lunes, 17 de diciembre de 2012

La secuencia de aislamiento, pudor y dependencia en la incontinencia urinaria - DiarioMedico.com

La secuencia de aislamiento, pudor y dependencia en la incontinencia urinaria - DiarioMedico.com


más de dos millones de españoles la padecen

La secuencia de aislamiento, pudor y dependencia en la incontinencia urinaria

La vejiga hiperactiva en mujeres mayores es evitable y controlable. Expertos en incontinencia urinaria y geriatría revisan para DM el trastorno.
Laura d. Ródenas | dmredaccion@diariomedico.com   | 17/12/2012 00:00

 

Montse Espuña, jefa de la Unidad de Suelo Pélvico del Hospital Clínico de Barcelona; Carlos Verdejo, responsable de la Unidad de Incontinencia Urinaria del Servicio de Geriatría del Hospital Clínico de Madrid, y Mary Martínez, directora técnica del Grupo de Geroresidencias La Saleta, en Valencia, han hablado con DM sobre el Gineforum 2012, un encuentro celebrado en Barcelona con la colaboración de la compañía Pfizer. En el centro de la diana: la vejiga hiperactiva (VHA).

Según estimaciones de la compañía, más de dos millones de españoles padecen una enfermedad con un fuerte impacto sobre la calidad de vida y muchos ni siquiera lo saben. Síntomas como ir al baño con frecuencia (más de siete veces al día) o sentir la necesidad repentina de orinar pueden remitir con tratamientos. No obstante, el 40 por ciento se muestra reacio a consultar al médico, bien sea por desconocimiento o vergüenza. Ésos son los principales retos en la VHA.
  • Más de dos millones de españoles sufren vejiga hiperactiva; la prevalencia se dispara en féminas por encima de los 75 años. Hay tratamientos médicos y quirúrgicos para la IU
Espuña explica que "en el rango de 65 a 74 años la prevalencia de la incontiencia urinaria (IU) asciende a un 26,6 por ciento y a partir de los 75 se dispara hasta el 42. En hombres, la proporción es mucho menor: 10 y 23 por ciento, respectivamente. Los datos, de la Encuesta de Salud de la Generalitat de Cataluña, de 2006, son extrapolables al resto del país. En cuanto a la VHA, la prevalencia es similar, llegando hasta un 30 por ciento en mayores de 65 años".

El silencio redunda negativamente. Verdejo relata que "muchas veces la persona asume que es incontinente por el mero hecho de envejecer. Otras creen que no hay más abordaje que el paliativo. Y, además, algunos médicos no responden como deberían. En general, esa conjunción de factores favorece que la anciana no dé parte de la situación". Martínez también considera que "la enferma dependiente y, por tanto, institucionalizada llega con un diagnóstico poco específico y viene ya con el bragapañal. Tienen una media de edad de 84 años y un alto porcentaje de pluripatología asociada".

La sensibilización de los profesionales de atención primaria y de las farmacias es esencial para que el enfermo llegue al especialista, como apunta Espuña: "Por otra parte, hay que incidir en que no todas las incontinencias se tratan igual; la de urgencia evoluciona mejor con fármacos; la de esfuerzo, si es leve, requiere de un fisioterapeuta, y de ser grave, de cirugía".

Otro asunto a tener en cuenta, apostilla Verdejo, son las comorbilidades de las ancianas, a menudo polimedicadas y con limitación motora, "por lo que cada caso requiere de una valoración integral. También es importante la presencia de alteraciones neurológicas. En definitiva, conviene saber que no sólo pesan los años sino complicaciones más allá del aparato urinario". Martínez incide por su parte en la falta de educación sanitaria de la población.

La iniciativa 2012, 12 metas deja patente que no vale únicamente el dispositivo absorbente, aclara Espuña. En esa búsqueda de la promoción de la continencia Martínez detalla que con medidas concretas de accesibilidad "en nuestros centros pasamos de mil incontinentes -de un total de 1.700 ingresados- a 90 casos menos en un mes".


Manejo experto
El tratamiento de la IU se basa en los antimuscarínicos, cuya principal traba "son los efectos adversos típicamente asociados a los anticolinérgicos", a juicio de Martínez, que está valorando el impacto de dosis bajas de fesoterodina en la calidad de vida de mayores con IU sin deterioro cognitivo. Verdejo apunta que "si la anciana es adecuadamente valorada el tratamiento con antimuscarínicos es idóneo". Y Espuña también recuerda que "hay datos recientes de fármacos con un perfil de seguridad óptimo, entre ellos, fesoterodina".

Indicaciones sobre fesoterodina

La fesoterodina se emplea para tratar la vejiga urinaria hiperactiva. La dosis inicial recomendada es de un comprimido de 4 miligramos al día, aunque también puede prescribirse en dosis de 8. Los síntomas deben comenzar a mejorar durante las primeras semanas. En al menos uno de cada diez pacientes aparece sequedad en la boca, lo que favorece las caries. Uno de cada cien presenta reacciones como sequedad de ojos, estreñimiento, trastorno digestivo, mareos, cefalea y disuria.

Respeto a la autonomía

La campaña 2012,12 metas apuesta por el respeto a la individualidad y la promoción de la autonomía de los mayores. El Grupo Geroresidencias, en alianza con el Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana, la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología y Pfizer, aboga por "un diagnóstico y tratamiento adecuados según el tipo de incontinencia y por adecuar la utilización de dispositivos para tratar la incontinencia a las necesidades reales".

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