domingo, 23 de febrero de 2014

La embolización, escasa invasión para la próstata - DiarioMedico.com

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APLICABLE A PACIENTES CON MUCHA COMORBILIDAD

La embolización, escasa invasión para la próstata

La técnica mejora la mecánica miccional de forma muy sencilla.
Enrique Mezquita. Valencia | dmredaccion@diariomedico.com   |  20/02/2014 17:21

Equipo médico del Hospital de Denia, Alicante
El equipo médico del Hospital de Denia, Alicante, en un momento de la intervención con embolización. (Enrique Mezquita)
El adenoma prostático o hiperplasia benigna de próstata (HBP) es una patología con alta incidencia y prevalencia cuyo abordaje ha evolucionado a mínima invasión gracias a la embolización prostática, que se ha convertido en un método que mejora la mecánica miccional de forma sencilla y sin efectos secundarios.  
  • La embolización está indicada para el tratamiento de adenomas de próstata en pacientes en los que el riesgo quirúrgico tradicional es muy elevado
Según ha explicado a DM Roberto Ferrero, jefe de Servicio de Urología en el Hospital de Denia, en Alicante, aunque no es comparable en términos de resultados con las técnicas habituales, "sí puede proporcionar al paciente mejoría en su calidad miccional e incluso el poder retirar la sonda uretrovesical en enfermos que quedan condenados a ella por no poder asumir los riesgos de la intervención habitual". Así, ha indicado que el principal interés de la técnica es que es aplicable a pacientes con mucha comorbilidad (patología pulmonar, cardiaca), en los que los métodos tradicionales pueden aportar alto riesgo. 
La indicación parte del servicio de Urología, siendo el de Radiología Intervencionista quien practica en última instancia el procedimiento. Posteriormente, el paciente regresa a Urología para el seguimiento.
Esferas de PVA
Para embolizar las arterias prostáticas, se accede mediante un catéter a través de la arteria femoral y, una vez en la zona, se liberan unas esferas de PVA (alcohol polivinílico) -de 100 a 300 micras-, cuyo objetivo es ocluir el diámetro interno de la arteria. La intervención se realiza habitualmente en la sala de Radiología Intervencionista y la media de duración del procedimiento es de unas dos horas (con un rango de entre 60-240 minutos). 
El resultado es la necrosis o muerte del tejido prostático y el consiguiente aumento del calibre de la uretra prostática. De esta forma, se mejora la mecánica miccional y al paciente se le puede retirar la sonda que llevaba de manera permanente.
Además, ha destacado porque no produce ningún tipo de efecto secundario, como problemas de incontinencia urinaria o impotencia sexual. Ferrero ha hecho hincapié en que "no existen contraindicaciones absolutas al empleo de esa técnica", apuntando que "sería  aplicable a cualquier paciente que no tenga problemas graves de coagulación".
Posible extensión 
La primera intervención de estas características en el Hospital de Denia ha sido realizada por el propio Ferrero y Luis Andreo, jefe del Servicio de Radiología, tutelados por un experto en la novedosa técnica, Hugo Riotinto, del Hospital Central de Lisboa. Ferrero ha expuesto que "es una técnica poco habitual y, de hecho, son pocos los centros que la han llevado a cabo". Pero en vista de los resultados que se obtienen, "se puede extender para mejorar a pacientes con mucho riesgo quirúrgico y que quedan ligados a ser portadores de sondas vesicales de forma permanente".

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