viernes, 12 de septiembre de 2014

Un estudio cuestiona el vínculo entre los antidepresivos y el aborto espontáneo: MedlinePlus

Un estudio cuestiona el vínculo entre los antidepresivos y el aborto espontáneo: MedlinePlus

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Un estudio cuestiona el vínculo entre los antidepresivos y el aborto espontáneo

La depresión, en lugar de los ISRS, podría fomentar la asociación, sugieren unos investigadores
Traducido del inglés: miércoles, 10 de septiembre, 2014
Imagen de noticias HealthDay
MARTES, 9 de septiembre de 2014 (HealthDay News) -- Algunos estudios han hallado que las mujeres que usan unos antidepresivos comunes a principios del embarazo se enfrentan a un mayor riesgo de aborto espontáneo, pero una nueva investigación sugiere que una mejor explicación para el vínculo sería la depresión, en lugar de los fármacos que la tratan.
Al observar los expedientes de más de 1.2 millones de mujeres embarazadas, los investigadores hallaron que aquellas que recibieron una receta de un inhibidor selectivo de la recaptación de la serotonina (ISRS) en el primer trimestre tenían un 27 por ciento más de probabilidades de sufrir una pérdida del embarazo que las mujeres que no tomaron los fármacos.
Pero se halló también un aumento similar entre las mujeres que dejaron de usar el ISRS entre tres meses y un año antes de quedar embarazadas.
Esto sugiere que algún otro factor, posiblemente la depresión en sí, podría explicar el vínculo con el aborto espontáneo, sugirieron los investigadores.
"Creemos que estos resultados indican con claridad que el aborto espontáneo no se asocia con los ISRS, sino con las afecciones asociadas con el uso de los ISRS", afirmó el investigador líder, el Dr. Jon Andersen, del Hospital de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca.
Pero no todo el mundo está convencido.
El Dr. Adam Urato, especialista en medicina materna y fetal del Centro Médico Tufts en Boston, ha estudiado el tema. Apuntó que la nueva investigación tiene limitaciones, entre ellas que dependió de los expedientes de recetas, porque es imposible saber si en realidad una mujer se tomaba los medicamentos.
"Este tipo de clasificación errónea sesga los resultados hacia la nulidad, lo que simplemente significa que hace que haya más probabilidades de que el estudio diga que los fármacos son seguros aunque no lo sean", señaló Urato.
Urato dijo que algo más importante es que los hallazgos se deben considerar en un contexto más amplio. Varios estudios han vinculado los ISRS durante el embarazo con un mayor riesgo de aborto espontáneo, el parto prematuro, complicaciones del embarazo como la preeclampsia, y trastornos del desarrollo como el autismo más adelante en la vida del niño.
Esos tipos de estudios no prueban causalidad. Pero Urato dijo que hay cierta evidencia biológica que respalda un vínculo. Las investigaciones con animales han mostrado que la exposición a los ISRS durante el embarazo puede provocar los mismos tipos de problemas que han surgido en algunos estudios con humanos.
Además, "sabemos que el sistema de la serotonina es esencial para el feto en desarrollo. Y los ISRS afectan a ese sistema", dijo Urato.
La serotonina es un "mensajero" químico que ayuda a regular el estado de ánimo, el apetito, la dilación de los vasos sanguíneos y otras funciones vitales. Los ISRS, que aumentan los niveles de la serotonina, se han convertido en los fármacos de "primera línea" contra la depresión, e incluyen medicamentos como la fluoxetina (Prozac), la sertralina (Zoloft), el citalopram (Celexa) y la paroxetina (Paxil).
Andersen dijo que una de las dificultades al estudiar si un ISRS contribuye al aborto espontáneo es que es difícil saber si cualquier efecto negativo es resultado de los fármacos, de la depresión subyacente o de algún otro factor.
Añadió que cree que su estudio ayuda a abordar el problema al incluir a mujeres que habían tomado ISRS recientemente, pero que habían parado antes de quedar embarazadas.
Los hallazgos, que aparecen en la edición de octubre de la revista Obstetrics & Gynecology, se basan en los expedientes de más de 1.2 millones de mujeres danesas que estaban embarazadas entre 1997 y 2010.
De las casi 23,000 mujeres que recibieron una receta de un ISRS en los primeros 35 días del embarazo, el 12.6 por ciento sufrieron una pérdida del embarazo. Esto fue en comparación con justo por encima del 11 por ciento de las mujeres sin recetas de ISRS.
Cuando el equipo de Andersen tomó en cuenta factores como la edad materna y los ingresos, el uso de ISRS siguió vinculado con un aumento del 27 por ciento en el riesgo de aborto espontáneo. Pero hubo un aumento similar entre las mujeres que habían dejado de tomar ISRS con receta al menos tres meses antes del embarazo.
Andersen apuntó a explicaciones posibles de los riesgos de pérdida del embarazo. Comentó que "otros estudios han mostrado que las personas que sufren de depresión son más propensas a abusar del alcohol y a fumar, y es posible que las mujeres deprimidas sean menos propensas a seguir la recomendación sobre los complementos de ácido fólico antes y después del embarazo".
Las conclusiones de los investigadores son "razonables", comentó Christina Chambers, directora del Centro para el Fomento de la Salud Materna y el Desarrollo Infantil de la Universidad de California, en San Diego.
Y aunque otros estudios han vinculado los ISRS con riesgos en el embarazo, esos riesgos en exceso han sido "modestos", anotó Chambers.
"Si hay riesgos, parecen ser bastante pequeños", dijo.
Entonces, para cualquier mujer en particular, esos riesgos potenciales se deben sopesar contra los riesgos de dejar de tomar un ISRS, sobre todo en las mujeres con una depresión más grave, planteó Chambers.
Urato se mostró de acuerdo en que, para algunas mujeres, tomar un ISRS durante el embarazo podría ser lo correcto. "¿Estoy diciendo que nadie debe tomar esos fármacos? No", dijo.
Pero, añadió Urato, se debe informar a las mujeres sobre la evidencia, de forma que puedan tomar una decisión informada sobre si continuar con el medicamento.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Jon Troerup Andersen, M.D., Ph.D., Copenhagen University Hospital, Copenhagen, Denmark; Christina Chambers, Ph.D., M.P.H., director, Center for the Promotion of Maternal Health and Infant Development, University of California, San Diego; Adam Urato, M.D., maternal-fetal medicine specialist, Tufts Medical Center, Boston, and MetroWest Medical Center, Framingham, Mass.; October 2014 Obstetrics & Gynecology
HealthDay
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