viernes, 23 de noviembre de 2012

¿Mamografías por rutina? El debate que no cesa | Cáncer | elmundo.es

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CÁNCER | Sobrediagnóstico

¿Mamografías por rutina? El debate que no cesa

  • Un estudio vuelve a recordar el riesgo de sobrediagnóstico de esta prueba
  • Los expertos dicen que es necesario para reducir la mortalidad por cáncer
  • Cada dos años, entre los 50 y los 69, se ha demostrado su eficacia
María Valerio | Madrid
Actualizado jueves 22/11/2012 16:11 horas
 
 
 
Una mujer de 56 años se realiza una mamografía como le recomiendan cada dos años las autoridades de su comunidad autónoma. Esta vez, la prueba ha detectado un tumor en estadios iniciales. Se lo quitan, le dan radioterapia para evitar que el cáncer regrese y comienza revisiones más frecuentes durante unos años para poder 'pillar' a tiempo cualquier anomalía. Ha tenido suerte, la mamografía le ha salvado la vida. ¿O le han sobrediagnosticado una enfermedad que nunca hubiese dado la cara si no se hubiese hecho la mamografía?

Éste es el eterno debate que rodea a esta prueba de imagen: ¿Cuál es su balance entre los beneficios -en forma de vidas salvadas al cáncer- y el riesgo del sobrediagnóstico? Periódicamente, desde que la mamografía se instauró como prueba para detectar precozmente el cáncer de mama hace ya tres décadas (en España algo menos), estudios de diversa índole analizan las dos caras de la balanza.

En esta ocasión, un estudio en la revista 'The New England Journal of Medicine' (NEJM) señala que aproximadamente uno de cada tres tumores 'pillados' con la mamografía nunca hubiese prograsado hacia un cáncer clínicamente significativo. Esto supone nada menos que 1,3 millones de mujeres sobrediagnosticadas en EEUU, según las conclusiones que firman Archie Bleyer y Gilbert Welch, de las universidades de Texas y Hanover (en EEUU y Alemania, respectivamente).

El problema, como reconocen todos los especialistas, es que hoy por hoy no hay manera de saber qué tumores de esos que se ven en la mamografía van a progresar hacia una enfermedad; y la opinión más generalizada defiende que la prueba ha logrado reducir la mortalidad por cáncer de mama precisamente porque la identifica en sus estadios más precoces, cuando las tasas de curación son mayores.

"El problema del sobrediagnóstico es algo que ya estudiamos nosotros hace 20 años", indica Nieves Ascunce, responsable del programa de cribado de cáncer de mama en Navarra, comunidad pionera en nuestro país. "La prueba ha logrado reducir la mortalidad, pero hay que pagar un precio", admite. A su juicio, este tipo de debates son positivos y refuerzan un concepto en alza, como es la participación informada; que la mujer conozca las dos caras de la moneda. "Si me lo encuentran y era un tumor agresivo, me habrán salvado la vida"; si era un cáncer destinado a no progresar, la paciente pasará innecesariamente por el quirófano para que le quiten el bulto. "El susto no te lo quita nadie, pero hoy por hoy podemos decir que compensa".

La misma opinión comparte la doctora Marina Álvarez Benito, presidenta de la Sociedad Española de Diagnóstico por Imagen de la Mama (SEDIM). "Los estudios que se han realizado en España y en Europa, donde se invita a la población a participar, indican un sobrediagnóstico del 5%-6%, mientras que la reducción de la mortalidad por cáncer de mama es de al menos el 20%".

El estudio del NEJM atribuye la reducción en las muertes por cáncer de mama que se han logrado en las últimas décadas a las mejoras obtenidas en los tratamientos; una conclusión que ha puesto en duda el propio Colegio Americano de Radiología. Como añade la doctora Álvarez Benito: "el tratamiento del cáncer de mama es más caro y menos eficaz cuando la enfermedad se detecta en fases avanzadas; de hecho, la mortalidad en estas pacientes apenas se ha reducido".

Lo que sí es un 'riesgo', como subraya Nieves Ascunce, es realizar la prueba sin un adecuado control de calidad y con programas poblacionales mal organizados. Hoy por hoy, lo que la evidencia demuestra -y se cumple en la mayoría de las comunidades autónomas- es que la mamografía logra reducir la mortalidad si se realiza a mujeres entre 50 y 69 años cada dos años. Ni por debajo de esa edad ni con una frecuencia superior (salvo en casos individuales en función de su riesgo personal) la prueba es eficaz.

En este sentido, la presidenta de SEDIM ha vuelto a reiterar su convencimiento de que la comisión del Ministerio de Sanidad que está evaluando la cartera básica de servicios no recortará la prestación actual en materia de mamografías.

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