lunes, 2 de junio de 2014

La demanda psiquiátrica infanto- juvenil se triplica desde 2005 - DiarioMedico.com

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LIX CONGRESO DE LA AEPNYA

La demanda psiquiátrica infanto- juvenil se triplica desde 2005

La crisis económica y la detección precoz son los factores principales en este aumento. Los problemas escolares precisan de un abordaje profesional especializado.
Santiago Rego. Santander | dmredaccion@diariomedico.com   |  02/06/2014 00:00

Inma de Mier, Soraya Otero, María Antonia Molino, Belén Bolado, Emma Noval, Inés Madrazo y María José Morlán.
Inma de Mier, Soraya Otero, coordinadora de la Unidad de Psiquiatría y Psicología Infanto-Juvenil del Hospital Valdecilla, María Antonia Molino, Belén Bolado, Emma Noval y, sentadas, Inés Madrazo y María José Morlán. (Roberto Ruiz)
La demanda de los servicios de asistencia psiquiátrica infanto-juvenil se ha triplicado en la última década por "los cambios socio-ambientales, y por la crisis económica, en particular. Todo ello ejerce sobre las familias y los niños -y los cerebros de los pequeños son mucho más sensibles que los de los adultos- una presión que ha hecho aumentar la patología mental, fruto de una cierta desorganización dentro de un modelo de familia que ha cambiado", según ha comentado Soraya Otero, psiquiatra y responsable de la Unidad de Psicología y Psiquiatría Infanto Juvenil del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.
Otero preside el comité organizador del LIX Congreso de la Sociedad Española de Psiquiatría del Niño y del Adolescente (Aepnya), que la semana pasada se celebró en Santander, en el Palacio de la Magdalena, con la presencia de 350 profesionales. "Los cambios en la sociedad son tan rápidos, y las dificultades económicas de muchas familias desestructuradas por la crisis de tal calado, que al final se juntan factores de estrés en el niño que conducen a problemas de temperamento, carácter y personalidad. Esta crisis supone un reto enorme para el psiquiatra y le obliga a estar muy coordinado con el pediatra, los servicios sociales y los centros educativos", ha advertido.
  • La mejora en la detección precoz en los casos de autismo ha permitido que los pediatras deriven los casos con mucha más rapidez, mejorando los resultados
Detección precoz
En el caso del área de salud de Santander-Laredo la demanda ha crecido de manera exponencial. "Si en 2005 teníamos en esta área una 400 consultas nuevas al año, en 2013 llegamos casi a las 1.500. No obstante, la demanda asistencial también ha subido porque los psiquiatras y psicólogos clínicos hemos afinado más en la detección precoz de los trastornos, y porque los pediatras derivan mucho mejor que hace una década incluso los casos de autismo, que antes se retrasaban mucho", ha añadido.
Otero se ha referido no solo a la importancia de la detección precoz de los trastornos por el pediatra de primaria, sino también al diagnóstico en el ámbito escolar. De la misma opinión es María Antonia Molino, psicóloga clínica de Valdecilla, para quien el sistema educativo "carece de los recursos de profesionales suficientes como para dar una respuesta flexible a los niños y jóvenes que presentan problemas de comportamiento".
Mejor formación
Otero, Molino y Enma Noval, también psicóloga clínica, consideran que la salud mental necesita profesionales muy bien formados para hacer frente a problemas tan diversos como el retraso madurativo del desarrollo; el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH); los trastornos de conducta y los psicóticos; la ansiedad; los miedos y fobias; la depresión, baja autoestima y otros trastornos emocionales; los trastornos del espectro autista; los problemas de sueño; el acoso escolar (bullying); el abuso sexual; los trastornos de la expresión verbal y del aprendizaje, y las adicciones, entre otros.
  • Las unidades de atención en salud mental infanto-juvenil suponen un recurso espcializado de intervención en los casos más complicados
A Otero le gustaría que las dos residentes que rotan desde hace año y medio en su unidad, Inés Madrazo (R3) y María José Morlan (R4), asumieran que "es esencial un abordaje integral de los problemas infanto-juveniles desde la atención temprana hasta la adolescencia, priorizando la prevención y promoción de la salud mental". Las profesionales indican que tanto los cambios socioeconómicos como la reforma psiquiátrica que se han producido en nuestro país en las dos últimas décadas, así como los rápidos avances científicos y tecnológicos, exigen un personal muy cualificado para dispensar una atención de calidad.
En este sentido, ha reclamado la creación de una unidad de hospitalización a tiempo completo y una unidad de hospitalización a tiempo parcial en el Hospital Valdecilla, así como la creación de un Programa de Asistencia a Patología Grave con un equipo específico de asistencia en salud mental infanto-juvenil. "La mayor duración, por ejemplo, de la psicosis no tratada se asocia con peor pronóstico funcional en pacientes adultos con esquizofrenia y primer episodio psicótico anterior a los 18 años".
Los problemas son detectados fundamentalmente a nivel de atención primaria de salud, de educación o de servicios sociales, y una gran mayoría de estas dificultades son resueltas por los profesionales que trabajan en esos ámbitos, han destacado los miembros del comité organizador del congreso, para quienes las unidades de atención en salud mental infanto-juvenil son ya recursos especializados de intervención para casos más complicados o en los que las intervenciones a nivel primario no han sido eficaces.

Soluciones también para la familia

Para María Antonia Molino la intervención sanitaria en la salud mental infanto-juvenil tiene como meta "facilitar un marco de confianza y seguridad, que aporte estabilidad emocional al menor para poder establecer límites y pautas educativas correctas como figuras de autoridad, respeto y confianza; aportando, además, una solución, tanto a ellos como a sus familias, que les ayude en su desarrollo personal y favoreciendo un adecuado proceso de socialización", ha observado la especialista.
Y todo ello en el marco de una buena coordinación del personal médico, trabajadores sociales y profesores de los centro educativos. "En este ámbito, la psiquiatría y la psicología clínica constituyen un proceso interpersonal por el cual el profesional presta asistencia al individuo, familia y comunidad para promover la salud mental, prevenir la enfermedad y afrontar las experiencias de estrés y de enfermedad mental, y ayudar al afectado a readaptarse y a encontrar significado en estas experiencias", han destacado Otero y Molino durante el congreso.

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