jueves, 3 de enero de 2013

Terapia celular: vía para el ictus isquémico agudo - DiarioMedico.com

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LA INYECCIÓN RESULTA SEGURA

Terapia celular: vía para el ictus isquémico agudo

Mejora la patología sin ocasionar recurrencia o formación de tumores.
Carmen Cáceres. Sevilla dmredaccion@diariomedico.com   |  03/01/2013 17:40


Victoria Navarro y Francisco Moniche
Victoria Navarro, del IBIS; y Francisco Moniche, del Hospital Virgen del Rocío, en Sevilla. (Carmen Cáceres)

La inyección intraarterial de células mononucleadas de médula ósea resulta segura en el ictus isquémico agudo. Así lo demuestra un estudio clínico piloto realizado en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla, cuyos datos ha presentado Francisco Moniche, de la Unidad del Ictus del Servicio de Neurología de este centro, en el IX Foro de Investigadores organizado por el hospital sevillano y el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS).

Existen múltiples estudios que muestran en modelos animales de ictus la eficacia del tratamiento con células mononucleadas de médula ósea. 
  • En la enfermedad de Alzheimer, uno de los pasos decisivos es concretar cuándo se inicia la inflamación; la PET sugiere una respuesta inflamatoria de la microglía
Misma seguridad
"Nosotros evaluamos la seguridad, viabilidad y eficacia de la terapia con células autólogas en la fase aguda del ictus, dentro de un ensayo controlado". Eran pacientes de entre 18 y 80 años con ictus isquémico  agudo, en los primeros días tras el infarto cerebral (entre el quinto y el noveno). También se incluyó un grupo de otros diez pacientes que sirvió como control; a todos ellos se les hizo un seguimiento durante seis meses, que incluyó, además de la valoración clínica, una resonancia magnética para evaluar la eficacia y seguridad de la terapia.

En cada paciente se efectuó una punción de médula ósea -se extrajeron unos 50 mililitros- con un filtro de Ficoll que permite aislar las células mononucleadas; éstas contienen dos tipos de células madre (mesenquimales y hematopoyéticas) y segregan un gran número de citocinas y factores de crecimiento.

Ese mismo día se les realizaba una inyección intra-arterial. Moniche señala que no se produjeron muertes en el seguimiento ni tampoco recurrencias de ictus ni formación de tumores. Los efectos adversos fueron parecidos en ambos grupos: fiebre, infección y depresión, destacando las crisis parciales. "Hubo un 20 por ciento de pacientes del grupo de tratamiento que padecieron epilepsia, mientras que ninguno en el grupo control". En cuanto a la seguridad, no se registraron diferencias.

Asimismo, los científicos observaron cierta tendencia a que el mayor número de células CD34+ inyectadas se correspondía con una mejor evolución clínica. Por tanto, concluyen que el trasplante intraarterial de células mononucleadas de médula ósea es viable y parece seguro, que un mayor número de inyección de células CD34+ parece correlacionarse con mejores resultados clínicos, y que se encuentran unos niveles del BNGF más elevados en el plasma de los pacientes. 

Estadios iniciales
En la enfermedad de Alzheimer aún queda por determinar en qué momento se produce la neuroinflamación. Por el momento, se ha estudiado mediante PET cómo la presencia de beta-amiloide coincide con una respuesta inflamatoria producida por la microglía.

"No obstante, la neuroinflamación no tiene por qué estar producida por la acumulación de esta proteína", explica Victoria Navarro, del Laboratorio de Fisiopatología de la Enfermedad de Alzheimer del IBIS. Para saber si la respuesta glial en el hipocampo de pacientes con Alzheimer es causa o efecto, este grupo estudió modelos de ratón transgénicos PS1xAPP para emular el mal de Alzheimer. "Nos planteamos si la neuroinflamación en los ratones estaba implicada en el desarrollo de la enfermedad en humanos".

Para ello, estudiaron 23 pacientes con Alzheimer y seis casos controles. Para comprobar que tenían Alzheimer analizaron dos marcadores clásicos, beta-amiloide  y TAU. "Usamos dos anticuerpos y en ambos vimos cómo en AD-V y en AD-VI se producía una acumulación de beta-amiloide". 

Una vez comprobado que estos pacientes presentaban marcadores clásicos de Alzheimer, estudiaron la neuroinflamación, observando cómo en AD-V y AD-VI se producía un aumento en su expresión; por lo tanto, había una inflamación en estadios tardíos". Además, observaron cómo de AD-II a AD-V se produce un cambio en la morfología de la célula, tanto en astroglía como en microglía, pasando de reposo a estado activo.

"Después de observar  que se produce una activación, estudiamos qué tipo de respuesta inflamatoria era y medimos marcadores clásicos y alternativos". Cuando midieron marcadores alternativos, los estadios II, V y VI no ofrecían un cambio significativo que indicara que había una respuesta neuroprotectora. Sin embargo, con los marcadores clásicos vieron que en AD-V y AD-VI se produce un aumento significativo que empieza en AD-II.

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