instituto de Neurociencias, “primer instituto universitario español que integró a investigadores de distintas disciplinas con un interés común en el estudio del sistema nervioso”.
Por su parte, el doctor José Antonio Gutiérrez, consejero honorífico de la Fundación y secretario de la Lección Magistral Andrés Laguna, añade que esta Lección “se inspira en la conferencia de apertura de curso que el Royal College of Physicians del Reino Unido realiza anualmente y tiene como propósito hacer un llamamiento a la colaboración y la constancia en el desarrollo de la Medicina y las Ciencias afines”. En las ediciones anteriores merecieron la distinción de Maestro Andrés Laguna Salvador Moncada y Jesús San Miguel.
La Lección Magistral Andrés Laguna se imparte cada 18 de octubre, festividad de San Lucas, patrón de los médicos, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá. La Lección tiene como objetivo distinguir anualmente como Maestro a una personalidad relevante por sus aportaciones humanísticas, científicas y médicas en el ámbito de los países de cultura hispana.
El profesor Carlos Belmonte (Albacete, 1943) es fundador del Instituto de Neurociencias de Alicante, entidad que ha dirigido durante 20 años. Su trayectoria científica se ha centrado en las neurociencias y, en particular, en los mecanismos de transducción sensorial y dolor.
Entre sus grandes aportaciones científicas destaca su contribución a la comprensión de los mecanismos celulares y moleculares asociados al dolor, así como sus estudios sobre las propiedades de las neuronas sensoriales primarias y los procesos tróficos dependientes de la inervación tisular. Entre los numerosos reconocimientos recibidos, destacan la Cátedra Severo Ochoa de Biología y Biomedicina, el Premio de Investigación Rey Jaime I y el Premio Nacional de Medicina Gregorio Marañón.
La Lección Magistral Andrés Laguna se imparte cada 18 de octubre, festividad de San Lucas, patrón de los médicos, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá. La Lección tiene como objetivo distinguir anualmente como Maestro a una personalidad relevante por sus aportaciones humanísticas, científicas y médicas en el ámbito de los países de cultura hispana.
El profesor Carlos Belmonte (Albacete, 1943) es fundador del Instituto de Neurociencias de Alicante, entidad que ha dirigido durante 20 años. Su trayectoria científica se ha centrado en las neurociencias y, en particular, en los mecanismos de transducción sensorial y dolor.
Entre sus grandes aportaciones científicas destaca su contribución a la comprensión de los mecanismos celulares y moleculares asociados al dolor, así como sus estudios sobre las propiedades de las neuronas sensoriales primarias y los procesos tróficos dependientes de la inervación tisular. Entre los numerosos reconocimientos recibidos, destacan la Cátedra Severo Ochoa de Biología y Biomedicina, el Premio de Investigación Rey Jaime I y el Premio Nacional de Medicina Gregorio Marañón.
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