miércoles, 10 de septiembre de 2014

La planta del tabaco para un tratamiento de la hemofilia más seguro

La planta del tabaco para un tratamiento de la hemofilia más seguro

La revista de la farmacia clínica y los gestores hospitalarios





10 de Septiembre de 2014

La planta del tabaco para un tratamiento de la hemofilia más seguro

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La bioencapsulación de antígenos del factor VIII en células vegetales reduce la producción de anticuerpos que neutralizan su actividad terapéutica.
Las personas con hemofilia A requieren regularmente inyecciones del factor de coagulación VIII. Sin embargo, hasta un 30% desarrollan anticuerpos anti-factor VIII que eliminan su actividad anticoagulante. Los tratamientos actualmente disponibles para suprimir la formación de estos anticuerpos inhibitorios son enormemente costosos y arriesgados para los pacientes. Investigadores de las universidades de Florida y Pensylvannia, con Henry Daniell a la cabeza, han desarrollado un método alternativo, mucho más barato y seguro, que ha demostrado su eficacia en varios modelos preclínicos.
La técnica consiste en transfectar líneas celulares de la planta del tabaco con secuencias genómicas que codifica antígenos del factor VIII fusionadas con las de la subunidad B de la toxina del cólera, la cual sirve como transportador mucosal, permitiendo la absorción intestinal del preparado celular tras administración oral. Los investigadores trataron a ratones con hemofilia dos veces por semana durante dos meses y, tras inyectar factor VIII, comprobaron que la formación de anticuerpos inhibitorios se redujo hasta 7 veces en comparación con animales control. La tolerancia al factor VIII se asoció a una reducción en la respuesta T-helper, a un aumento en la expresión de citoquinas inmunosupresoras, como el TGF-beta y la interleucina-10 y a la activación de células T reguladoras.
El procedimiento puede incluso revertir respuestas inmunes contra el factor VIII ya en curso, con reducciones del título de anticuerpos de entre 3 y 7 veces tras 2 o 3 meses de terapia oral. Además de la comodidad para el paciente, la inducción de tolerancia por vía oral es específica del antígeno, lo que hace innecesario el uso de inmunosupresores que comprometen la defensa frente a patógenos.

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