martes, 22 de octubre de 2013

La 'huella dactilar' del genoma de los linfomas más agresivos | Cáncer | elmundo.es

La 'huella dactilar' del genoma de los linfomas más agresivos | Cáncer | elmundo.es

CÁNCER | Secuenciación masiva

La 'huella dactilar' del genoma de los linfomas más agresivos

Parte del grupo de investigadores del Hospital Clínic que han participado en el estudio.Parte del grupo de investigadores del Hospital Clínic que han participado en el estudio. | HC
  • Científicos españoles identifican las mutaciones de un cáncer hematológico
  • Este tipo de linfomas tiene una evolución rápida y un mal pronóstico
  • Al detectar las mutaciones, se podrán utilizar terapias más dirigidas

Cuando se habla de estudios del genoma, uno se puede quedar con una idea vaga de un montón de genes identificados por un grupo de científicos y... poco más. Sin embargo, lo que muchos investigadores están consiguiendo con la secuenciación masiva del genoma del cáncer es poner luz en una serie de tumores por los que todavía mueren muchas personas. Esta semana un equipo español ha logrado descifrar el genoma del linfoma de células del manto, un nombre raro para una enfermedad con muy mal pronóstico. Gracias a este trabajo, se puede saber ahora qué pacientes evolucionarán peor y cuáles pueden evitar un tratamiento agresivo, es como tener la huella dactilar de sus tumores para saber quiénes son y qué terapias les beneficiarán.

El linfoma de células del manto es un cáncer que se origina en las células de la sangre y de los ganglios linfáticos. "Representa entre un 3% y un 10% de todos los linfomas y leucemias, y suele aparecer sobre los 60 años, con mucha más frecuencia en hombres que en mujeres, en una relación de tres a uno, algo raro en los linfomas que suelen afectar por igual a los dos sexos", explica la doctora Sílvia Beà, primera firmante del estudio e investigadora del grupo de Elías Campo del IDIBAPS, Hospital Clínic, que ha realizado este trabajo en colaboración con la Universidad de Oviedo.

Tal y como reconoce Beà el problema de estos linfomas es que son muy agresivos y de difícil tratamiento, "el pronóstico de vida, una vez diagnosticado, es de tres a cuatro años de media, y tras ese tiempo la mayoría de los pacientes muere. Porque aunque con la administración de un primer tratamiento, muchos enfermos se curan, lo habitual es que pasado un tiempo recaigan", apunta.

Aunque ya se sabía que algunas personas con esta enfermedad pasan un tiempo casi sin síntomas, en torno a un 20%, y que otras en cambio tiene una evolución más agresiva, hasta ahora no era fácil identificar qué pacientes iban a progresar rápidamente y cuáles iban a estar libres de síntomas durante más tiempo. Gracias a este trabajo, a partir de ahora se puede conocer de forma rápida y barata en qué situación está cada enfermo.

Lo que este grupo de investigadores ha hecho ha sido analizar el genoma de más de 30 linfomas en una cohorte de 172 pacientes. Gracias a las técnicas de secuenciación masiva, ha identificado 25 mutaciones genéticas vinculadas con este tipo de linfomas. Número de alteraciones genéticas más bajo que otros linfomas o tumores sólidos. "Los tumores sólidos tienen más mutaciones, ya que necesitan más para reclutar vasos sanguíneos, esquivar al sistema inmunológico, romper la barrera que los encapsulan, etc.", explica Xose S. Puente que, junto con Carlos López-Otín, han sido desde la Universidad de Oviedo coautores de este estudio cuyos datos se han publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

 

Fármacos y progresión

De esas 25 mutaciones, dos de ellas se encuentran en los genes NOTCH1 y NOTCH2. "El 10% de los pacientes tiene mutado alguno de estos dos genes y son los que tienen una progresión más rápida pues la mutación les confiere mayor agresividad. Esto, desde el punto de vista clínico, es muy importante ya que hay varios ensayos clínicos en marcha con fármacos que bloquean estos dos genes. Se están haciendo con pacientes con leucemia linfoblástica aguda y con leucemia linfoide crónica, que también están originadas por mutaciones en NOTCH", adelanta Puente quien señala que posiblemente se puedan aplicar estas terapias a este tipo de linfomas.

Los investigadores también miraron cómo iban cambiando las mutaciones desde el diagnóstico hasta varios meses y años después. "Algunas ocurren tardíamente, otras influyen en la resistencia a la quimioterapia... Estos datos apuntan a qué genes son los importantes en la progresión del tumor", explica el investigador desde Oviedo.

Una vez conocida las mutaciones más importantes lo siguiente será estudiar paciente por paciente para conocer qué variaciones genéticas tiene su tumor. "Con lo que hemos visto, sugerimos que, tras un diagnóstico, se miren si hay mutaciones en los genes P53 y en los NOTCH1 y NOTCH2 para conocer el pronóstico porque si el paciente no tiene mutados estos genes no hay que sobretratarle con quimioterapia, que a veces conlleva resultados peores en estos casos. Y además, ya hay inhibidores específicos para NOTCH", afirma la investigadora del Clínic.

Porque este tipo de análisis no llevaría tiempo ni dinero. "Se trata de un análisis genético mediante PCR cuyos resultados pueden estar listos en uno o dos días y con un coste muy barato de unos dos euros. Además, este tipo de pruebas cada vez son más baratas", explica Bèa.

Con los datos genéticos del tumor de cada paciente, los médicos podrán seleccionar el tratamiento adecuado para aquellos que lo necesiten o esperar y no hacer nada en los casos en los que el cáncer no vaya a progresar, situación mucho más precisa de lo que ocurre ahora.

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