martes, 15 de octubre de 2013

El aire contaminado eleva el riesgo de bajo peso al nacer | Noticias | elmundo.es

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GESTACIÓN | Riesgos

El aire contaminado eleva el riesgo de bajo peso al nacer

  • Una mejor calidad del aire podría prevenir el 22% de los casos de bajo peso
  • Son datos del mayor estudio realizado sobre el tema, en el que participa España

A simple vista, puede parecer que un bebé que crece en el interior del útero materno está a salvo de los peligros de la contaminación. Sin embargo, la realidad es bien distinta. Según el mayor estudio europeo realizado hasta la fecha, en el que participa España a través del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental -CREAL-, la exposición a los contaminantes del tráfico y la industria durante el embarazo incrementa el riesgo de dar a luz a un bebé con bajo peso (estipulado por debajo de los 2.500 gramos después de las 37 semanas de gestación).

Estos nuevos datos señalan que, por cada aumento de cinco microgramos por metro cúbico en la exposición a partículas finas (PM2,5) -uno de los contaminantes atmosféricos más peligrosos- durante la gestación, las probabilidades de bajo peso al nacer aumentan en un 18%. La horquilla es amplia, ya que los niveles medios de exposición de PM2,5 de la población analizada (más de 74.000 mujeres de 12 países europeos) oscilaron entre menos de 10 microgramos por metro cúbico y hasta casi 30 microgramos por metro cúbico (diferencias que vienen determinadas por la densidad del tráfico, de la población, del tipo de calle, de la presencia de industria, puerto, nivel de construcción, etc.).

"Si los niveles de PM2,5 disminuyeran a 10 microgramos por metro cúbico (el valor de referencia de la Organización Mundial de la Salud -OMS- como media anual de calidad del aire) se podría prevenir el 22% de los casos de bajo peso al nacer de los partos de más de 37 semanas", ejemplifica Jordi Sunyer, codirector del CREAL.

En la actualidad, el límite legal está en los 25 microgramos por metro cúbico y, como asegura Sunyer, "tanto las ciudades españolas como las europeas aprueban" en el cumplimiento de la normativa europea. Sin embargo, el dato no puede tomarse como positivo. "Nuestro estudio demuestra que incluso por debajo de los niveles legales encontramos efectos sobre la salud. Por eso la OMS recomienda que el dintel se baje" y, en la misma línea, "nosotros pedimos que se revise la normativa. Aunque, subraya, "no hay un límite por debajo del cual no haya ningún efecto. La relación siempre es a más cantidad, más repercusiones".

En definitiva, "nuestros hallazgos sugieren que una proporción importante de los casos de bajo peso al nacer podría evitarse en Europa si la contaminación del aire urbano, especialmente partículas finas, se redujera", argumenta Marie Pedersen, autora principal del estudio e investigadora del CREAL. "También analizamos otros contaminantes como los óxidos de nitrógeno y las partículas en suspensión (PM10). En todos los casos, observamos consecuencias en el peso al nacer y en el perímetro craneal [otro de los parámetros analizados], pero los resultados eran más destacados con las PM2,5", expone Sunyer.

Consecuencias

Cuando el perímetro craneal está por debajo del límite inferior de la edad gestacional del recién nacido, puntualiza Carmen Muñoz, coordinadora en neonatología del Hospital Puerta del Hierro de Madrid, éste "podría tener, a largo plazo, una evolución neurológica anormal".

"No es importante nacer con unos gramos menos", aclara Félix Omeñaca, neonatólogo del Hospital La Paz de Madrid. "Pero cuando el crecimiento intrauterino es restringido, es decir, por debajo de lo programado -bebés que no crecen a la velocidad que deberían dentro del útero-, sí puede tener repercusiones en la salud del pequeño".

La literatura científica apunta una lista de problemas vinculados con la contaminación atmosférica, como los cardiacos o los respiratorios (sibilancias y asma). "Varios estudios afirman que, a largo plazo, los bebés que son pequeños para su edad gestacional podrían tener mayor riesgo a desarrollar hipertensión, diabetes e hiperlipemia (lo que se ha llamado síndrome metabólico)", señala la neonatóloga Muñoz. Incluso un análisis reciente relacionaba la calidad del aire con el autismo.

Sin embargo, remarcan los autores del nuevo trabajo epidemiológico que acaba de publicar la revista 'The Lancet Respiratory Medicine', "los resultados de las investigaciones realizadas hasta el momento no son concluyentes".

En esta ocasión, se han utilizado datos del Estudio europeo de cohortes para los efectos de la contaminación del aire (ESCAPE). Los investigadores, coordinados por el CREAL y el INSERM (Grenoble, Francia), manejaron datos de 14 estudios desarrollados en 12 países europeos (Noruega, Suecia, Dinamarca, Lituania, Inglaterra, Países Bajos, Alemania, Francia, Hungría, Italia, Grecia y España), en los que participaron más de 74.000 mujeres que tuvieron a sus bebés entre febrero de 1994 y junio de 2011. En España, intervinieron 2.623 madres-hijos integrados en el proyecto INMA-Infancia y Medioambiente, cuyo director es Jordi Sunyer. Lo que diferencia éste de otros trabajos, remarca, "no sólo es el tamaño de la muestra, sino que todos los países utilizaron los mismos aparatos de medición".

Después de estudiar con detalle toda la información recogida durante el embarazo y de tener en cuenta otros factores de riesgo como el tabaquismo materno, la edad, el peso y la educación, "podemos decir que la contaminación del aire es un factor de riesgo controlable en cuanto a nacimientos de bajo peso se refiere". Es cierto que "aún no hay estudios que demuestren que una menor contaminación tenga impacto positivo en el peso al nacer, pero sí en efectos respiratorios y en disminución de la mortalidad".

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