sábado, 11 de enero de 2014

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Desarrollan una terapia génica dirigida a los vasos sanguíneos tumorales

10/01/2014 - E.P.

Para ello un se ha utilizado un vector inyectable dirigible que consiste en un virus desactivado que se dirige al revestimiento interno de los vasos sanguíneos tumorales  y no se adhiere en el hígado

Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, en Estados Unidos, han desarrollado un método de administración de genes muy buscado en el campo de la terapia génica: un virus desactivado portador de un gen de interés que puede inyectarse en el torrente sanguíneo y dirigirse a las células adecuadas.
En este primer estudio de prueba de concepto realizado en modelos experimentales, según informa en su último número la revista 'Plos One', los científicos han demostrado que pueden apuntar a los vasos sanguíneos tumorales en los modelos experimentales sin afectar a los tejidos sanos.
"La mayoría de las terapias génicas actuales en humanos implican la extracción de células del cuerpo, su modificación y vuelva a introducirlas en el enfermo", explica David T. Curiel, profesor de Radiación en Oncología. A su juicio, esto limita la terapia génica a los tumores que afectan a los tejidos como la sangre o la médula ósea que se puede quitar, tratar y devolver al paciente, pero hoy en día, tras 30 años de investigación, "no se puede inyectar un vector viral para entregar un gen y dirigirlo al lugar correcto".
En esta investigación, los autores del Centro de Cáncer Siteman en el Hospital Barnes-Jewish de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington han diseñado un "vector inyectable dirigible", es decir, un virus desactivado que se dirige al revestimiento interno de los vasos sanguíneos tumorales y no se adhiere en el hígado, un problema que ha abortado los intentos anteriores.
Sobre la base de su propio trabajo anterior y otras investigaciones, estos expertos diseñaron este vector viral para activar su carga de genes sólo en los vasos sanguíneos anormales que ayudan a alientan y alimentan el crecimiento del tumor. Pero, a diferencia de la mayoría de las terapias dirigidas a los vasos tumorales, el objetivo es no destruir el riego sanguíneo del cáncer.
"No queremos destruir los vasos del tumor --dijo el autor principal Jeffrey M. Arbeit, profesor de Cirugía Urológica y Biología Celular y Fisiología--. Queremos secuestrarlas y convertirlas en fábricas de producción de moléculas que alteren el microambiente del tumor de manera que ya no se alimente el tumor. Esto podría detener el crecimiento del tumor en sí o cooperar con la quimioterapia y la radiación estándar para hacerlas más eficaces. Una de las ventajas de esta estrategia es que se podría aplicarse a casi todos los cánceres más comunes que afectan a los pacientes".
Según Arbeit, en teoría, este enfoque podría aplicarse a otras enfermedades distintas del cáncer en las que los vasos sanguíneos son anormales, incluyendo condiciones como el Alzheimer, la esclerosis múltiple o la insuficiencia cardiaca. El vector viral que Curiel, Arbeit y sus colegas desarrollaron contiene una sección de ADN llamada Robo4, conocida por estar encendida en las células que recubren los vasos sanguíneos en los tumores.
En los modelos experimentales, los investigadores demostraron que podían inyectar el vector en el torrente sanguíneo y que éste se acumula en los vasos tumorales, evitando en gran medida el pulmón, el riñón, el corazón y otros órganos sanos. Estos expertos utilizaron los vectores virales para entregar un gen haciendo que las células que recubren los vasos sanguíneos se iluminen en verde para poder ver si los vectores se juntaron en los tumores y circunvalaron las zonas sanas.
Estos modelos experimentales tenían tumores en los riñones y células renales cancerosas en la piel. En un caso, el tumor en el riñón de un modelo experimental se difundió espontáneamente a un ovario. Los investigadores demostraron que los vasos sanguíneos que alimentan los tumores metastásicos brillaban en verde, pero no los de la parte normal del ovario.
La adición del medicamento anticoagulante warfarina bloqueó la ubicación del vector en el hígado al frenar las interacciones virales con maquinaria de coagulación sanguínea, según el estudio. Mientras que los científicos dicen que el tratamiento de pacientes con cáncer con warfarina no sería factible debido al riesgo de sangrado, el trabajo previo de su grupo ha mostrado formas genéticas para manipular el vector viral que evitan que se acumule en el hígado.
"Utilizamos una combinación de estrategias de focalización --dijo Curiel--. Hemos combinado un método que habíamos desarrollado para evitar el hígado y apuntar a los vasos sanguíneos. Esta combinación nos ha permitido inyectar el vector en el torrente sanguíneo, donde el tratamiento evita el hígado pero encuentra los vasos proliferativos que nos interesan".

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