viernes, 21 de febrero de 2014

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Dispositivos ubicados en lugares públicos reavivan el corazón

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Está usted almorzando en un centro comercial de la localidad, cuando el hombre de la mesa de al lado se desploma.
¿Qué es lo primero que hace? Si ve que una persona se desploma así —alguien que no reacciona y que no está respirando normalmente—, primero tiene que llamar al 911 y luego iniciar la resucitación cardiopulmonar (RCP). Pero el siguiente paso consiste en buscar el desfibrilador externo semiautomático (AED por sus siglas en inglés) más cercano y usarlo en el acto. Si el hombre está sufriendo un paro cardiaco, tal vez le salve la vida.
Los AED son desfibriladores especiales que hasta cualquier persona con una capacitación mínima puede usar. Un desfibrilador es un dispositivo que libera una descarga eléctrica para restaurar el ritmo normal del corazón. Los AED son dispositivos médicos controlados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés). Como parte de su supervisión normativa, la FDA vigila de cerca las denuncias tanto de los consumidores como de los propios fabricantes sobre las fallas  en el funcionamiento de los dispositivos. Los AED pueden encontrarse en muchos lugares públicos, entre ellos oficinas, escuelas, centros comerciales, supermercados y aeropuertos.
El paro cardiaco súbito es una de las principales causas de muerte en los Estados Unidos. Todos los años, los servicios médicos de emergencia tratan a cerca de 383,000 víctimas de paro cardiaco súbito antes de llegar al hospital, según la Asociación Americana del Corazón disclaimer icon . Menos de 12% de esas víctimas sobrevive.
Un paro cardiaco súbito puede sucederle a cualquiera, en cualquier momento. Algunas personas con afecciones cardiacas subyacentes pueden correr un mayor riesgo de sufrir un paro cardiaco súbito. A diferencia de los ataques cardiacos, que son ocasionados por una obstrucción que detiene el flujo de la sangre hacia el corazón, un paro cardiaco súbito se da cuando el sistema eléctrico del corazón falla, generando un ritmo cardiaco anormal (llamado arritmia), según el Dr. Óscar Tovar Calderón, M.D., un oficial médico de la FDA. Los síntomas de un paro cardiaco incluyen el desplome repentino y la pérdida inmediata del conocimiento.
Si ve a una persona desplomarse de ese modo y hay alguien más a la mano, uno puede iniciar la resucitación cardiopulmonar y el otro puede buscar un AED, sugiere el Dr. Tovar. 
“La desfibrilación es una cuestión apremiante”, señala. Cada minuto que la arritmia de la víctima continúa, la probabilidad de sobrevivir se reduce en 7 a 10%. Si por algún motivo la descarga necesaria no se libera, dice, alguien próximo a la persona afectada debe seguir administrando la resucitación cardiopulmonar hasta que los servicios de emergencia puedan hacerse cargo.

¿Cómo funcionan los AED?

Los AED liberan descargas eléctricas que restauran el ritmo normal del corazón. Los dispositivos proporcionan instrucciones de audio para el usuario. Así es que funcionan:
  • Dos parches adhesivos que contienen los sensores (llamados electrodos) se colocan a cada lado del pecho de la persona que está sufriendo el paro cardiaco.
    Los electrodos envían información sobre el ritmo cardiaco de la persona a la computadora del AED, la cual entonces analiza el ritmo para determinar si es necesario aplicar una descarga eléctrica.
    El AED da instrucciones de audio para indicarle a alguien cómo colocar los electrodos y cuándo presionar cierto botón para liberar la descarga. En algunos dispositivos, las instrucciones de audio anuncian que una descarga está por ser liberada y el AED así la libera sin la intervención del usuario.
A algunas personas quizás les dé miedo usar un AED por la preocupación de que algo pudiera salir mal y las demanden. Sin embargo, las leyes de protección para el “buen samaritano" (Good Samaritan laws) de la mayoría de los estados y la Ley Federal de Supervivencia a un Paro Cardiaco (ley general 106-505) Federal Cardiac Arrest Survival Act (Public Law 106-505) ofrecen cierta protección a los espectadores que responden a las emergencias. 
Las personas diagnosticadas con alguna afección cardiaca y que corren el mayor riesgo de sufrir un paro cardiaco súbito tal vez quieran considerar la compra de un AED para su uso en el hogar, y deben consultarlo con su profesional de la salud, recomienda el Dr. Tovar. La FDA ha dado su visto bueno a los AED que pueden usarse en el hogar. Hay un dispositivo aprobado para su uso sin receta médica, en tanto que para todos los demás AED necesitan la prescripción de un médico.   

¿Dónde puede uno capacitarse en el uso de un AED?

Los AED no son difíciles de usar, pero la capacitación se recomienda sobremanera. Dicha capacitación —a menudo acompañada de un adiestramiento en la administración de la resucitación cardiopulmonar — la ofrecen importantes organizaciones de la salud como la Asociación Americana del Corazón y la Cruz Roja Americana, así como varias empresas privadas. Algunas clases de capacitación están disponibles en internet. En las clases se enseñan destrezas tales como la manera de reconocer los síntomas de un paro cardiaco súbito, cuándo alertar a los servicios médicos de emergencia, cómo administrar la resucitación cardiopulmonar y cómo usar un AED.

Los consumidores pueden ayudar a la FDA a detectar posibles problemas con los dispositivos AED alertando a la agencia sobre cualquier problema que se presente, a través de su Programa de Reporte de Efectos Adversos MedWatch.
Este artículo está disponible en la página de Artículos para el Consumidor de la FDAwww.FDA.gov/ArticulosConsumidor, en la cual se publican las últimas novedades sobre todos los productos regulados por la FDA.
19 de febrero de 2014

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