lunes, 21 de abril de 2014

Tratar en la infancia reduce prevalencia - DiarioMedico.com

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VISIÓN ESTRATÉGICA DEL TDAH

Tratar en la infancia reduce prevalencia

Los últimos estudios sitúan la incidencia media en un 6 por ciento. La variabilidad de los datos se debe a la complejidad del diagnóstico. El tratamiento farmacológico durante la infancia mejora el pronóstico.
Karla Islas Pieck. Barcelona | karla.islas@diariomedico.com   |  21/04/2014 00:00

Mariano Trillo
Mariano Trillo, psiquiatra Infanto-Juvenil y General. Director del Centro Avanza, de Psiquiatría y Psicología. (Jaume Cosialls)
Según los estudios epidemiológicos más recientes, seis de cada cien niños en el mundo podrían estar afectados por el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH). A pesar de que existe mucha variabilidad en las cifras y los trabajos que constan hasta ahora en la literatura científica sitúan la incidencia en un amplio abanico que va del 0,5 hasta más del 40 por ciento, las últimas revisiones coinciden en que ronda el 6-7 por ciento, según ha explicado a Diario Médico Mariano Trillo, psiquiatra infanto-juvenil especializado en esta patología y director médico del Centro Avanza, de psiquiatría, psicología y aprendizaje, en Barcelona.
  • En los inicios se diagnosticaba la hiperactividad, pero sólo estábamos viendo la punta del iceberg, que son los síntomas de inquietud física del niño"
A su juicio, la heterogeneidad de los resultados está relacionada con la propia complejidad del diagnóstico, que se basa en la clínica y cuyos síntomas son muy variables y, a veces, pueden estar compensados u ocultos por las propias comorbilidades.
Según su experiencia, es el trastorno de más frecuente diagnóstico en psiquiatría infanto-juvenil y uno de los principales motivos de consulta; de ahí el interés por poner de relieve el peso de esta enfermedad, lo que lleva a DM y Sandoz a colaborar en el proyectoVisión Estratégica en TDAH, por el que en las próximas semanas se analizará el reto sanitario que supone desde distintas perspectivas.
  • El TDAH puede ser la vía de entrada de las comorbilidades, aunque per se está asociado a algunas de ellas, que lo pueden enmascarar"
Se estima que en España hay unos 300.000 niños que padecen TDAH y sólo la mitad de ellos actualmente están en tratamiento farmacológico. Del resto, la mayoría está sin diagnosticar.
La primera descripción del TDAH documentada en la literatura médica data del año 1902; sin embargo, no es sino hasta la década de los años cincuenta cuando se comienza a diagnosticar de forma sistemática a estos pacientes, según refiere Trillo.
Como explica, en estos primeros años, en concreto en la década de los sesenta, los psiquiatras solían diagnosticar la hiperactividad "pero sólo estábamos viendo la punta del iceberg, que son los síntomas de inquietud física, de forma que únicamente diagnosticábamos a los niños que presentaban este tipo de problemas". Con los años se fueron describiendo mejor los síntomas y se comenzó a poner más interés en la falta de atención, planificación, organización y también en la impulsividad cognitiva y la desregulación del estado de ánimo, así como las dificultades en las funciones ejecutivas del cerebro.
  • Algunos psicofármacos que se emplean para tratar dicho trastorno son capaces de modificar anatómicamente el cerebro"
Unos años más tarde, en la década de 1980, se empieza hablar ya de trastorno por déficit de atención de una forma similar a la que conocemos ahora y, a partir de ahí, se empiezan a establecer también los diferentes subtipos. La definición actual que consta en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) es muy similar a la de las ediciones anteriores de este documento elaborado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría y reconoce el carácter crónico del trastorno, que ahora se sabe que puede prevalecer en la edad adulta en una proporción muy significativa, aunque en muchas ocasiones, con un cuadro más discreto.
La historia del TDAH en niños y adolescentes es mucho más larga que en adultos; hasta hace unos 20 ó 25 años no se comienza a poner énfasis en el diagnóstico en este grupo de edad. Se sabe que el cuadro clínico de la enfermedad se suele modificar con el tiempo, lo que complica su adecuada detección, ya que en muchas ocasiones los síntomas se parecen a otras patologías. "El TDAH puede ser la vía de entrada de las comorbilidades, aunque per se está asociado a algunas de ellas".
Efectos a largo plazo
El tratamiento de los niños con TDAH se asocia con un efecto protector en la edad adulta, según añade Trillo. "Sabemos que los pacientes que reciben terapia farmacológica en la infancia son los que tienen mejor pronóstico en la edad adulta". De hecho, cita un reciente estudio de la Universidad de Harvard cuyos resultados han evidenciado, por primera vez, que los psicofármacos que se emplean para tratar el TDAH son capaces de modificar anatómicamente el cerebro.
Esos investigadores norteamericanos han obsevado que determinadas zonas del cerebro que ya se sabe que están relacionadas con el TDAH pueden normalizar las diferencias en el espesor mostradas al inicio de la enfermedad después de algunos años de medicación.
Se espera que con las alternativas terapéuticas actuales y ante las nuevas generaciones de niños mejor diagnosticados y mejor tratados, este efecto protector se traduzca en los próximos años en un descenso de la prevalencia del TDAH en los adultos, que actualmente conviven con el trastorno, lo que no significa que no les ocasione problemas.

Algunas razones para tener en cuenta el TDAH

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), según ha destacado Mariano Trillo, es una causa frecuente de deterioro emocional, social, funcional, físico y de la salud. Se asocia con baja autoestima, ansiedad, depresión, fracaso escolar, inestabilidad laboral, baja remuneración, conductas de
alto riesgo, accidentes, tabaquismo, adicciones, conflictos familiares y de pareja, aislamiento y fobia social, entre otros problemas. Uno de los obstáculos para poder tratar adecuadamente esta patología consiste en que sus síntomas pueden ser "enormemente variables", además de que muchas veces se modifican con la edad. Según este experto, el trastorno puede debutar en cualquier momento de la vida, pero en los adolescentes y adultos el diagnóstico suele ser más complejo, ya que muchas veces puede estar camuflado tras alguna de las máscaras de sus comorbilidades.

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