martes, 2 de septiembre de 2014

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Una terapia selectiva puede mejorar la reparación de la arteria tras intervenciones cardiovasculares

03/09/2014 - E.P.

La nueva terapia molecular inhibe selectivamente la reestenosis de los vasos sanguíneos y realiza al mismo tiempo la curación usando un catéter para abrir las arterias estenosadas

Una nueva terapia desarrollada por investigadores de la Facultad de Medicina Morsani de la Universidad del Sur de Florida (USF), en Tampa, Florida, Estados Unidos, y del Centro Médico de la Universidad de Columbia (CUMC), en Nueva York, Estados Unidos, puede ayudar a reducir las complicaciones potencialmente mortales de las intervenciones para el tratamiento de la enfermedad cardiovascular.
Los investigadores demostraron en un modelo experimental que la nueva terapia molecular podría inhibir selectivamente que se vuelvan a estrechar los vasos sanguíneos y promover al mismo tiempo la curación de los mismos tras un procedimiento médico usando un catéter de globo para abrir las arterias estenosadas o bloqueadas, tal y como se detalla en una artículo publicado en 'Journal of Clinical Investigation'.
"Esta novedosa estrategia basada en microARN puede utilizarse para combinar mecanismos antiproliferativos y pro curación para mejorar la reparación de las arterias coronarias", afirma la investigadora principal del estudio, Hana Totary-Jain, profesora asistente de Farmacología Molecular y Fisiología en la Facultad de Medicina Morsani de la USF.
"El hallazgo más importante de nuestro estudio es que, por primera, vez hemos sido capaces de lograr con un solo golpe tanto la inhibición de las células responsables de la reestenosis de los vasos sanguíneos como la preservación de las células 'buenas' endoteliales que protegen contra la trombosis", destaca el autor Gaetano Santulli, cardiólogo que trabaja en el Colegio de Médicos y Cirujanos de CUMC.
La angioplastia, el procedimiento médico más común del mundo, abre una arteria estrechada o bloqueada mediante la inserción de un pequeño globo en el vaso sanguíneo. Si la arteria está bloqueada, un pequeño tubo de malla de alambre, conocido como stent, está instalado en el extremo del globo para permanecer en el vaso tras la retirada del globo, manteniendo abierta la arteria y el flujo de sangre después de que la angioplastia despeja la vena de depósitos de grasa.
En 2011, los médicos realizaron alrededor de 560.500 angioplastias en Estados Unidos, según un informe reciente de la Agencia para la Investigación y Calidad de Salud, y, según el doctor Santulli, entre el 70 y el 90 por ciento de todos los pacientes con angioplastia tienen colocado uno o más stents. Juntos, la angioplastia y la colocación de un stent, han contribuido a avanzar en el campo de la cardiología intervencionista y salvar vidas.
Los stents liberadores de fármacos, aprobados por primera vez para su uso en Estados Unidos en 2003, redujeron drásticamente las tasas de reestenosis frente a los stents convencionales anteriores. Los medicamentos que recubren estos stents frustran el desarrollo de tejido cicatrizal que provoca que la arteria coronaria tratada se vuelva a estrechar, una complicación que a menudo requiere otro procedimiento.
Aunque el stent liberador de fármacos superó el obstáculo de la reestenosis, la investigación mostró que no se pudo discriminar entre las células destructivas y las beneficiosas. Los fármacos bloquean la proliferación y la migración de células musculares lisas vasculares que conducen al reestrechamiento de las arterias, pero también paralizan el recrecimiento de las células endoteliales indispensables para la curación de las paredes de los vasos sanguíneos interrumpido por la implantación del stent.
La formación de coágulos de sangre varios meses o incluso años después de la implantación inicial continúa provocando un grave, aunque poco frecuente, aumento del riesgo asociado con la falta de endotelio que cubre el vaso tratado. Este riesgo de coagulación tardía del stent, o trombosis, requiere que los pacientes permanezcan en terapia dual antiplaquetaria prolongada para ayudar a prevenir los ataques al corazón, pero no evitan el aumento de las probabilidades de hemorragias mayores.
Con todo ello en mente, los investigadores de USF y CUMC aprovecharon el poder intrínseco de los microARN, reguladores maestros de la expresión de genes que afectan a muchos procesos biológicos, incluyendo la proliferación celular, para crear una terapia más selectiva.
Su objetivo era inhibir el reestrechamiento de los vasos sanguíneos y, al mismo tiempo, permitir que las células endoteliales se regeneren y curen los vasos sanguíneos. Estos investigadores probaron la terapia experimental en un modelo experimental con lesión por angioplastia con balón y descubrieron que funcionaba.
A las dos semanas de la lesión arterial inducida por angioplastia con balón, las arterias lesionadas en los modelos experimentales que recibieron la terapia basada en microARN estuvieron en un 80 por ciento cubiertas de endotelio nuevo. En el grupo que recibió una terapia molecular que imitaba a los stents liberadores de fármacos, la cobertura con células endoteliales se mantuvo por debajo del 30 por ciento, incluso después de un mes.
"La diferencia fue bastante sorprendente", subraya Totary-Jain. Las medidas de coagulación de la sangre en el grupo de la terapia basada en microARN a las dos semanas después de la lesión se redujeron a los mismos niveles que en los animales de control no lesionados.
Además de ayudar a proteger contra la coagulación asociada a la trombosis, las células endoteliales restauradas en el grupo tratado parecen funcionar igual de bien en ayudar a la dilatación de los vasos sanguíneos que las células endoteliales en los vasos del grupo de control sano no tratado. "Desde un punto de vista clínico, la reducción de la trombosis y las respuestas vasculares funcionales representan los aspectos más prometedores de todo el estudio", subraya Santulli.
No obstante, los investigadores señalan que se necesitan más estudios, incluyendo la implantación de stents, para probar la terapia en otros modelos de aterosclerosis y diabetes. "Esto es sólo el primer paso, pero estamos trabajando en la adaptación de la estrategia para que sea más eficaz", adelanta Totary-Jain.

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