martes, 16 de abril de 2013

Unos dispositivos ayudan a controlar la incontinencia fecal | Sociedad | EL PAÍS

Unos dispositivos ayudan a controlar la incontinencia fecal | Sociedad | EL PAÍS

Unos dispositivos ayudan a controlar la incontinencia fecal

25 personas están probando los aparatos

El equipo emite señales que estimulan los nervios sacros a voluntad

 
 
25 personas están ensayando unos nuevos dispositivos para controlar la incontinencia anal. Los aparatos, pequeños neuromoduladores que se implantan bajo la piel, emiten unas señales a voluntad del paciente que estimulan los nervios sacros que controlan el recto y los músculos relacionados con las funciones fecales. El ensayo se está llevando a cabo en el hospital Clínico de Madrid en personas que no han respondido a otras terapias
 
El dispositivo, del tamaño de un marcapasos, se coloca al paciente mediante una intervención quirúrgica, con anestesia local y en régimen ambulatorio. Se trata de un tratamiento seguro y reversible, afirma el centro sanitario en una nota.

La incontinencia anal se define como “la incapacidad de postergar la defecación hasta que se encuentra el lugar y el momento socialmente idóneos para realizarla, produciéndose una pérdida recurrente e involuntaria de material fecal o gases”, afirma el hospital en una nota. “Conlleva problemas físicos, psicológicos e importantes alteraciones en la calidad de vida de los pacientes, lo que hace que sea una enfermedad incapacitante que en ocasiones se acompaña de depresiones, pérdida de autoestima, disfunciones sexuales y aislamiento social”.

Los aparatos combaten muchos de estos problemas. Se revisan periódicamente para ajustar su funcionamiento.

“El hecho de que la incontinencia anal haya sido considerada socio-culturalmente como un problema vergonzante, dificulta la estimación de su prevalencia real, la cual aumenta con la edad y afecta predominantemente a mujeres”, ha dicho Mario Ortega López, especialista de la Unidad de Coloproctología de Clínico San Carlos. Se estima que esta enfermedad afecta entre el 2 y el 7% de la población general, del 8% en mujeres mayores de 18 años, del 10 al 17% en mayores de 65 años y del 17-60% en ancianos hospitalizados.

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