miércoles, 19 de diciembre de 2012

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Los nuevos agentes terapéuticos permiten ser optimistas en el manejo de los pacientes con trastornos sanguíneos difíciles de tratar


Atlanta (20/12/2012) - L.R.

Expertos presentes en la 54 ª Reunión Anual de la Sociedad Americana de Hematología afirman que descubrimientos sobre marcadores moleculares y otras dianas terapéuticas han supuesto oportunidades sin precedentes para el desarrollo de nuevas terapias dirigidas al ataque, bloqueo y remisión de las mutaciones genéticas que causan estos trastornos

Diversos estudios presentados en la 54 ª Reunión Anual de la Sociedad Americana de Hematología (ASH) que se ha celebrado la semana pasada en Atlanta inciden en la seguridad y la eficacia de las nuevas terapias y apuntan un importante paso adelante en el desarrollo de estrategias de tratamiento para los pacientes con trastornos sanguíneos difíciles de tratar, como la leucemia, el mieloma o la mielofibrosis. En una conferencia de prensa, celebrada en el marco de este congreso, los expertos han expuesto los importantes descubrimientos sobre marcadores moleculares y otras dianas terapéuticas que han supuesto oportunidades sin precedentes para el desarrollo de nuevas terapias dirigidas al ataque, bloqueo y remisión de las mutaciones genéticas que causan estos trastornos. Estos conocimientos están revolucionando el modo en que los hematólogos tratan a los pacientes con enfermedades resistentes, que hasta ahora tenían pocas opciones de supervivencia. Los datos presentados en ASH12 proporcionan varios ejemplos de nuevas terapias contra el cáncer que tienen un gran potencial para convertir subtipos de la enfermedad, en la actualidad mortales, en situaciones crónicas manejables con un tratamiento adecuado, tal y como se ha destacado.
Según señalaba el profesor Aaron Schimmer, moderador de la conferencia de prensa y científico clínico en el Princess Margaret Cancer Centre de la University Health Network en Toronto, los avances en el descubrimiento de medicamentos presentados en el congreso apuntan hacia un continuo progreso en la lucha contra la enfermedad resistente. "Teniendo en cuenta el increíble progreso que hemos logrado en tan sólo unos años, me anima y entusiasma ver lo que la próxima década nos deparará, y cómo una nueva generación de terapias nos ayudará aún más a vencer los cánceres sanguíneos y a salvar vidas".
Entre los estudios presentados en la rueda de prensa destaca la investigación que sugiere que una nueva terapia, quizartinib, puede ser una opción segura y eficaz para tratar a un subtipo de pacientes con leucemia mieloide aguda (LMA) resistente, aquellos que presentan una mutación del  FLT3-ITD que hace la enfermedad más agresiva. Generalmente este tipo de mutación lleva aparejada una insuficiente respuesta al tratamiento habitual con quimioterapia. Los pacientes con la mutación FLT3-ITD que pueden lograr una remisión tienden a recaer rápidamente, según explicaba Mark J. Levis, autor principal  de la investigación y profesor asociado de Oncología, Farmacología y Medicina en el Sidney Kimmel Comprehensive Cancer Center de la Johns Hopkins Medicine en Baltimore. "Quizartinib es el primer y único medicamento de un solo agente que ha producido un beneficio clínico en pacientes con LMA con esta mutación letal en los que ha fracasado la terapia previa," dijo el Dr. Levis.
Los expertos presentes en la rueda de prensa explicaron también que otros estudios de ASH apuntaban a que la terapia de combinación con PU-H71 y ruxolitinib aumenta la duración y la eficacia de un tratamiento que se había demostrado previamente de utilidad limitada en pacientes con mielofibrosis, según explicaba Ross Levine, autor principal de una investigación presentada en el congreso y médico adjunto en el Servicio de Leucemia en el Centro de Cáncer Memorial Sloan-Kettering en Nueva York. "Creemos que los primeros resultados de nuestras investigaciones proporcionan el impulso necesario para desarrollar estudios que combinan ruxolitinib con inhibidores de HSP90 en pacientes con mielofibrosis, y estamos trabajando para realizar dichos estudios tan pronto como sea posible para mejorar sus resultados".
Otra de las presentaciones hacía referencia a un ensayo pivotal en fase II con ponatinib, una nueva vía oral del inhibidor de la tirosina-quinasa (TKI), que puede silenciar una mutación mortal en la leucemia mieloide crónica y en la leucemia linfocítica aguda (LLA Ph +).
La adición del inhibidor oral en fase de investigación del proteasoma MLN9708 a la terapia del mieloma múltiple en combinación con lenalidomida y dexametasona en pacientes con esta enfermedad no tratados previamente fue otro de los temas del encuentro con los medios de comunicación. Tal y como se expuso,  la fase inicial de investigación sugiere que cuando se añade a la terapia estándar del mieloma múltiple un inhibidor oral conocido como proteasoma MLN9708 se aumenta la eficacia del tratamiento con pocos efectos secundarios. Se trata del primer inhibidor de proteasoma por vía oral que se utiliza en ensayos clínicos para el tratamiento del mieloma.
Ahora estamos cambiando nuestros esfuerzos para hacer más seguros y cómodos los tratamientos, señalaba K. Shaji Kumar, profesor de Medicina y consultor en Hematología de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota. "MLN9708 es un gran ejemplo de cómo lograr este objetivo", señalaba el investigador principal del estudio presentado sobre esta molécula. Y es, tal y como avanzaba, ahora se están planteando investigaciones para examinar este fármaco en combinación con otros tratamientos para el mieloma en fase II y III. Una vez aprobado, este fármaco permitirá a los pacientes la administración por vía oral,  "un régimen muy eficaz para el tratamiento del mieloma múltiple".
Otro de los estudios presentado en la rueda de prensa concluía que la terapia combinada de pomalidomida y dosis bajas de dexametasona duplica la supervivencia libre de progresión y la tasa de supervivencia global en pacientes con mieloma múltiple en recaída o refractario. El ensayo, que comparaba las opciones terapéuticas para el mieloma múltiple refractario, concluye que esta combinación puede ser superior a dosis altas de dexametasona sola en enfermos resistentes y en recaída.
Según se señalaba, pomalidomida ofrece un mecanismo eficaz contra el mieloma resistente, ya que se dirige directamente a la enfermedad de múltiples maneras. No sólo estimula el sistema inmune para atacar y destruir las células tumorales, sino que también evita el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos e inhibe el crecimiento celular mediante la reducción del suministro de oxígeno y nutrientes a las células. Para evaluar si un régimen de combinación con bajas dosis de dexametasona puede ofrecer a pacientes con mieloma múltiple recidivante mejor progresión y supervivencia global que altas dosis de dexametasona sola, los investigadores realizaron un estudio en una población de enfermos con enfermedad refractaria o en recaída.
Después de una media de seguimiento de 18 semanas, los pacientes que recibieron la combinación de pomalidomida y dexametasona experimentaron significativamente más supervivencia libre de progresión en comparado con aquellos que recibieron sólo dexametasona (15,7 frente a 8 semanas) y la supervivencia global fue también mayor en el grupo de tratamiento de combinación. El régimen de combinación fue bien tolerado entre los participantes en el estudio.
"Estamos muy contentos con estos resultados, ya que muestran que un enfoque combinado con pomalidomida y dexametasona en dosis bajas ofrece mejores resultados que las opciones actuales de tratamiento", dijo Meletios Dimopoulos, autor principal del estudio y responsable del Departamento de Terapéutica Clínica del Alexandra Hospital en Atenas, Grecia. "Creemos que este estudio proporciona la base para considerar esta combinación como un nuevo estándar de tratamiento para los pacientes que han agotado los tratamientos más convencionales en una enfermedad resistente, y puede incluso ofrecer un mayor beneficio si se estudia como terapia de primera línea para la enfermedad."


Otros estudios presentados en ASH
Por otro lado, en esta reunión de ASH se han presentado también resultados obtenidos en otros estudios llevados a cabo con lenalidomida, en diferentes enfermedades oncohematológicas, especialmente en leucemia linfocítica crónica y leucemia mieloide aguda. Un estudio fase II con lenalidomida en pacientes con leucemia linfocítica crónica refractaria o recaída concluyó que un dos por ciento de los pacientes lograron una respuesta completa, el 36 alcanzaron una respuesta parcial y el 33 mantuvieron la enfermedad estable, cumpliendo el objetivo de seguridad. En otro trabajo, lenalidomida unida a un tratamiento anti-CD20 en pacientes con leucemia linfocítica crónica demostró una respuesta general del 68 por ciento, un 24 por ciento de pacientes que lograron una respuesta completa y una tasa de supervivencia del 76 por ciento.
También se han dado a conocer los resultados de un estudio que evalúa la combinación de lenalidomida más azacitidina en pacientes de 60 años o mayores con leucemia mieloide aguda no tratada, con una tasa de respuesta global del 41 por ciento, y con un 28 por ciento de pacientes que lograron una respuesta completa.
Otras investigaciones con lenalidomida presentadas en ASH12 ponen de manifiesto que añadir esta sustancia al tratamiento del mieloma múltiple alarga en 18 meses la supervivencia libre de progresión. Así, un ensayo en fase III demuestra que añadir este fármaco a melfalán y prednisona logra una mejora en la supervivencia libre de progresión alcanzando los 31 meses. En otro trabajo en fase II que evalúa lenalidomida en pacientes con linfoma de células del manto tratados previamente, se afirma que se logra una respuesta global del 28 por ciento, con una tasa de respuesta completa del 8.
Por último, los datos de varios estudios demuestran beneficios clínicos de la combinación de tratamientos incluyendo lenalidomida más terapias de anticuerpos en pacientes con varias formas de linfoma no Hodgkin difíciles de tratar.

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