jueves, 4 de septiembre de 2014

La microbiota del bebé al año es diferente al adulto - DiarioMedico.com

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COMUNIDAD BACTERIANA INTESTINAL

La microbiota del bebé al año es diferente al adulto

Los cambios comienzan a producirse de forma gradual al introducir la alimentación sólida, según un estudio que se publica en 'PLoS Genetics'.
Enrique Mezquita. Valencia | dmredaccion@diariomedico.com   |  04/09/2014 00:00
  

María Pilar Francino
María Pilar Francino, investigadora del área de Genómica y Salud de Fisabio-Salud Pública. (Enrique Mezquita)
Tradicionalmente se ha considerado que la composición de la microbiota de los bebés ya es equivalente a la de los adultos al alcanzar el primer año de vida. Sin embargo, un estudio realizado por miembros de la Unidad Mixta de Investigación en Genómica y Salud de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio) y el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de Valencia, sobre el desarrollo de la comunidad bacteriana intestinal en bebés de 0 a 1 años, ha revelado que al final de esta etapa existen notables diferencias con la microbiota de los adultos.
La microbiota del bebé de un año es aún menos diversa que la del adulto y tiene una red de interacciones entre especies menos compleja. Los resultados del estudio, que se publica en PLoS Genetics, han demostrado que durante los primeros doce meses ocurren numerosos cambios en la comunidad bacteriana intestinal, "que dirigen su desarrollo hacia la composición y capacidades metabólicas de la presente en el adulto, pero sin llegar a igualarlas. Las alteraciones en este proceso pueden tener repercusiones fisiológicas y resultar en posibles patologías relacionadas con el metabolismo y el sistema inmune", ha señalado a DM María Pilar Francino, investigadora del área de Genómica y Salud de Fisabio-Salud Pública.
Se recogieron muestras fecales de trece bebés a la semana, al mes y a los tres, siete y doce meses de vida. En total, se procesaron 87 muestras por pirosecuenciación metagenómica. También participaron las madres, con edades comprendidas entre 29 y 42 años. Entre otros, el requisito para participar era que tuvieran intención de alimentar con lactancia materna al menos los tres primeros meses y que no hubieran tomado antibióticos en el último trimestre.
Alimentación sólida
Según los resultados, la introducción de los alimentos sólidos entre el tercer y el séptimo mes implica una revolución en la colonización bacteriana de los bebés. "Con la introducción, la composición bacteriana varía y se adapta a la nueva situación que supone el aumento de la nueva diversidad de nutrientes. Presumiblemente, esos cambios le van a permitir al bebé extraer toda la energía de la comida. En este punto se realiza un cambio gradual en la microbiota, que va adquiriendo una dirección clara hacia la de un adulto".
La experta también ha señalado que "hemos demostrado que, en contra de las teorías tradicionales, con la introducción de los sólidos la riqueza de las especies no aumenta, sino que disminuye, en principio porque algunas de las especies menos abundantes y que estaban adaptadas a las presencia de la leche materna desaparecen. En cambio, las comunidades más abundantes, como las de Bifidobacterium disminuyen, pero no desaparecen por completo. No obstante, más adelante aparecerán nuevas especies, en su mayoría del grupo de los Firmicutes, como Ruminococcus, un organismo capaz de usar los oligosacáridos y fibras más abundantes en los alimentos de origen vegetal".

Cambios en la microbiota materna

El estudio realizado en Valencia ha permitido detectar cambios en la microbiota intestinal de la madre en los días anteriores al nacimiento y al año. "Es importante desde el punto de vista de que los cambios en la microbiota materna también afectan a las bacterias que le transmite al bebé", ha señalado María Pilar Francino, investigadora de Fisabio-Salud Pública. En este sentido, "encontramos microorganismos en el meconio, en el líquido amniótico y en el cordón umbilical. Está claro que hay transferencia de bacterias de la madre al hijo, incluso en el útero, donde la barrera de esterilidad no es completa, y por supuesto también durante el parto vaginal y a través de la leche materna, que no es estéril". Los investigadores analizaron el porcentaje de "bacterias presentes tanto en el bebé de una semana como en su madre, y que probablemente ha adquirido de ella: el porcentaje varía mucho de un bebé a otro, pero de promedio se encuentra alrededor del 70 por ciento". Aunque el proceso de colonización no es idéntico entre bebés y hay muchas diferencias, "con el tiempo éstas van disminuyendo y las microbiotas de los diferentes bebés se van pareciendo entre sí y a la microbiota materna".

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