lunes, 9 de junio de 2014

El exceso de plasticidad del SNC resulta tan nocivo como el déficit - DiarioMedico.com

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ENTREVISTA

El exceso de plasticidad del SNC resulta tan nocivo como el déficit

El autismo y la enfermedad de Alzheimer se situarían en los dos extremos patológicos. La estimulación magnética se consolida en depresión y se abre camino en otras dolencias.
María Sánchez-Monge. Madrid | Maria.Sanchez@diariomedico.com   |  09/06/2014 00:00

Álvaro Pascual-Leone

Álvaro Pascual-Leone, director del Centro Berenson-Allen para la Estimulación Cerebral no Invasiva. (Jose Luis Pindado)
La capacidad plástica del sistema nervioso central (SNC) es distinta en cada individuo y cambia a lo largo de la vida. Estos son los pilares de la línea de investigación que desarrolla Álvaro Pascual-Leone, director del Centro Berenson-Allen para la Estimulación Cerebral no Invasiva, adscrito a la Universidad de Harvard (en Boston, Estados Unidos).
El neurocientífico español, que ha participado en el simposio sobre Retos de la Neurociencia en el siglo XXI organizado por la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno en la Real Academia Nacional de Medicina, en Madrid, sostiene que "para cada individuo en cada momento de la vida hay una cantidad óptima de eficacia de mecanismos de plasticidad. Es malo tener un exceso de plasticidad, pero también lo es tener demasiada poca".
  • Para aprender algo tienes que hacerlo un número de veces suficiente. Es negativo tanto aprenderlo a la primera como si es necesario repetirlo demasiadas veces"
En otras palabras, "para aprender algo tienes que hacerlo un número de veces suficiente. Es negativo tanto aprenderlo a la primera como si tienes que repetirlo demasiadas veces". De ahí la posible utilidad de definir esa cantidad óptima para cada sujeto en cada momento, ya que puede haber patologías caracterizadas por exceso o deficiencia de plasticidad.
En un extremo patológico se situaría el autismo, en el que, según Pascual-Leone, "existen datos de que lo que hay es un exceso de plasticidad". Esto dificulta el proceso de aprendizaje en el autista porque lo que aprende afecta a su oportunidad subsiguiente de adquirir conocimiento. En palabras de Pascual-Leone, "las cosas tienen que dejar huella, pero no tanta que afecte a la siguiente cosa que haces". El objetivo terapéutico sería frenar esa plasticidad aumentada para evitar el desarrollo de síntomas.
En el polo opuesto se encontraría la enfermedad de Alzheimer, caracterizada por "una falta de plasticidad que da lugar a toda una cascada de alteraciones patológicas".

Y como trasfondo, un argumento evolutivo: la posibilidad de que "los genes que dan lugar a autismo se hayan mantenido en parte para prevenir problemas de pérdida de capacidad cognitiva con la edad".
Depresión

La estimulación magnética transcraneal puede ser de gran ayuda para estudiar y modular la plasticidad. Pascual-Leone fue, precisamente, el principal autor del primer ensayo clínico -publicado hace 20 años- sobre la utilidad de esta técnica en depresión resistente al tratamiento farmacológico. "La hipótesis en ese momento era que teníamos que modificar el patrón de actividad en una región concreta de la corteza cerebral y que, a medida que aumentáramos la actividad en esa zona, tendríamos mayor impacto sobre la depresión", explica.
  • Todo lo que pensamos, hacemos y sentimos son manifestaciones de circuitos cerebrales. La modulación de estas redes permitiría tratar cualquier cosa"
Desde entonces, la técnica ha sido aprobada por la agencia del medicamento de Estados Unidos (FDA) y en ese país hay 700 clínicas que la aplican y sus beneficios están demostrados.
"Por lo tanto, el impacto es enorme y real, pero en el proceso también nos hemos dado cuenta de que la hipótesis que llevó al desarrollo de la técnica es falsa. No se trata de la modificación de la actividad en una zona concreta, sino que a través de esa zona se consigue modificar el patrón de conexiones con otras áreas y es el grado de modificación de ciertas conexiones lo que da lugar al efecto", precisa Pascual-Leone, quien añade que "esto tiene implicaciones fundamentales en el sistema nervioso".
Para el científico, las últimas investigaciones sobre el cerebro están consolidando la idea de que "todo lo que pensamos, hacemos y sentimos son manifestaciones de circuitos cerebrales, formados por células de distintos tipos, engarzadas de forma concreta y dinámicos en el tiempo".
La plasticidad representa "uno de los principios de esas redes, que son plásticas -en cambio, las neuronas no lo son-. Eso da lugar a la idea transformadora de que la modulación de redes se convierte en un tratamiento para cualquier cosa", precisa. A modo de ejemplo, "la capacidad de escribir mejor o peor depende de una red funcional. Si podemos identificar esa red y modificarla, tenemos un tratamiento para gente que no puede escribir".

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