sábado, 3 de noviembre de 2012

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El estrés incrementa los trastornos de control de los impulsos, que están detrás de muchas patologías psiquiátricas


Madrid (03-05/11/2012) - Redacción

Así se ha puesto de manifiesto en las XIV Jornadas Nacionales de Patología Dual celebradas en Madrid

La crisis económica y el estrés asociado a la misma está siendo el detonante del incremento de la patología psiquiátrica y, según se ha puesto de manifiesto en las XIV Jornadas Nacionales de Patología Dual celebradas en Madrid, está directamente relacionado con el  aumento de los trastornos de control de los impulsos. Tal y como explica el doctor José Antonio López Rodríguez, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría (ASEPP), que participó junto con el doctor Josep Ramón Domènech, miembro de la Junta Directiva de esta Asociación, en una sesión sobre 'Impulsividad' en el marco de este Congreso, "en la aparición de este trastorno influyen tanto factores genéticos como de aprendizaje y ambientales. Lo normal es que exista un equilibro entre todos pero, en estos últimos años, estamos observando que el estrés asociado a problemas económicos está desestabilizando a un mayor número de personas, haciéndoles tomar decisiones impulsivas sin considerar sus consecuencias".

Para el doctor Domènech, "la impulsividad, a pesar de que tiende a considerarse una característica negativa, puede ser un rasgo de personalidad beneficioso y admirado, ya que se puede identificar con capacidad de decisión o rapidez en las respuestas". En opinión de este psiquiatra, "la intensidad es lo que convierte a la impulsividad en un problema patológico. Cuando una persona reacciona ante distintos estímulos tanto internos como externos sin control, sin considerar las consecuencias negativas y, además, esto conlleva un impacto en la familia, en su trabajo y en general, en el entorno social, entonces hablamos de trastorno de control de los impulsos".

Es un problema crónico y en más de la mitad de los casos, como destaca el doctor Domènech, está relacionado con el abuso de sustancias tóxicas. "La impulsividad, la necesidad de satisfacer una necesidad de forma inmediata hace que los afectados consuman drogas y esta adicción genera que cada vez sea más difícil controlar los impulsos. Es un círculo vicioso que se retroalimenta". En general, la adicción suele ser al alcohol y la cocaína, aunque varía por tramos de edad. "Entre los 20 y 40 años, lo más frecuente es el consumo de la cocaína mientras que a partir de los 50 años suele ser la dependencia al alcohol".

El grave problema de la impulsividad es que suele ser la base de parte de la patología psiquiátrica, como las conductas suicidas, los trastornos sexuales, la bulimia o el déficit de atención por hiperactividad. "Todos ellos comparten esa sensación o necesidad de hacer o consumir algo, que les lleva a actuar de forma impulsiva y sin control hasta que lo logran. Tras la misma, surge la sensación placentera que se acompaña de un sentimiento de culpa por haber recaído. Realmente quien sufre la impulsividad es el propio afectado que no puede controlar sus impulsos y se siente constantemente culpable", apunta el doctor López Rodríguez.

Según se destacó en esta reunión, hay dos trastornos que preocupan de forma especial: el juego patológico y la adicción a las nuevas tecnologías. "Estos dos fenómenos están aumentando de forma sustancial en nuestro entorno", alerta el doctor Domènech. Se estima que la adicción al juego puede llegar a afectar entre el 0,5 por ciento y 5 por ciento de la población. El aumento de la misma está asociado a la mayor aceptación del juego por parte de la sociedad y al incremento de la promoción del mismo a través de Internet. De igual forma, cerca del 3 por ciento de los jóvenes entre 18 y 34 años es adicto a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y el 8,1 por ciento está en riesgo de serlo. Se trata de un problema emergente que va incrementando su magnitud día a día y que incluso puede llegar a afectar al desarrollo y a la salud mental de los adolescentes.

El gran desafío que plantea este tipo de adicciones es que, a diferencia de lo que sucede con otros hábitos de abuso como del alcohol o de las drogas, no se le concede demasiada importancia. "La sociedad todavía no es consciente del grave riesgo que esto supone y no se le presta atención. Sus consecuencias no están todavía dimensionadas", subraya el doctor Domènech.

Esto incide de forma fundamental en el tratamiento de este trastorno. Como señala el doctor López Rodríguez, "disponemos de tratamientos psicoterapéuticos que nos facilitan el control del mismo. No logramos curarlo completamente pero sí se obtiene una buena respuesta". No obstante, no todos los enfermos se benefician ya que, por un lado, muchos no suelen considerar que tienen un problema y no acuden al médico, y por otro lado, el cumplimiento es muy bajo.

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