domingo, 12 de octubre de 2014

Discriminación biológica en el deporte - Investigación y Desarrollo

Discriminación biológica en el deporte - Investigación y Desarrollo





DISCRIMINACIÓN BIOLÓGICA EN EL DEPORTE

EL .


En 2013, Dutee Chand se convirtió en la sensación del atletismo en India al ser la primera velocista en llegar a una final de una competencia internacional en 2013 y, a sus 18 años, ya sumaba en su palmarés los títulos nacionales en 100 y 200 metros planos. Pero la que prometía ser una carrera de éxito tuvo un giro inesperado el pasado mes de julio.
Chand no "pasó" un examen que nada tuvo que ver con sus tiempos, estado de forma o dopaje y fue apartada dramáticamente del equipo indio que iba a participar en los Juegos de la Mancomunidad británica. La razón fue que su cuerpo no era lo suficientemente femenino para competir en las pruebas de mujeres, o mejor dicho, era demasiado masculino.
Al igual que sucedió con la sudafricana Caster Semenya en 2009, Chand descubrió que su cuerpo genera niveles de testosterona similares a los que se encuentran en los hombres. La Federación Internacional de Atletismo suspendió indefinidamente a Chand y, según recomienda en su reglamento desde el caso de Semenya, condicionó su regreso a las pistas a una reducción de sus niveles de testosterona, tratamiento que puede hacerse con una terapia de supresión hormonal o con cirugía genital.
La atleta india se negó rotundamente. En lugar de modificar su cuerpo, Chand interpuso esta semana un recurso ante el Tribunal Superior del Deporte, con sede en Suiza, para anular su suspensión al considerarla discriminatoria. "Cada atleta es único", argumentó el asesor jurídico de Chad, Payoshni Mitra.
No es absoluto
Numerosos expertos que han estudiado casos de género como los de Chand o Semenya consideran que las "regulaciones sobre hiperandrogenismo" son injustas y sin bases científicas, ya que se fundamenta en rasgos genéticos y en la presunción de que un nivel alto de testosterona es un elemento crucial que influye en el rendimiento de los atletas.
En el comunicado en el que se anunció la apelación, los abogados de Chand aseguran que las regulaciones "han sido cuestionadas desde una perspectiva científica, ética y médica". Además resaltan el hecho de que exponen a atletas como Chand a ser "sometidos a intervenciones que consisten en medicamentos o cirugías que potencialmente pueden tener serios efectos secundarios".
El profesor de endocrinología del hospital St. Thomas en Londres, Peter Sonksen, autor de una investigación que marcó el camino para el desarrollo de un control de la hormona de crecimiento, considera que "se equivocaron completamente con esta estúpida regla". "Es injusta, absurda y sin base científica. Es claramente una discriminación", dijo.
Sonksen cuestiona el nivel de testosterona establecido por el grupo de trabajo de la Federación de atletismo en conjunto con la comisión de medicina del Comité Olímpico Internacional, que decidieron poner el límite en 10 nanomoles por litro de sangre. El profesor asegura que no se trata de algo que es blanco o negro y que hay un porcentaje de hombres y mujeres que se superponen.
Las autoridades deportivas se han enfrentado históricamente a casos en los que se cuestiona el género de una persona, o a mujeres, para ser más específicos. Uno de los casos más famosos es el de la atleta alemana Dora Ratjen que, después de competir en categoría femenina en las olimpiadas de Berlín de 1936 y el Campeonato Europeo de 1938, se reveló que era un hombre llamado Hermann.
Actualmente las pruebas de género en una competición deportiva no son raras, tras haber sido introducidas en el Campeonato Europeo de Atletismo en 1966 y utilizadas por primera vez durante las olimpiadas de 1968 en México. Pero lo que en un principio fue una verificación visual y después una simple búsqueda superficial de cromosomas (XX mujer y XY hombre), se convirtió en un complejo proceso de exámenes al comprobar que habían casos de intersexualidad.
Esto sucedió cuando en 1985 la atleta española María José Martínez-Patiño fue considerada "hombre" para competir. Martínez-Patiño rechazó ser calificada de esa manera y luchó durante tres años lo que consideró un acto de ignorancia y ridículo.
La española consiguió demostrar que su condición fue producto de un extraño síndrome genético, pero ya había perdido sus mejores años como deportista. Situación similar ocurrió con Semenya, quien no ha podido recuperar el nivel que mostró en 2009 después de que se le permitiera regresar a las pistas al año siguiente.
Otras ventajas naturales no se cuestionan
El caso de Chand reabre el debate sobre hasta dónde una regulación es discriminatoria contra mujeres que logran sobresalir en sus especialidades, en particular porque los hombres no son sometidos al mismo nivel de escrutinio.
Si bien no es el único factor que determina el rendimiento, los niveles de testosterona contribuyen a un desarrollo físico particular. Pero, si se generan de forma natural, ¿no es justo aprovechar esa ventaja para destacar?
La mayoría de los atletas de élite tiene ventajas "injustas" que les permite superar a sus rivales, pero nadie cuestiona las zancadas de Usain Boilt, la envergadura de los brazos de Michael Phelps o el sistema cardiovascular de Miguel Indurain. Al fin de cuentas, son dones de la naturaleza.
A Dutee Chand le queda esperar por un fallo a su favor para regresar a las pistas, pero más allá de cuál sea el veredicto, su nombre se sumará a la lista de atletas de las que nunca se sabrá hasta dónde hubieran podido llegar en sus carreras de no haber sido cuestionada su feminidad, como sucedió con Semenya o Martinez-Patiño.
Fuente: BBC

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