martes, 2 de octubre de 2012

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Los expertos reconocen que Asenapina está demostrando ser una herramienta muy útil para los enfermos de trastorno bipolar tipo 1

Bilbao (02/10/2012) - Nekane Lauzirika

"El fármaco oral ofrece a los pacientes un efecto más rápido con menos efectos adversos", según explicaron en el Congreso Nacional de Psiquiatría celebrado en Bilbao

"Tras casi un año de aplicación clínica, Asenapina está resultando ser una herramienta muy útil para los enfermos de trastorno bipola tipo 1", aseguró por propia experiencia la doctora Ana González-Pinto, jefa clínico de Psiquiatría y profesora titular de la UPV y especialista del Hospital Santiago, en Vitoria. Esta especialista fue una de las participantes en el "Simposium Lundbeck Debate 99 segundos: Es turno del trastorno bipolar", celebrado en el marco del Congreso Nacional de Psiquiatría que acaba de tener lugar en Bilbao y en el que han participado más de 2.000 especialistas nacionales e internacionales.
El tratamiento con Asenapina está indicado para los pacientes con manía aguda y para un consumo continuado. Es un medicamento que se ingiere por vía oral y que "actúa sobre muchos receptores relevantes de las neuronas, y así consigue un espectro más amplio que los otros fármacos", explicó la psiquiatra. Para la experta, el efecto es más rápido ya que se absorbe antes, y es más tolerable para los enfermos.
Una opinión compartida por Manuel Bousoño, especialista en Psiquiatría y profesor de Psicología médica de la Universidad de Oviedo, para quien "al ser un medicamento por vía oral hace que los pacientes tengan una mayor adherencia al tratamiento y se produzcan menos abandonos, que suelen ser muy elevados en este tipo de pacientes", reconoció.
Los especialistas pusieron sobre la mesa también los efectos adversos de la terapia. En este sentido se refirieron a un ligero incremento de peso (aunque a largo plazo se está consiguiendo reducirlo), un adormecimiento de la boca que dificulta expresarse durante unos minutos y un grado bajo de somnolencia, explicó el psiquiatra catalán Eduard Vieta. Hasta la aparición de este fármaco, la mediación para los pacientes con trastorno bipolar 1 se llevaba a cabo con litio o medicamentos utilizados para los pacientes con epilepsia, aunque tal y como apuntaron los especialistas en los últimos tiempos se han venido empleando antipsicóticos con excelentes resultados a largo plazo.
Un millón de pacientes
En España las personas afectadas por trastorno bipolar alcanzan ya casi el millón, y se encuentran divididos en las tipologías 1 y 2. Los primeros padecen periodos de depresiones y exaltaciones desproporcionadas, por lo cual hay que precisan ingresos. Mientras los pacientes para los que está indicado Asenapina tienen periodos de exaltación muy atenuada, lo que hace que se  confunda con la depresión y sea más difícil el diagnóstico. "Los infradiagnósticos en nuestro entorno son todavía una asignatura pendiente, en el otro extremo de lo que ocurre en EE.UU por cuestiones meramente economicistas por los seguros médicos", aseguró el doctor José Luis Carrasco, jefe de sección del Hospital Clínico San Carlos. Y es que el  hecho de que incida sobre los receptores de las neuronas provoca que tenga un efecto de "pérdida leve de memoria en los pacientes". Sin embargo, tiene un perfil de efectos secundarios "muy equilibrado. Ninguno es muy predominante".
El Simposium Lundbeck moderado por Eduard Vieta, profesor titular de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona y  director de la unidad de TB del Instituto de neurociencias del Hospital Clinic, consiguió ser uno de los más concurridos de los celebrados en el Congreso de Bilbao. La culpa tal vez la tuvo el  novedoso del formato donde los cuatro participantes no pudieron sobrepasar en sus exposiciones los 99 segundos.
Vieta fue el encargado de ir desgranando las cuestiones a los especialistas  en un formato ágil que fue desde la realidad de la aplicación clínica de la Asenapina 365 días después... hasta el "Infradiagnóstico vs sobrediagnóstico del Trastorno Bipolar frente a otras patologías"
La mitad sin diagnosticar
Los expertos son conscientes de que muchos pacientes bipolares no están diagnosticados –se calcula que casi el 50 por ciento- "Además, muchos de los tratados como tal no lo son y una gran parte de los pacientes depresivos son biolares tipo 2. Es vital conseguir un diagnóstico precoz para que la enfermedad evolucione favorablemente", explicó Bousoño. Y es que, según se puso de manifiesto en el Simposium de Bilbao, el trastorno bipolar puede sufrir hasta un retraso de 10 años en su diagnóstico.
En esta misma línea, José M. Olivares, especialista de área de Psiquiatría del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo reconoció que hace 20 años era más fácil que se diagnosticara una esquizofrenia que un trastorno bipolar, pero consideró que también en la bipolaridad hay "pacientes distintos por lo que se debe tender a uniformizar ni los perfiles ni los tratamientos". Sin embargo, los expertos reconocieron, que el 16 por ciento de los pacientes depresivos son también bipolares.
Este trastorno, que afecta tanto a hombres como a mujeres, se desarrolla entre los 20 y los 30 años de edad. Su origen es genético, aunque esto solo supone tener una predisposición a sufrirla. Las causas ambientales, entre ellas las drogas o el estrés, aumentan las posibilidades de que la persona desarrolle la patología.

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