lunes, 21 de abril de 2014

CDC - Hemofilia, Diagnóstico - NCBDDD

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Información para las mujeres

Tres mujeres sonriendoLa hemofilia es causada por un defecto en uno de los genes que ordena al cuerpo que fabrique los factores de la coagulación necesarios para formar un coágulo de sangre. Estos genes se localizan en el cromosoma X. Todos los hombres tienen un cromosoma X y un cromosoma Y (XY) y todas las mujeres tienen dos cromosomas X (XX).

Portadoras de hemofilia

Una mujer que herede un cromosoma X afectado se convierte en “portadora” del gen de la hemofilia, que puede transmitir a sus hijos. Además, la mujer portadora en ocasiones puede tener síntomas de hemofilia. Es más, algunos médicos describen en estas mujeres casos leves de hemofilia.
Las mujeres que son portadoras del gen de la hemofilia y presentan algún síntoma de este trastorno deben hacerse chequeos y ver a un proveedor de atención médica. La atención médica de buena calidad por parte de médicos y enfermeras que conozcan bastante sobre este trastorno puede ayudar a prevenir algunos problemas graves. Este tipo de atención especializada se puede recibir en los centros de tratamiento integral para la hemofilia o HTC, por sus siglas en inglés. Un HTC ofrece a las personas con hemofilia atención médica que aborda todos los temas relacionados con este trastorno, así como información educativa sobre esta afección. El equipo médico está compuesto de médicos (hematólogos o especialistas en la sangre), enfermeras, trabajadores sociales, fisioterapeutas y otros proveedores de atención médica que están especializados en el cuidado de personas con trastornos hemorrágicos.

Embarazo y parto

Mujer embarazadaUna mujer portadora del gen de la hemofilia puede tener niveles bajos del factor de la coagulación VIII (8) o del factor IX (9) y presentar síntomas de hemofilia. Durante el embarazo, los niveles del factor de la proteína VIII aumentan. Esto puede dificultar la determinación del nivel del factor de la coagulación y diagnosticar si la mujer es portadora, en caso de que el diagnóstico no se haya hecho antes del embarazo. Los niveles del factor de la coagulación IX (9) no aumentan durante el embarazo.
Es importante para la salud de la mujer que sus proveedores de atención médica conozcan si es portadora del gen, de tal manera que se tomen medidas para que tenga un parto seguro. Si la mujer está recibiendo atención médica en un HTC, sus médicos y enfermeras deben participar en los cuidados del embarazo y trabajar cercanamente con el médico que la va a asistir durante el parto. Al trabajar de esta forma conjunta, el médico encargado del parto podrá tomar medidas especiales para evitar que el bebé sufra lesiones. Estas medidas de prevención incluyen no utilizar en lo posible fórceps o una ventosa obstétrica durante el parto.
Si la madre es portadora del gen de la hemofilia, hay una posibilidad de que el bebé nazca con hemofilia. Se puede programar una prueba especial para detectar la hemofilia antes del nacimiento del bebé de tal manera que se pueda tomar una muestra de sangre del cordón umbilical (cordón que conecta al bebé con la madre durante el embarazo) para analizarla y saber inmediatamente si el bebé tiene hemofilia. También se pueden hacer análisis de sangre poco después de que nazca un bebé varón. Es importante saber, tan pronto como sea posible después del nacimiento, si el bebé tiene hemofilia para tomar medidas especiales que le prevengan complicaciones hemorrágicas.

Después del nacimiento: la madre

Las madres portadoras del gen de la hemofilia tienen riesgo de sufrir una hemorragia intensa después del parto. Esto se debe a que los altos niveles del factor de la coagulación VIII durante el embarazo disminuyen después del parto. Si la mujer tienen niveles bajos del factor de la coagulación IX, podría sangrar después del parto o de una cirugía como la cesárea. Algunas mujeres sangran por la vía del parto por un tiempo prolongado. Esto se llama hemorragia posparto y puede ser necesario administrar tratamiento para detener el sangrado.

Después del nacimiento: el bebé

Pruebas de detección de la hemofilia
A algunos bebés se les deben hacer pruebas para detectar la hemofilia poco después del nacimiento, entre estos se encuentran:
  • Bebés de familias con antecedentes de hemofilia.
  • Bebés de madres que son portadoras del gen de la hemofilia.
  • Bebés que tienen síntomas de hemorragia al nacimiento.
El cordón umbilical se puede usar para hacer pruebas de detección de las proteínas de la coagulación. Estas pruebas se deben repetir cuando el bebé tenga 6 meses para confirmar el diagnóstico de hemofilia.

Circuncisión
Algunos padres toman la decisión de circuncidar a sus bebés varones (la extirpación del prepucio o la piel que recubre el pene). La hemorragia debido a la circuncisión es la causa más común de hemorragia en bebés con hemofilia. Puede ocurrir días después de realizado el procedimiento y, en los bebés que no han recibido un diagnóstico todavía, con frecuencia lleva al diagnóstico inicial de hemofilia.
Si hay una posibilidad de que el bebé tenga hemofilia, se debe evitar realizar la circuncisión en lo posible. Sin embargo, si el niño es circuncidado, se debe consultar a un hematólogo pediatra (un médico que se especializa en la sangre) antes de realizar el procedimiento para asegurar que el niño reciba el tratamiento adecuado con el fin de prevenir el sangrado excesivo.

Hemorragia en la cabeza
La cabeza es el segundo lugar más común en el que se presentan hemorragias en bebés con hemofilia. Como la cabeza se comprime cuando el bebé pasa por la vía del parto, puede ocurrir una hemorragia en la cabeza. Además, cuando se colocan fórceps o una ventosa obstétrica en la cabeza del bebé para ayudar en el parto, se puede presentar una hemorragia. La hemorragia en la cabeza puede ocurrir en el cuero cabelludo o en el cerebro, lo cual es muy grave. Los signos y síntomas de hemorragias en el cerebro de un bebé recién nacido no son muy específicos y pueden ser difíciles de diagnosticar. Una vez que se diagnostica, la hemorragia en la cabeza debe ser tratada inmediatamente con concentrados del factor de la coagulación. Si no se administra tratamiento para detener la hemorragia, se puede poner en peligro la vida del bebé y ocasionar daños cerebrales a largo plazo.

Vacunas
Todos los bebés, incluso los que tienen hemofilia, deben recibir una inyección de vitamina K poco después del nacimiento, así como otras vacunas de rutina. Todas las personas con hemofilia deben ser vacunadas contra la hepatitis A y B. Se debe ejercer presión en el sitio de la inyección, así como en las áreas de las que se toman muestras de sangre del talón del bebé, para evitar hemorragias en bebés con hemofilia.

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