Gran eficacia de la neuroestimulación en dolor complejo

Funciona en el 60-70 por ciento de los casos cuando es neuropático y en el 80 por ciento si es de tipo vascular.

María R. Lagoa. Vigo | dmredaccion@diariomedico.com | 03/09/2014 00:00

Arturo Gutiérrez de la Cámara y Jorge Sobrino. (Andrés Panaro.)

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El síndrome de dolor complejo es una entidad de la que se desconoce la causa. Tampoco se producen iguales resultados ante la misma estrategia terapéutica y la individualización del tratamiento es clave. "El dolor es un traje hecho de múltiples retales en el que es difícil diferenciar", comenta Arturo Gutiérrez de la Cámara, jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Reconstructiva y especialista del nervio periférico del Hospital Povisa de Vigo. En este hospital, la unidad del dolor está vinculada a la que aborda los traumatismos de los nervios periféricos, que es de referencia en Galicia.

"El dolor complejo es el más difícil de tratar", asegura Jorge Sobrino, responsable de la Unidad del Dolor de Povisa. Hay varias alternativas, como los analgésicos, la cirugía, los bloqueos nerviosos, la terapia TENS o la terapia física. Si no se consigue un alivio suficiente, la neuroestimulación puede lograr una buena respuesta en personas con dolor neuropático complejo y dolor vascular.

Es todavía una técnica poco extendida. "Se utiliza cuando otros tratamientos no funcionan", advierte Sobrino. A tenor de la casuística de Povisa, que en los últimos 12 años ha empleado este tratamiento con medio centenar de pacientes, entre el 60 y el 70 por ciento de las personas con dolor neuropático reaccionan positivamente a este tratamiento, cifra que en dolor vascular se eleva hasta el 80 por ciento.

Sin embargo, una buena selección es esencial. "Es una técnica exclusiva y cara. Por lo tanto, hay que seleccionar bien al paciente y tener una previsión de que el resultado va a ser el que buscamos", remarca Gutiérrez de la Cámara. Según los datos de este hospital, el material necesario para intervenir a un solo paciente asciende a 15.000 euros.

De alfa a beta
Con la neuroestimulación, la sensación de dolor se reemplaza por una sensación más placentera. "El dolor es un circuito con múltiples direcciones y sigue un orden desde el cerebro al esqueleto. La neuroestimulación es una interferencia; el paciente percibe entonces otra sensación, que puede ser un hormigueo o una molestia. Es como si estás en alfa y pasas a beta", destaca el experto en nervio periférico.

La técnica consiste en introducir un electrodo en el espacio epidural y estimular con corriente los cordones posteriores de la médula espinal, con lo que se logra bloquear la conducción del estímulo doloroso.

Un problema que aparece en tres fases

El dolor neuropático complejo se manifiesta de múltiples maneras, aunque normalmente afecta a las extremidades. Presenta tres fases. En la primera (caliente o inflamatoria), la zona afectada se inflama y se modifica la coloración venosa. En la segunda (fría), aparece la atrofia, se cae el vello de esa área, existe sudoración y se modifica el crecimiento de las uñas. La última es la fase de atrofia muscular e incapacitante.